Periodista, locutor e influencer a tiempo completo. El joven de 34 años consolidó su carrera en las redes sociales años atrás y, aunque confiesa que pasa muchas horas en el celular, aprendió a disfrutar más del presente y permitirse la libertad de "desconectarse" en ocasiones.
Lizardo Ponce es el protagonista de la tapa digital de la semana, quien posó ante la lente de GENTE con espontaneidad, frescura y carisma innatos. Desde las exclusivas playas de Punta del Este, el cordobés habla a corazón abierto no sólo de su carrera, sino también de su íntimo presente que mantiene a resguardo.
En la actualidad está al aire todos los días de 11 a 14 horas en Rumis, el programa de streaming de La Casa que comparte además con Juariu, Cachete Sierra, Leandro Saifir, Carola Gil y Sol Pérez, quienes, más que compañeros, son sus amigos.
"Esta propuesta de Rumis me agarró en el momento justo. Tenía muchas ganas de volver, pero quería hacerlo con algún proyecto que me acercara un poco más a la gente, más allá de mostrarme en mis redes sociales. Es un programa con un ambiente mucho más relajado, y al trabajar con amigos todo resulta mucho más fácil... porque además de compañeros, tengo amigos en el programa", confiesa el cordobés.
El influencer recuerda que desde el primer momento en que le presentaron la idea del programa, le gustó. "La verdad que estoy muy feliz, porque era todo un desafío para mí. Durante el último tiempo tuve muchas propuestas para hacer streaming, pero nunca pude hacerlo porque estaba viajando mucho, o tenía otros compromisos vinculados a mis redes sociales, entonces no podía cumplir un horario fijo en un proyecto", cuenta.
"Tuve momentos de mucha exposición en los últimos años y después bajé un poco ese lado tan mediático. Necesitaba calmar un poco mi cabeza y acomodarme un poco en mi vida. Por eso decidí viajar, para así encontrar el equilibrio que necesitaba", reconoce.
La vida personal a resguardo y el sueño latente de convertirse en papá
-En tus redes sociales mostrás bastante de tu cotidianidad, pero con tu vida privada no es tan así... ¿tenés un límite cuando se trata de lo personal?
-La verdad que en el programa siempre cuento mis experiencias y mis anécdotas, pero tratando de no exponer a nadie que no forme parte del medio... Soy cuidadoso en eso porque también entiendo que las repercusiones en los otros no son las mismas que para mí. Pero es algo que tiene que ver más conmigo que con los demás... realmente tengo una vida muy tranquila (risas), con amigos, con mi familia. ¡Es lo que se ve!
-No hablás mucho de tu vida amorosa... si estás o no en pareja. ¿Es algo que preferís que no se sepa?
-No, cerooo... Yo lo cuento sin problemas. Hace un tiempo estoy conociendo a alguien, estoy acompañado. Estoy muy contento y estoy muy bien. Es alguien que me acompaña, me cuida y lo hacemos mutuamente. Pero creo que lo podría compartir un poco más cuando pase más tiempo, y cuando la persona que tengo al lado se pueda adaptar a todo lo que son las redes sociales y a la exposición.
-O sea, ¿es alguien que no pertenece al medio?
-(Risas) Digamos que encontré un compañero de vida que hace que mis días sean mejores. Pero estoy muy contento porque estuve en pareja hace cinco años, después estuve mucho tiempo soltero, y ahora me estoy reencontrando con esta experiencia de estar con alguien.
-¿Cómo sos cuando estás en pareja?
-Mirá, cuando estoy en pareja trato de ser lo más compañero posible. Me preocupo mucho por la persona que tengo al lado y soy muy fiel, muy leal. Trato de ser lo más atento posible. Obviamente, todo va paso a paso y conocer a una persona es eso, vivir a pleno el día a día.
-Sé que es pronto, porque decís que se están conociendo, pero ¿en algún momento te planteaste la idea de formar una familia o ser papá?
-Sí, claramente que sí. No ahora, pero en unos años me encantaría. Siento que uno de mis grandes sueños es ser papá. Me encantaría poder sumar un integrante más a mi familia, que comparta con mis sobrinos y con todos. Uno que venga de mi parte (risas).
-¿Esto dependería si estás en pareja o no?
-No, en lo absoluto. No sería una condición el estar en pareja. Es un proyecto que si se da en pareja estaría genial, pero si estoy soltero en ese momento de igual forma me gustaría ser papá.
La familia y la libertad de ser, como pilar
-Hace más de 10 años viajaste desde Córdoba para instalarte en Buenos Aires... Si hoy mirás atrás, ¿qué le dirías a ese joven que llegó con su valija cargada de sueños?
-Le diría que se prepare porque no es fácil (risas). Que trate de disfrutar el camino, porque para mí fue un recorrido de bastante esfuerzo y que me costó mucho, la verdad. Y que se prepare, porque uno llega con muchas expectativas y cree que siempre va a estar todo bien, pero bueno, por momentos no es tan así.
-¿Qué fue lo más difícil para vos?
-Me costó alejarme de mi provincia, de mi familia... Me costó instalarme acá en Buenos Aires. Pero llegó un momento en el que empecé a focalizarme en todo eso que tenía ganas de hacer y a aprovechar al máximo cada oportunidad. Al principio todo fue muy lindo, pero después viví algunos momentos que fueron más difíciles.
-¿En algún momento pensaste en regresar a tu casa?
-No, porque siempre tuve la certeza de que estaba haciendo lo que me gustaba y que siempre actué de buena fe en cada trabajo en el que estuve. Me considero un privilegiado de poder trabajar de lo que me gusta e incluso poder ayudar a mi familia económicamente estando acá, así que nunca me replanteé el volver a Córdoba. Lo que sí hago es volver cada vez que puedo.
-¿Cada cuánto ves a tu familia?
-Lo hago cada vez que puedo, ya sea un día, dos días, o un fin de semana, lo que sea, pero siempre trato de volver. Tengo una conexión muy grande con mi familia, con mis sobrinos, y es un lugar donde siempre recargo mis energías. Volver para mí siempre es un mimo al alma.
-También sos privilegiado de tener tanta confianza con tus padres... no todos tienen la suerte de hablar con libertad en casa sobre su sexualidad...
-Sí, me siento privilegiado de haber podido compartirlo con mi familia. Y en realidad no lo conté como una obligación, simplemente me pareció justo contarles el motivo por el que tantos años de mi vida tuve tantos enojos y tantos momentos que ellos no entendían. Fue más como un desahogo y la necesidad de darme a conocer tal cual soy.
Lamentablemente sigue siendo una tendencia esto de que si sos gay tenés que hablar con tus papás y contarles, y de cierta forma explicar qué es lo que te está pasando cuando es algo tan simple como que que te gustan las personas de tu mismo género. Hoy en día me parece que es algo que no tendría ni que explicarse, ni contarse, pero en mi caso lo viví de una forma muy compleja.
-¿Compleja en qué sentido?
-Tuve mucha terapia en un momento de mi adolescencia, porque jamás pensé en tener la vida que tengo hoy hablando desde este punto. No era una opción para mí poder estar con un hombre, poder enamorarme de un hombre, poder presentarle un hombre a mi familia, tampoco...
Hablar con tanta libertad como hablo ahora en esta nota o en mis redes, o en mi programa, en donde sea de mi sexualidad. Y por suerte, en su momento tuve el acompañamiento terapéutico, donde entendí que no le estaba haciendo daño a nadie más que a mí mismo, así que decidí contarle a mis papás en sesión.
-¿Qué es lo que más recordás de esa charla?
-Fue una hora de terapia, pero los 50 minutos hablamos de cualquier cosa, peleamos por cualquier tema... Nada tenía sentido (risas). Y recuerdo que mi psicóloga les dijo: "Lizardo tiene que contarles algo". Entonces les dije que me gustan otras cosas, por lo que se quedaron medio confundidos... hasta que les dije que era gay y que me gustaban los hombres.
-¿Cuál fue la reflexión que te dejaron ellos ese día al tomarlo con tanta naturalidad?
-Siempre recuerdo una frase que me dijo mi papá, y es que no era un tema. Que no tenía por qué significar algo en los demás lo que yo hiciera en mi intimidad y mis gustos. Y que si para alguien eso significaba algo era porque esa persona no tenía que estar en mi vida. Me dijo que no me gastara en tener que convencer a nadie y que lo que yo estaba haciendo estaba bien. Y por suerte me quedé con esas palabras de mi papá y así me manejé siempre gracias a eso.
-¿Cómo es tu vínculo actual con tus papás?
-Somos muy unidos y yo los amo profundamente. Gracias a ellos, hoy puedo cumplir un montón de objetivos. Fueron las primeras personas que apostaron en mí, en mi trabajo, en lo que yo quería hacer. Ellos fueron los primeros que apostaron para que yo pueda estudiar.
Hice periodismo y locución en una facultad que ellos me pagaron y fueron los primeros que apostaron en mí cuando decidí venirme a Buenos Aires. Me ayudaron económicamente los primeros años. Siempre me cuidaron a la distancia. Tenemos un vínculo muy lindo en el que aprendimos a estar juntos a la distancia.
-También tenés una conexión especial con tu sobrino Santino...
-Sí, tengo cuatro sobrinos que los adoro con locura. Santino, Martina, Magnolia y Juan Cruz. Obviamente, Santino tiene un toque muy especial porque fue el primero que me llamó tío. Con él descubrí un amor muy especial y muy mágico. Lo veo crecer un poco a distancia, pero tenemos una unión muy especial. Es muy lindo verlo crecer y acompañarlo. Santino tiene una luz muy especial que contagia a toda la familia y nos hace muy felices a todos.
El límite de lo virtual y lo real en la vida de Lizardo Ponce
-¿Hay algún tema que preferís no hablar en tus redes?
-No, pero siempre trato de hablar cuando siento que tengo algo para decir. Algo que pueda sumar. Hay temas y cuestiones que no los abordo porque siento que no tengo un pensamiento claro o nada para decir... Así que trato de manejarlo de esa manera. Estando tres horas en el programa, a veces lo que tengo para decir lo hago ahí mucho más que en mis redes.
-Una vez contaste que experimentaste ansiedad por el hate que en su momento recibiste en redes... ¿Aún vivís estos episodios?
-En este último tiempo, por suerte no. Sí lo viví en su momento y fue muy duro. En su momento fui diagnosticado con el trastorno de la ansiedad. Tuve que estar medicado por mucho tiempo. Incluso, sigo con alguna medicación en este momento. Estoy acompañado por un psicólogo y por un psiquiatra. Más que nada por la ansiedad que generaron esos comentarios de redes sociales y el ataque constante por determinadas cuestiones de mi vida o de mi persona. Me costó mucho poder hacer foco en otras cosas y no darle tanto lugar a eso.
-¿En qué te apoyabas esos días?
-Por suerte tuve el apoyo de mi psicólogo, mi psiquiatra, mis amigos, mi familia... pero si hay algo que me dejaba tranquilo siempre era que me acostaba con la cabeza tranquila sabiendo que soy una buena persona. Que más allá de la opinión que el resto tenga de mí, yo sé muy bien quién soy, qué cosas hago, y la forma en la que me manejo en la vida.
-¿Pensaste en abandonar el mundo de las redes?
-La verdad que no... En ese tiempo tuve la oportunidad de viajar y bajar un poco esa sensación. Pude cuidarme un poco más. Capaz en otros momentos de mi vida me mostraba un poco más y me exponía mucho. A raíz de eso, empecé a resguardar un poco más mi privacidad. Me sirvió mucho poder viajar y desconectar un poco, pero también aprendí a no tomarme todo personal. Lamentablemente es algo que está pasando y ojalá que en algún momento cambie.
-¿Cuántas horas del día pasás en Instagram?
-La verdad que antes lo usaba muchísimo más, ahora trato de desconectar un poco. A ver... lo uso bastante, dos horas y media tal vez pasaré en Instagram. No me quiero justificar por el tiempo que lo uso (risas), pero realmente antes era mucho más. Ahora es mi herramienta de trabajo. Ya no tengo el afán de publicar todo inmediato como antes. Y en las noches evito usarlo porque después me cuesta dormir. Estoy encontrando ese equilibrio para poder descansar mejor (risas).
Fotos: Fabián Uset.