Luli Sulichín se convirtió en la primera argentina en llegar a la Luna. Es que la artista visual conceptual envió una de sus obras para que formen parte del Museo Lunaprise (Lunaprise Moon Museum), que representa una iniciativa cultural por medio de la cual se envió una cápsula del tiempo indestructible con contenido curado de NFTs y archivos digitales. Esta pieza, junto a la de otros 220 artistas, viajó en el cohete SpaceX Falcon 9 desde Cabo Cañaveral el 15 de febrero.
Si bien se planea que estas obras permanezcan en bóvedas a lo largo de mil millones de años, muy pronto los interesados van a poder acceder a cada una de ellas por medio del metaverso. Se trata de una extensión digital, una especie de duplicado, que quedará en la Tierra para que los artistas internacionales puedan magnificar la llegada de su trabajo a todos los rincones del planeta.
“Mi amor por el arte viene de un amor por las ficciones, que al fin y al cabo terminan siendo lo más humano que tenemos. Aprender y conectar mediante cuentos, ya sean vía la música, el arte, el cine o la literatura. El arte es lo que nos hace humanos”, afirma en diálogo con Revista GENTE.
Y agrega: “Como artista conceptual me engancho más con las ideas que con el desarrollo técnico, por eso mi trabajo es tan versátil. A veces la idea que me interesa dialogar se desarrolla mediante una instalación, a veces lleva forma de fotografía intervenida, una performance y otras es un cuadro. Al mundo del arte, les gusta encasillar a los artistas, y al mundo le gusta encasillar a la mujer. Yo quiero romper con todo eso. Hacer arte es ser libre”.
-¿Qué se siente ser la única artista argentina en embarcarse en esta odisea vinculada a la Luna?
-Más que enfocarme en ser la única artista argentina en llevar su arte a la superficie de la Luna, me conmueve la sensación de universalidad de este proyecto. La Luna es de todos, y a todos nos moviliza mirar hacia arriba. Saber que hay arte enfocada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, arte con mensajes positivos y alentadores para la posteridad me resulta muy hermoso.
-¿De qué forma accediste a esta posibilidad?
-Hace tiempo que me interesa la intersección entre el arte y la tecnología. Indagar en estos temas, ya sea a través del arte o como líder de pensamiento en conferencias sobre tecnologías innovadoras es una pasión para mi. Cuando Scott Spiegel, uno de los fundadores de BitBasel, me invitó a participar de este proyecto, cuando me invitó a La Luna, por más loco que sonara, simplemente dije ‘dale, vamos!’.
-¿El público puede acceder desde la Tierra a tu obra y la del resto de los artistas?
-Si, están desarrollando un museo en el Metaverso para que la gente de todo el mundo pueda recorrer de manera virtual la colección del Museo y conocer a todos los artistas involucrados en esta misión. También va a haber una copia de la cápsula del museo Lunaprise en una de las instituciones más prestigiosas en arte y ciencia de Estados Unidos, pero todavía no podemos dar más detalles de eso.
-¿Alguna vez pensaste o fantaseaste con que tu trabajo llegue a un lugar como ese?
-Honestamente no puedo decir que fue un sueño, porque es algo tan, pero tan raro que nunca se me hubiese ocurrido soñar. Lo que más me gusta de este logro es que reivindica mi creencia en la importancia de la curiosidad para un artista. Mientras otra gente estaba rechazando con indiferencia al arte digital y a la tecnología blockchain, yo estaba estudiando, investigando y vinculándome con otros curiosos soñadores de nuevas fronteras.
-¿Qué es lo que quisiste representar con la pieza que se trasladó hasta la Luna?
-La consigna fue crear obra relacionada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. A mi me moviliza mucho las temáticas de educación, igualdad de género y tecnología. Cuando me invitaron a participar de esta misión lo primero que hice fue pensar fue ‘la voy a mandar a mi abuela’.
-¿Cómo es ella?
-Una mujer que rompe estereotipos de género, que valora la importancia de la educación a lo largo de toda la vida y que descubrió que mediante la tecnología y la virtualidad puede crear vínculos auténticos de conexión humana. A los 84 años mi abuela Perla es gamer digital de jugadores múltiples. La obra que envié a la Luna se llama Digital Octogenarian y es un homenaje a ella y a todas las mujeres como ella.
-¿En que formato es la obra?
-La obra es digital y está compuesta de tres capas superpuestas. Tiene una capa fotográfica, y una capa translucida compuesta por una mezcla de todos los retratos que yo le tomé a ella, creada mediante inteligencia artificial. Finalmente tiene una capa de texto que dice “Octogenarian Digital Multi Player Gamer”. La obra está grabada con láser sobre las planchas de Nanofiche del Museo Lunaprise y está certificada con tecnología blockchain.
-¿Qué sentís que aporta tu trabajo a este museo?
-¡Esperanza! La esperanza de que pronto cuando alguien diga ‘pensa en un gamer’ nos demos cuenta que un gamer no es solamente un adolescente varón de 13 años, sino también una señora Latina de 84. Ayudar a cambiar estos estereotipos desde la Luna. Como artista, y como mamá de dos hijas generar conversaciones sobre estas temáticas tan importantes es todo lo que puedo pedir.
Agradecemos a Charly Ronco, PR