Ana Paula Dutil relató su cruda lucha contra la depresión en el programa de streaming que hace junto a Julieta y Rosario Ortega, Andrea Rincón y Fernanda Cohen hacen Las pibas dicen: Las cosas que no salieron como querías.
Además de causar empatía y agradecimiento en muchos de sus seguidores, sorprendió conocer el apoyo clave de sus hijos menores, India y Bautista Ortega, quienes la acompañaron durante sus días más difíciles.
Ana Paula Dutil y el crudo relato de la ayuda que le dieron sus hijos
Ana Paula Dutil tiene cuatro hijos: India y Bautista, hijos también de Emanuel Ortega; y Teo y Noé, sus hijos más grandes de un primer matrimonio con Fernando Ranuschio.
"Cuando me mudé, después de vivir 10 años afuera, volver a Argentina fue fuerte para mis hijos, los dos más chicos, porque hicieron todo el colegio allá. Ellos, hasta ese momento, pensaban en inglés. Hablaban en español, pero pensaban en inglés. Escuchaba lo que le pasaba a ellos con encontrarse en la ciudad... las cajas sin abrir porque eran todos recuerdos", señaló.
"Bautista, que vivía conmigo en ese momento, se puso una alarma en el teléfono para llamarme cuando él no estaba cerca, para no olvidarse", expresó, conmovida por el rol que tuvieron sus hijos menores durante su depresión.
"Estuve mucho tiempo en la cama, de verdad. Yo tenía un nudo en el pelo, porque además no me bañaba. Me agarraron los dos, me llevaron al baño, me sentaron en el inodoro, me cortaron el nudo mientras yo lloraba", relató de una manera conmovedora.
Al mismo tiempo, contó que después de mucha terapia familiar entendió que su bienestar se transmitía directamente en Bautista e India. "Yo pedí disculpas después de un tiempo, cuando ya estaba bien. Que me vean bien, les hizo bien, pero les he pedido disculpas", remarcó.
Sin embargo, la respuesta fue aún más conmovedora que el hecho en sí: "Uno de ellos me dijo: 'todo bien lo que pasó, pasó, pero eso no se olvida nunca'. En un momento, uno de ellos me dijo: '¿cómo nos ibas a dejar?'".
"Yo creo que me salvó la familia, los amigos, los hijos, los afectos, el trabajo, el haber escuchado a los que me quieren, porque yo no hacía nada lo que me decían. Yo no hacía la tarea. La psiquiatra, además de la medicación, me decía que tenía que hacer ejercicio, caminar y salir de casa", destacó.
"Pensé que no había luz y sí, hay luz y se puede salir. Estoy feliz, más feliz que nunca. El otro día les decía que ahora veo el cielo, antes miraba para abajo. Veo los diferentes cielos que tiene Buenos Aires para ofrecer y hay que hacer caso: empezar a escuchar a los que te quieren porque salís. Es así, es verdad", dijo optimista sobre el presente y el futuro.