Ricardo Piñeiro, exrepresentante de las modelos más emblemáticas de los años noventa, murió tras sufrir un ACV hemorrágico. Tenía 67 años.
Este domingo lluvioso, temprano por la mañana, se realizó el último adiós a sus restos en el Parque Memorial de Pilar. A las 11 estaba previsto que se realizara una emotiva misa. Y así fue. Asistieron exmodelos, amigos y colegas.
Andrea Frigerio, Mariana Arias, Teresa Calandra, Evelyn Schiedl, Teresita Garbesi, Ginette Reynal, Nequi Galotti, Paula Chaves, Lara Bernasconi y César Juricich fueron algunos de los que dijeron presentes en la ceremonia de despedida.
Fue su hermano quien tomó la posta de la organización del último adiós, que se realizó luego de la autopsia. Esto, según trascendió, trajo algunos problemasbya que al parecer no estuvo muy presente en el último tiempo.
"No quería saber nada con el entorno de Ricardo que hace 10 años que no lo veía. Los amigos que estuvieron hasta último momento con él querían participar. Evidentemente, alguien lo convenció y él accedió a que se haga esto", contó Andrea Taboada en DDM (América).
La fuerte historia de Ricardo Piñeiro: adicciones, depresión y cómo se reinventó tras perderlo todo
Su nombre, que surgió como la competencia directa de Pancho Dotto, significaba prestigio en el universo de la moda. A fines de siglo XX, las modelos más buscadas eran representadas por su agencia: Verónica Lozano, Paula Chaves, Andrea Frigerio y Mariana Arias, entre otras.
Pero su vida tomó un rumbo diferente cuando decidió pegar el volantazo y apostar a un nuevo estilo de vida. En 2011 fue el primer cimbronazo cuando perdió su base económica y se vio obligado a reinventarse. En este episodio, incluso, perdió "hasta el nombre".
“En un momento tuve una gran depresión, no sé si llamarlo una estafa, pero tuve muchos problemas y se tuvo que cerrar la empresa”, contó en Socios del espectáculo hace pocos meses.
“A veces delegar te sale caro. No puse el foco en la parte contable, que estaba a cargo de dos personas de mi máxima confianza. Ellos especularon con mi falta de atención a los números y un día no hubo plata para pagarle a nadie”, reveló en diálogo con ¡Hola! Argentina.
Es por eso que, en su proceso de sanación, se volcó a la fotografía, al camino espiritual y a la crianza de sus perros, sus grandes compañeros de vida. Además, es voluntario en la Iglesia de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón.
“Estoy comprometido con la causa. Tratamos de rescatar a la gente que está en situación de calle y la intención es que esa gente se inserte de nuevo en la sociedad y pueda tener un trabajo digno”, afirmó sobre sus tres años haciendo este tipo de tareas.
“Les servimos un plato de comida a cada uno, un postre, agua, se reza y se agradece que estamos comiendo”, afirmó.
Su pasión por la fotografía surgió como un hobbie hasta que conoció Gabriel Rocca, quien trabajaba en la agencia. El camino empezó ahí y siguió por muchos lugares inimaginables, al punto que sus obras están expuestas en varias muestras actuales.
Una de las más recordadas fue la que inauguró en julio del año pasado en Buenos Aires "Fuego Sagrado", en donde retrató puertas y edificios emblemáticos de la Ciudad.