Transcurrió menos de una semana de su eliminación, pero sigue shockeada por lo vivido dentro como fuera de la casa de Gran Hermano. Florencia Cabrera (34) siente que logró su cometido: instalar en agenda un tema que siempre puja por tener un espacio en los grandes medios como la temática body positive. “Soy una persona que tiene empatía por los otros”, confiesa.
Toda una vida buscando oportunidades, hasta que llegaron sus dos grandes sueños… y tuvo que elegir. “En septiembre me ofrecen ir como modelo a China por cuatro meses. ¡Estaba como loca! En el ínterin, me confirman que quedé en el casting de Gran hermano. Fue tremendo tomar la decisión. Yo me presenté muchas veces y nunca me llamaron. En esta no me tenía confianza”, cuenta a Revista GENTE.
“Toda la vida fui curvy y siempre quise ser modelo. En las agencias no aceptaban el tipo de cuerpo que tengo yo. Mi carrera fue una frustración. Hasta los 21 años intenté ser modelo, pasé por todo tipo de trastornos alimenticios e inseguridades para poder lograrlo”, relata al recordar el periplo por el que tuvo que atravesar con el objetivo de simplemente trabajar de lo que soñaba.
“En el mundo del modelaje hay varios perfiles de modelos. Yo mido 1,73 y mi altura no va para un desfile. Primer descarte. Para una campaña publicitaria tenes que bajar de peso porque la cámara, o lo que sea. ¡Descartado! ¿Una produ con lencería? ¡No! Tenés que tener un cuerpo hegemónico”, dice sobre todos esos “no” que recibió en sus inicios.
Se define como una persona “fuerte”, aunque comprobó adentro de la casa “que no lo era” y ahora se enfoca en seguir potenciándose. “Me frustro, lloro, paso por todos los estados y lo doy todo. Puse locales, me fundí… me pasó de todo. Me caía y me levantaba. A llorar, pero hay que seguir trabajando”, añade.
“Un día me pregunté cuánto voy a vivir. Realmente mañana no estás más y vos pasaste la vida haciéndote mierda la cabeza encerrada, llorando, sin usar la ropa que querías, taparte el cuerpo por vergüenza o ponerte cosas holgadas para que un boludo no te pregunte si estás embarazada. Me pasaba en mi adolescencia, y me sigue pasando", completa.
Lamentablemente su historia no es la única. Miles de jóvenes, a pesar de los cambios de paradigma de la sociedad actual, siguen sufriendo el impacto de la mirada ajena. Transitar el camino de la aceptación, en muchos casos, se volvió como andar en una calle sin salida. Pero el correlato aquí es la voluntad de no doblegarse.
-¿De qué forma te acompañó tu familia?
-Los padres quieren que los hijos sean felices, y apoyan cada cosa que uno quiera. Eso me pasó y me pasa con ellos. Obviamente no les gustaba verme frustrada por no llegar a los objetivos que me proponía, pero siempre me alentaron a seguir adelante e insistir por mis sueños. La contención fue fundamental.
-Debido a todo ese sufrimiento, ¿viviste alguna situación límite o algún mal pensamiento?
-No. La realidad es que siempre hice un trabajo interno para tratar de estar bien, aunque hay cosas que me afectaron mucho en la autoestima.
-¿Cuándo hiciste el clic para salir de esa especie de “pozo”?
-Cuando tenía 28 años me sacaron unos quistes por una endometriosis. Yo pensé que tenía cáncer. En ese momento seguía insegura de mi cuerpo. Me caí anímicamente. Después de la operación hubo un quiebre en mi vida. El famoso “hoy estamos y mañana no”. Fue allí cuando decidí decirle basta al odio hacia mi persona. Me separé de la pareja que tenía en ese momento y empecé un proceso en el que volví a conocerme, quedándome sola un montón de tiempo.
-¿Y cómo terminaste debutando como modelo?
-Yo trabajaba para diferentes marcas generando el contenido. Por ejemplo, me encargaba de las producciones de foto-producto… hasta que un día me dijeron por qué no me ponía en las fotos. De entrada me negué rotundamente. No me sentía ni linda, ni atractiva. Nada. No estaba segura. Tenía que romper una barrera personal. Pero me convencieron: me ofrecí a posar describiendo las prendas en video desde la colorimetría hasta las recomendaciones de género. Apenas publicaron el material, se agotaron los productos y me consagré como representante de marca.
-¿Tenes una referente?
-Ashley Graham, una modelo internacional referente en la cuestión curvy. Es increíble lo que hace. Es una de las primeras representantes de primeras marcas.
“Todas tenemos derecho a vestirnos con algo sexy”
-Vas a un local y queres comprar ropa: ¿realmente cambiaron las cosas?
-No tanto como deseo. Hoy hay pibas que no se ponen un short o una malla en la playa. Me pasó a mi. Llegó un momento en el que tuve que cortar con todo eso. ‘¿Hasta cuándo no me voy a valorar?’, fue la pregunta que me hice y es la que propongo que se hagan todos.
-Más allá de tu mensaje, también pones tu granito de arena con tu marca de indumentaria oversize.
-Por suerte sí. Inicialmente era una marca masculina, pero cuando se empezó a usar la ropa oversize muchas mujeres empezaron a comprar y la transformé en unisex. Hoy el rubro textil cambió un montón y hay marcas que cumplen con una determinada cantidad de talles… pero sigue siendo difícil. Un top, un jean canchero, una camisa… ¡Qué difícil encontrar! Fue ahí cuando empecé a armar mis propias prendas. El top con el que ingresé a la casa lo confeccioné yo: es literalmente una tela que doble y con la que me agarré las lolas. A mi me gusta la ropa sexy.
-En redes te apodaron Curvyneta, ¿te sentís cómoda con eso?
-Me hace reír… es algo que no te podes imaginar. Hay uno muy chistoso que dice “al que no le gusta que vaya a hacer terapia”, parafraseando una frase que dije en el casting. Después están los hates, obvio.
-¿Un mensaje para las chicas que pasan por lo que atravesaste vos?
-Cuando tuve ese punto de quiebre dije “basta de hacerme sufrir”. Que cada uno siga su camino, que haga lo que le hace feliz. Los de afuera son de palo. Hay chicas que me escriben y me dicen que no quieren mostrar sus piernas… ¿Qué sentido tiene vivir así? Esos planteos no van más. Me da orgullo haber salido de la casa y que muchas chicas se hayan sentido interpeladas por ese mensaje. Ya gane.
El paso de Florencia Cabrera por la casa de Gran Hermano
La ex participante, que recién este jueves “rompió” el aislamiento post salida y se encontró con personas ajenas al entorno de Telefe, afirma: “Cuando ingresé me propuse disfrutar la casa, pero estuve angustiada. Entré con la bandera de que en la televisión no hay cuerpos hegemónicos. Les quise decir a todos ‘basta de frustrarte’ y ‘tenes que salir adelante con el cuerpo que sea’. Yo sabía que iban a aparecer los haters”.
-Tuviste un fuerte embate de tus compañeros.
-La convivencia me costó bastante porque no me hallaba. Una de las pibas me dijo que no me podía escuchar respirar. Fue fuertísimo, sentí un rechazo horrible. En un momento pensé en abandonar el juego, pero la producción te cuida y contiene un montón. Tuve una charla extensa en donde me convencieron que me había ganado ese lugar y que tenía que disfrutar el proceso. Ahí me cambió el chip.
-¿Sentís que cumpliste el propósito con el que llegaste?
-Cuando salí me sentía muy frustrada, pero me encontré con mi mamá y me dijo: “Si vos querías transmitir el mensaje de que hay que aceptarse como uno es, lo lograste. No sabes la cantidad de nenas y mamás que te siguen diciendo que al fin se mostraba diversidad corporal en la televisión”.
-Cuando pase toda la ebullición post reality, ¿cuál es el nuevo sueño para tu vida profesional?
-Estoy estudiando locución y oratoria. Uno de mis principales sueños era representar la diversidad corporal en la televisión: me encantaría tener un programa de viaje para recorrer y mostrar el mundo. Ya algo de eso, a menor escala, estoy haciendo en TikTok recorriendo bares porteños. Me divierte mucho.
Fotos y video: Cande Petech.
Retoque digital: Darío Alvarellos.