Martín Bossi llega al estudio de Editorial Atlántida con una energía arrolladora. No tiene problemas al momento de vestirse con los trajes que le preparó la estilista y se entrega por completo una vez que la cámara se enciende.
Se ríe, da vueltas en el piso, salta y hace poses arriesgadas sin miedo a quedar en ridículo. Cuando finaliza le dice un chiste al equipo que lo acompañó durante varias horas para llevar a cabo la producción fotográfica de la tapa de revista GENTE. En ese momento logra lo que busca hace más de dos décadas: hace reír a la gente.
Lo cierto es que se encuentra al frente de Bossi live comedy en una temporada teatral en Mar del Plata que no para de darle alegrías. Sus días en "La Feliz" son intensos y giran por completo en torno a su show. "Me levanto, desayuno, voy a trotar, voy al gimnasio y entreno. Todo mi día está pensado en prepararme para dos horas de adrenalina y locura", explica motivado.
Además se define como "extremadamente disciplinado". En el escenario actúa, canta, imita y toca varios instrumentos. "A mis 49 años sigo tomando clases de todo. No hago nada de taquito. Me cuesta todo mucho", asegura a pesar de sus 22 años en escena.
Al momento de ponerse serio, el artista, porque decirle humorista le queda corto, se planta desde otro lugar. Se anima a ir a las profundidades de su vida y analiza el presente con un lente impecable. "No sé si estoy muy de acuerdo con este mundo", suelta con honestidad brutal.
Martín Bossi vuelve a ser un éxito teatral en Mar del Plata
—¿Cómo arrancaste esta temporada en Mar del Plata?
—La verdad es extraño... Arrancamos muy bien. La venta está explotando. Estamos duplicando la venta de 2022. Casi estamos en un récord como en el año 2014. Es una locura de gente, pero tiene varias explicaciones. Primero los precios cuidados de las entradas, están entre 10 mil y 12 mil pesos. También en tiempo de guerra, crisis y angustia la gente elige la comedia. El espectáculo que estamos haciendo en un mundo feliz no tendría ningún tipo de sentido. Es un show hecho para este momento del mundo y del país.
—¿Qué lo hace tan especial para este momento?
—Estamos en un momento muy antipático. Hay guerras, crisis culturales y una pérdida de valores constante. El objetivo de este show es unir a las familias y no enfrentarnos por dos horas. La propuesta es dejar el odio de lado. Estoy contento con este espectáculo porque está viniendo muchísima gente...
—Más allá del contexto mundial, sos un artista con una gran carrera y la gente te va a ver por eso
—Y... Hace 22 años que empecé. Igual, a mí me cuesta mucho aceptar el paso del tiempo. Para mí soy un pibito que recién salió y que es la novedad. Mi vista hacia la ventana de Mar del Plata es la misma que hace dos décadas. Sigo mirando el mundo con ojos adolescentes, de hambre y ganas de ir a correr por todos lados. No cambié en nada. Sólo cambió lo que ve la gente de mí que ya soy un señor. No ando con un espejo todo el tiempo mirándome y es por eso que me cuesta aceptar el paso del tiempo.
—Y también en este tiempo te ganaste el amor del público
—Sabés que en años de redes debo haber tenido 10 personas que me escribieron cosas feas. A tres de ellos les contesté con mucho amor y actualmente sigo en contacto con ellos. Yo tengo la teoría de que el hater necesita mucho amor. Entonces, cuando me odian yo los invito al teatro o les digo que nos juntemos a charlarlo. Ahí la gente afloja, ¿podés creer?
—Por suerte el hate es lo que menos recibís
—Creo que el patrimonio más lindo que me dio esta carrera es el respeto de la prensa. Siempre han sido muy amables conmigo. De hecho, revista GENTE me ha cuidado mucho y yo los quiero. Es una relación de toda la vida porque yo entraba a mi casa y habia una revista GENTE.
—¿Eras lector de la revista?
—No la leía porque lo que realmente me gustaba era mirarla. La agarraba, pasaba las hojas y me quedaba mirando las fotos. En mi casa actual tengo guardadas tapas importantes como cuando murió Olmedo, el levantamiento de La Tablada, la asunción de Alfonsín. Mi papá compraba esta revista.
—Y ahora vos sos la tapa...
—Sí, es rarísimo pero es lo que fue pasando. Me encontré en lugares re locos que nunca había soñado. Más allá de las tapas y de los medios, el amor que recibo de la gente es una responsabilidad tan grande. Hay que estar a la altura de tanto amor.
—¿Qué sería estar a la altura del amor del público?
—Me parece que la mejor manera es no traicionarme. Lo que busco es que mis espectadores encuentren en mí un lugar de descanso, de análisis y de resistencia. Me refiero resistirse a un mundo que está transformando todo a un lugar muy angustiante. Yo soy un hombre que resiste en manada. Estamos creando consciencia para aferrarnos a lo que nos hacía bien y que no nos impongan lo que nos hace mal para hacer negocios. Me parece que la gente cuando se va del espectáculo se va estimulada. Después en la calle también hay que estar a la altura. Yo si tengo que parar a abrazar a alguien lo hago. Yo soy un tipo de barrio y eso no cambió.
Con 22 años de carrera, analiza los medios y el tratamiento de las noticias
—Hablás de un mundo que avanza hostil, ¿dónde te refugiás?
—En el arte. Es increíble la diferencia que hay entre lo que se dice de mi carrera en los medios, aunque en este momento estemos teniendo una charla profunda, a lo que pasa en el teatro. Me refiero a que si buscás las últimas noticias mías que circulan está que si Mirtha no fue a ver a Martín, pero fue a ver al Circo o si Sofi Martínez se enojó con una pregunta de Bossi... Es todo muy superficial y no tiene nada que ver con lo que pasa en el escenario. Hay una análisis superficial de las carreras y nadie pondera el talento, el trabajo y el buen mensaje. Se hace hincapié en pavadas así sea un buen artista querido por la prensa. Es muy hostil todo. Está difícil.
—Más allá de todas esas noticias, nunca caíste en el juego mediático.
—Me corrí durante mucho tiempo de esas cosas... El tema es que no te piden permiso. Utilizan tu nombre para crear historias. Te genera una sensación de que no alcanza que estés en un teatro que haga reír. Toman tu nombre y dicen que me vieron, ponele, drogándome en un velero. Si yo salgo y digo que es mentira a nadie le importa. La verdad no importa. Imaginate que hace un tiempo me dieron por muerto. Mirá a lo que llegaron. El título era una trampa y me empezó a llamar mi familia porque pensaron que estaba muerto. Es muy fuerte. A veces me tengo que googlear para ver si me morí o si tengo que decir que no estoy de novio con Patricia Bullrich.
—¿Sos de googlearte?
—No, pero antes de hacer una nota veo qué se está diciendo de mí. Lo que pasa es que mi vida real no tiene nada que ver con la ficcion. Es una locura. Muchas veces son historias ridículas. Es un momento de desesperación donde hay que vender y vender amarillismo. Yo igual entiendo que estamos todos trabajando. A mí me da vergüenza estar en portales por si Mirtha Legrand viene a mi espectáculo o al de Fátima.
—Más allá de las noticias, ¿te toca el ego si Mirtha va primero a ver otro show antes que el tuyo?
—Sería tremendo si me tocara íntimamente. No podría ser el artista que soy. Estoy más allá de esas cuestiones. A mí no me importa nada. Soy un artista de la vieja guardia... A veces tengo charlas imaginarias con gente como Maradona, Gardel, José Marrone. Hay pocos que mantengan la línea de bien y de la argentinidad.
—¿Qué personajes que estén vivos te generan esos?
—Graciela Borges es para mí una mujer de consulta continua. Es una artista que ha quedado colgada en este mundo siendo testigo de esta decadencia. No tengo la posibilidad de hablar con Fito Páez o Andrés Calamaro que me calmarían un poco la locura de este mundo.
—¿Qué charlarías con ellos?
—Les preguntaría qué está pasando. Me encantaría charlar con ellos y con muchísimos más como Charly García. Por ejemplo, con Graciela ya no hablamos de nada. Nosotros estamos en silencio y nos reímos.
Martín Bossi reflexiona sobre el mundo actual y asegura: "No sé si quiero vivir más de 20 años"
—¿Estás con la movida actual? ¿Sos de ver Gran Hermano o los programas que están ahora en la tele?
—No, no tengo ni idea de que hay un Gran Hermano. No es de cool, eh. Lo digo con mucho respeto porque hay compañeros laburantes, pero no me interesa. No me aporta culturalmente. Ya no me puedo quemar más la cabeza de lo que me la quema estar en Instagram. Ya bastante estoy en redes sociales.
—¿Cómo es la relación con las redes sociales?
—La justa y necesaria. Igual, soy bastante esclavo de ellas. Me he transformado en un hombre mucho menos sabio, talentoso y entrenado por culpa de las redes sociales. Gasto mucho tiempo deslizando el dedito. Trato de no entrar en en el juego porque está claro que te perdés en él. Lamentablemente tengo los ojos muy abiertos.
—¿Por qué lamentablemente?
—Me encantaría ser un idiota. Viviría más tranquilo. No sé si estoy muy de acuerdo con este mundo. Me largaron a vivir, supuse que la cosa iba por un lado y quedé de garpe. Estoy en una fiesta en la que no entiendo cómo se baila o cómo se ama. Me quedé en un lugar solitario... Agradezco tener 49 y no 21 porque no quiero estar mucho más tiempo. No quiero seguir viendo esto. No quiero estar mucho más en esta fiesta.
—¿En serio?
—Sí, de verdad. Por lo único que me gustaría quedarme sería para estar un rato más en el escenario. No me interesa estar de la mano con una chica bonita en la playa o estar bailando en la tele. Sólo quiero estar un rato más para hacerle bien a la gente antes de que el mundo se caiga a pedazos.
—¿Sentís que va a explotar este mundo?
—Hay muchísimas guerras, estamos todos enfrentados, el cambio climático está pasando... No estoy siendo conspiranoico, estoy siendo real. Creo que estamos en la peor crisis de la humanidad.
Martín Bossi: de sus amores ocultos al amor por la familia elegida
—Decías que no sabes cómo amar, ¿siempre fuiste así o es la modernidad que plantea otros códigos en los vínculos?
—Las reglas en los amores modernos a mí me cuestan. Ahora hay que fingir un desinterés para no deserotizar. Si te mostrás interesado la otra personas piensa que querés todo. En el amor está pasando lo mismo que con el consumismo: es que lo que tengo no lo quiero. Entonces ahora tenés que actuar como que la otra persona no te interesa para que te de bola...
—Sos más old school para el amor...
—Y... Si ahora quiero conquistar a alguien no tengo que demostrar tanto interés de entrada para que no se asuste. Entonces, se arranca fingiendo. No digo que todo el mundo sea igual. Hay una gran locura a la hora de amar.
—¿Sos de esas personas que cuando se enamoran se rinden ante ese amor?
—Yo tengo una vida muy plena como para entregarle todo a una persona. Amo muchas cosas en el mundo. Soy poligámico en la vida: amo el tenis, el arte y salir a correr. También amo a mi hermana, a mi madre y a Dios. Tampoco quiero ser el amor de la vida de nadie porque es muy caro eso, eh.
—¿Es mucha responsabilidad?
—Si sos el amor de la vida de alguien está esa cosa de aferrarse... Eso de la media naranja no me va. Yo quiero al lado a una persona que esté completa con sí misma y después yo pueda acompañar. No quiero ser la totalidad de nadie ni que nadie sea mi totalidad.
—Hace poco decías en una entrevista que la familia tenía un lugar importante, pero no se ve en vos una búsqueda a la familia tradicional.
—La familia que yo consumo no es la de sangre aunque ame a mi mamá y a mi hermana. Yo armé una familia que son un montón de amigos, amigas y colegas míos. Graciela Borges, Federico Hoppe, Cecilia de Lanús... Esa gente, por decirte algunos, no son mis amigos: es la familia que armé.
—¿Te ponen presión las preguntas del hijo para cuándo o si te vas a casar?
—Nadie se atreve a presionar así porque puede pasarla mal. Esa persona corre el riesgo de que yo le de vuelta el espejo y lo haga mirarse a sí mismo. Si alguien me pregunta eso yo le puedo decir: 'Contame vos que tenes una familia con tres hijos y andás por las oscuridades mintiendo'. Hay tanta hipocresía y yo la veo. De todos modos, la gente respeta mucho la honestidad. Nadie me acusa de no tener hijos o de no sentar cabeza. Ya quedó viejo eso...
—Hace poco contabas en una entrevista que si fueras padre no nos enteraríamos, ¿te considerás hermético?
—¿Hermético? Hablo de mis planes a futuro, me planto todas las noches hace años frente a miles de personas y te cuento a vos lo que pienso de que me quiero morir en 20 años urgente... Elegí no mostrar ciertas cosas de mi vida porque no quiero hacer un show. He sido tan buen manipulador con los medios que en estos útimos 20 años de carrera estuve más de novio que soltero. Me preguntaron muchas veces si conocí el amor y yo estaba en pareja hacía cuatro años. Nunca van a saber. De hecho, no vas a saber en este momento si estoy de novio o no. Nunca van a saber si estoy casado o tengo hijos. Es hermoso. De hecho hace mucho años yo tenía una pareja que era la sobrina de un alto cargo de la revista GENTE. Nunca salió en ningún lado. Esa persona me cuidó mucho.
—¿Cómo haces para que nadie te vea con una pareja?
—Tengo una clave y es que el ser humano es muy fácil de manipular. Yo voy a los lugares y te paso en la cara con una mina. Voy a comer a todos lados... No me escondo. He tenido novias de años y nadie se enteró. Es un ilusionismo... El secreto es no meterse con gente famosa. Yo de esa miel no como más.
Del "palito" que no fue a Fátima Florez a un análisis sobre la actualidad argentina
—En las últimas semanas salió por todos lados el "palito" que le tirás a Fátima Florez por un comentario en tu show…
—Pensemos que Pepe Arias se vestía de Isabel Perón o Perciavalle se disfrazaba de Evita. O sea: el humor político es parte del humor. No es mi problema que se haya perdido el humor. Yo hago una ironía de algo que todos pensamos sobre Fátima: nadie se imaginó que Fátima Florez podía ser primera dama. Así tampoco nadie se podría imaginar si yo mañana soy el presidente de la NASA.
—Entonces, no hubo ninguna crítica maliciosa a Fátima
—Lo que planteo es que es una ironía pasar de Evita hace cuarenta años a Fátima Florez ahora y me pregunto qué es lo que pasó en el medio. Es lo que nos preguntamos todos. No estoy descalificándola ni como humorista ni como persona. Ella es una colega hermosa. Yo creía que ella estaba más cerca de ganarse un Premio Oscar que de ser primera dama.
—¿Compartirías escenario con Fátima?
—Compartiría escenario con Ricardo Darín, Nico Vázquez, Johnny Depp, el Mago sin dientes y con Fátima también. Lo haría con cualquier persona que me haga una propuesta buena. Si el mensaje es bueno y necesario para la gente, compartiría escena con todos.
—¿Te animarías a estar en pareja con alguna política en función?
—A mí no me seduce la política. Es raro que mi corazón me traicione y me enamore de algún político. Para enamorarse uno tiene que admirar a alguien y yo no admiro a los políticos. Igual, en el caso de Fátima ella se enamoró de un economista que se transformó en presidente. Ahí la salvo. Milei ahora está haciendo política, pero creo que ni ella se lo imaginaba. Me parece que en su caso se dio así.
—En cuatro años no te vamos a tener como primer damo...
—Salvo que me enamore de la Bullrich, eh... Igual, sería muy triste para mí. Yo creo que ningún actor debe ser lacayo del poder. Yo creo que el actor popular tiene que estar siempre en contra del poder. Yo siempre cuestioné a mis superiores porque yo estoy siempre del lado de la gente. Nunca me van a ver en esa situación.
—Me decís que el mundo está en emergencia, ¿te animás a hacer un pronóstico para el futuro del país?
—Yo estoy a la expectativa. Me gusta esperar a ver qué sucede. No puteo ni aplaudo. Yo creo que los presidentes son empleados del pueblo. El pueblo los contrata para que administren el país. Nosotros somos los jefes del presidente. Hablar de nuestro empleado, si todavía está funcionando, es medio pronto. Recién abrió el McDonald's y estoy viendo cómo atiende, cómo cocina y cómo limpia las mesas. Si no funciona, en cuatro años y cumpliendo su mandato, lo echaremos. Ojalá este empleado nuestro pueda cumplir nuestros deseos.
Cerca de sus 50 años, Martín Bossi habla sobre el paso del tiempo
—En pocos meses cumplís 50 años, ¿planeás una gran fiesta?
—No, esa pavada no la voy a hacer... Sabés las fiestas que hago en mi vida. No es tan transcendental. Ya bastante ego tengo que me vienen a ver al teatro, me hacen notas y me dicen cosas lindas... Yo en revista GENTE quiero salir por esto y no porque cumplí 50 años y se juntaron celebrities en mi cumple.
—¿Te irrita ese mundo?
—Para mí las celebrities es todo lo que está mal. Me dan mucho pudor... Yo hago mucho consumo irónico. Hay muchos personajes para reírse.
—¿Qué es lo que te causa gracia?
—El mundo feliz de las redes me mata. No entiendo cuánto dura el verano para esta gente que está en bola los doce meses... La apología del abdominal, el foto con el hijo... Me causan gracia y no les creo.
—Vos no entrás en esa del "mundo feliz"
—Yo amo la vida, soy un vividor serial...
—Martín, recién me dijiste que no querés vivir mucho más...
—Amo la vida, pero qué bueno que en 20 años me voy porque están todos re locos. Necesitamos amor y estamos despesperados... Es todo muy tremendo para mí.
Fotos: Chris Beliera
Video: Mailén Ascui
Estilismo: Marité Rizzo
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