En los últimos días se conoció la noticia de que una de las parejas más sólidas de Hollywood, la del actor australiano Hugh Jackman y su esposa, la directora Deborra-Lee Furnes, le puso fin a su matrimonio de forma amistosa después de 27 años. Una especialista analiza el síndrome del nido vacío, uno de los grandes causantes de divorcios imprevistos en matrimonios estables.
El análisis surge luego del inesperado quiebre en la pareja del actor y la directora, ya que las publicaciones en las redes sociales del actor tampoco dejan entrever ninguna crisis. De hecho, sorprende la publicación en la que Jackman declara su amor por su todavía esposa.
Bajo ese marco, Lara Ferreiro, psicóloga y autora de 'Adicta a un gilipollas', menciona: "Con 30 años de matrimonio, el amor incondicional puede no ser suficiente por incompatibilidad de caracteres o por otras causas, como el Síndrome del jubilado o del nido vacío".
Y explica: "Hugh Jackman y Deborra-Lee se encontraban en la fase que los terapeutas de pareja llaman 'de amor incondicional'. Es el último estadio de la vida de pareja después del enamoramiento efervescente y los años de estabilidad, tranquilidad y comodidad, que es la fase de mayor conflicto, con peleas y crisis. Una vez superada, llega la del amor 'casi' invencible antes de la despedida final".
Aunque la realidad de cada pareja es personal e intransferible. Nadie sabe lo que pasa en la intimidad de un matrimonio. O, como se suele decir, "cada relación es un mundo único y desconocido".
Sin embargo, la terapeuta habla de la evolución dispar de cada miembro de la pareja: "Normalmente, cuando llevas treinta años de matrimonio, pueden darse distintas razones. Los hombres, por ejemplo, pueden estar con mujeres más jóvenes resultando en un problema de infidelidad. La llama del amor puede haberse apagado en todos esos años. Otra causa común es el Síndrome del nido vacío".
En qué consiste el síndrome del nido vacío
Usando de ejemplo a Jackman, de 54 años, y Deborra-Lee Furness, de 67, la especialista señala que ambos tienen dos hijos: Oscar, de 23 años, y Ava, de 18. Los herederos que ya trazan su camino prácticamente emancipado de sus padres.
Sobre esa línea, Ferreiro remarca: "Muchas veces, cuando los hijos no están en casa, es cuando la pareja se da cuenta de que ya no sienten lo mismo o que la relación cambió".
Es que los expertos sostienen que cada cambio vital puede ser un arma de doble filo para la vida de pareja. La salida de los hijos de la casa familiar es un claro caso, y la jubilación, otro. Existe también un Síndrome del jubilado: se da cuando la persona retirada siente que ya no comparte expectativas o planes.
"Hay un cambio de prioridades: los hijos ya no están, el entorno cambia y puede haber un redescubrimiento personal o puede suceder que aparezcan otras personas. Esto es bastante habitual", sostuvo la psicóloga.
El Síndrome del nido vacío, por su parte, tiene su propia dinámica: "Existe una primera fase de luna de miel, pero poco después puede aparecer la crisis de pareja porque puede ser que haya un desgaste en la relación o una diferencia en los sentimientos de cada uno. De alguna forma, ya no es lo mismo".
Y concluye: "Muchas parejas aguantan por los hijos, pero cuando empiezan a ser independientes, la relación de pareja se desmorona. En esa fase, muchas parejas se separan. Lo habitual, si no hay separación, es que se viva un duelo por los hijos que se fueron y que después haya una negociación de sus acuerdos de pareja y un posible reencuentro".