Faltan horas para que el Bailando 2023 debute en América TV (este lunes, a las 21:45). Con 30 parejas, jurado histórico (que tiene a Moria y su lengua karateca incluida) y la incorporación del streaming. En el palacio Duhau, Marcelo Tinelli abre su bitácora de vida. Sabe que la apuesta es grande, que la televisión no es la misma que en los 90 y que tiene más de 60 pero nada lo detiene: es un animal televisivo y sigue apostando al show y a un formato que le sentó tan bien hace 16 años que se convirtió en un clásico de la televisión argentina. Aunque no siempre es fácil mantenerse en el podio y él lo sabe más que nadie, admite que nunca se cansó del Bailando y que ahora, en su nuevo rol de gerente de programación de América, vuelve a creer en este programa que no solo entretiene sino que genera retroalimentación.
Marcelo tiene la noche del viernes ocupada: está viviendo su propia previa antes de volver al aire. Luce pelo blanco, aunque no tan blanco como le gustaría, y está vestido con un traje azul. Desde uno de los salones del hotel, el conductor que lleva 40 años de trayectoria y que atravesó generaciones enteras con sus programas viaja al pasado para recordar el momento en que perdió la timidez, habla de su presente, donde sus hijos y su primo El Tirri ocupan su diaria, e imagina un futuro que incluya una compañera, aunque no está buscándola sino disfrutando de la soltería. También cuenta que el algoritmo del psicoanálisis lo persigue y analiza su paso por San Lorenzo y la mesa del hambre.
Marcelo se sigue riendo con hoyuelos como cuando se metía los alfajores enteros en su boca al aire o como cuando se tentaba después de los sketchs de Pachu y Pablo, dos de sus humoristas históricos. Y más allá de ser una de las figuras indiscutidas de los medios se entrega a una conversación sin reparos, sin pedidos especiales, sin tiempo. Y así llega a su ascendente en cáncer y se le ponen los ojos chinos al hablar de sus hijos, de sus ganas de volver a hacer formatos de humor, del fin de sus relaciones amorosas, de su don para la cocina, de sus tatuajes y de las imposiciones estéticas y los cambios de paradigma que lo llevan a actualizarse día a día.
-Pensaba en que van como 40 años desde que arrancaste en la tele, casi los años que tengo… y en todos los cambios que se dieron en la sociedad, ¿qué sentís al ser este animal televisivo que sigue apostando a la tele cuando casi nadie lo hace?
-Lo primero que siento es que me gusta el hecho de poder volver a intentarlo, como digo, volver a hacerlo. Poder seguir haciendo lo que a mí me gusta, lo que yo amo: estar en los medios de comunicación. En este caso me toca la tele, soy un bicho medio televisivo… radial. Nací en la radio y en la gráfica también, pero fundamentalmente en la tele. Me gusta el volver a intentarlo más allá de la edad, del tiempo que transcurra… que las ganas te vuelvan a pasar. Esta cosa de más o menos rating. Eso de que te vuelvan las ganas, a mí, particularmente, me produce algo muy lindo. Y esta cosa de absoluta seguridad y absoluta inseguridad, esta ambigüedad de… Siempre digo que todos los que se creen seguros esconden algo. Todos somos inseguros en algún lugar en el fondo. También eso me pasa y ese cosquilleo cuando arranque y diga: “¿Qué hago acá?” y después son 10 segundos y ya se me pasa. Que me siga pasando eso hoy habla de que todavía me gusta lo que hago y, más allá de lo económico y del rating, me gusta estar ahí, poder divertir a la gente. Divertirme, pasar un buen momento, hacer un programa de entretenimiento. Y el desafío de estar en un nuevo canal, el único en el que no había trabajado. Me toca en este momento de mi vida y me toca en un momento lindo, con ganas, así que estoy muy entusiasmado.
-Y apostar también en un contexto complicado del país.
-Claro, porque es un programa que tiene ciertas características que implican un gran presupuesto. Hicimos un presupuesto en enero-febrero y todo es diferente. Estar dándole trabajo a 220 personas nuevas, en algún lugar me gusta. Tengo algo de mi abuelo, esa cosa de darle trabajo a la gente.
-Sí también hay algo como de la incertidumbre que me parece que motiva, ¿no? Como eso de no saber qué va a pasar. Si uno tiene todo resuelto, como sí lo tuviste por muchos años y sabías que hacías el Bailando e ibas a tener 40 puntos de rating, es otra cosa.
-Acá ya arrancás de que el canal es tercero. No estás arrancando en los canales líderes. Está bueno ese desafío de arrancar de abajo y ver qué pasa y ver cómo lo podés ir mejorando, como pasó con el canal que hoy se va consolidando de a poquito. Porque no es que los crecimientos de los canales se dan de un día al otro. Es una construcción que se va haciendo y me gusta esta cosa de ver crecer el canal y que nosotros, desde nuestro programa, podamos hacer crecer un poquito más al canal. Y si no llega a ser así el que va a tomar la decisión sobre este programa soy yo. Me pasa por primera vez estar en este lugar y es hasta gracioso.
-Ahora en la apertura te vas a tener que entrevistar a vos… como hacías con Suar o Codevilla.
-Vendrán Daniel Vila y Pamela David. Y jugaré conmigo mismo también. Pero me motiva que se nos haya ocurrido una canción que tenga que ver con el que volvamos a bailar y que la hayamos escrito con Rodrigo Tapari. Y de repente que se entusiasme Cristian Castro, que venga la apertura. Esas locuras que hacíamos antes. Después de la pandemia, quedé medio tocado con los programas, con lo que se puede o no se puede hacer. Eso de me puedo acercar o no, hasta dónde puedo hacer, estamos todos con barbijo. El Bailando pasó a la Academia, pero no se podía estar, había ocho personas en el estudio, te hisopaban todos los días… De eso a volver con el Bailando tradicional: 500 personas en la tribuna, gente a los costados, el jurado (integrado también por Pampita, Polino y Ángel De Brito), quilombo, una cabina de streaming. Vamos a tener un streaming nuevo, vamos a tener una sala de descargo, donde los participantes van después del programa. Todo nuevo ¿y qué será todo esto? Veremos ahí en el aire.
-Se sumaron más parejas sobre la marcha.
-Sí es que como tenemos que completar 100 programas y decidimos que vayamos los miércoles, porque creo que, hablando como programador, con el doble gorro, está bueno ir todos los días. Por eso las 30 parejas. De última, si tenés que achicar, lo ves. Creo que vamos a ir hasta enero por primera vez. Aunque nos toque después competencia más fuerte y todo, pero vamos a seguir hasta enero. Pero si tenés que eliminar, de última, si quedás largo, vas sacando de a dos. Lo que no podemos es quedarnos cortos. El Bailando también tiene esa cosa de que arrancan 30 y por ahí de un costado sale una y entró. Hay gente a los costados, hay gente que por ahí pasa a ser más figura. Va a haber imitadores de los políticos, va a tener como variedad de cosas, va a tener humoristas. Entonces vas a tener de dónde pescar, digo yo, cosas, situaciones. Vamos a ir viendo cómo se va dando.
-Y justo en un año electoral y teniendo a quien podría ser la primera dama (Fátima Flórez, pareja de Javier Milei) en el staff…
-El otro día estuve con ella y no se hace cargo mucho de que puede ser la primera dama, no sabe.
-Esa fue una buena sorpresa post PASO.
-Siempre la quisimos a Fátima, después se supo que salía con Milei. Yo le dije a Fátima el otro día porque fue gracioso, Lolo un par de veces me dijo: “Papá, me saqué una foto con Milei en la esquina de la Axion (cerca del colegio)”. Otro día me dijo: “Mis amigos se sacaron una foto con Milei”. “No entiendo, qué hace Milei en la esquina de Libertador”, pensé. Y cuando viene Fátima le digo: “¿Dónde vivís vos?”, “En Coronel Díaz y Libertador”. ¿Y tu novio para ahí? Y me dice: “Sí le gusta tomar café ahí y se saca fotos con los chicos del colegio”. “Ah, se saca fotos con Lolo”. Veo que la cosa viene firme.
-Capaz eso funciona como una inyección.
-Sí… Vamos a ver quién hace de Milei también, porque es raro. Ella va a hacer de Patricia Bullrich, Peña va a hacer de Massa y lo convoqué a Freddy y ya le mandamos a hacer la máscara para que sea Milei. Todavía lo está sacando. Vamos a ver. Me gusta Freddy por la locura que tiene, me parece que es un pibe que lo puede hacer muy bien. Ha hecho muy bien a Macri, a De la Rúa. Y otro que me gustaba era Campi, pero creo que está con laburo.
-¿Quién lo hace ahora?
-Claudio Rico en Polémica.
-Entonces la política va a estar ahí.
-Sí, bueno, nosotros no vamos a hacer tendenciosos en cuanto a la afinidad política. Pero el humor político va a estar, en grageas. Una vez por semana, veremos cómo va dando cada personaje. Algunos ya lo están trabajando mucho más. Peña ya mandó a hacer la canción de Massa.
-Estás como armando la plantilla en tiempo real.
-Sí, siempre se va armando así. Por ejemplo, el lunes van a haber cuatro parejas y después cinco más o menos todos los días. Abre Noelia Pompa, que me costó mucho conseguirla porque durante siete años le rompí para que volviera y no quería. Estaba en Alemania, estaba en España y justo este año le enganché a través de Instagram. Estaba en un retiro espiritual, y le escribí yo personalmente. “Noe, tenés que hacerlo”. Y me dijo: “No”. “Si estás acá en Argentina… No me hagas una sanata de que estás afuera, si estás acá”. “No, pero vine por un retiro espiritual”. Y ahí les dije que la llamaran y para mí que esté está buenísimo. Es una de las mejores bailarinas que ha pasado por el programa. Con Piquín la rompía. Después están los Gran Hermano… es variable el elenco, la verdad que me gusta. Hay muchos desconocidos que vienen de las redes también: Juli Castro, Martu Morales, más allá que baila muy bien, son más de TikTok. Tener a Anabel Sánchez, que es una modelo humilde que viene de Solano, Cami Homs, Flor Vigna, que para mí la tiene que romper con Jony Lazarte, Lourdes, que baila como la puta madre… Están Anita y el Bicho que me hacen reír mucho en la previa. El menú está bueno y es variopinto.
-¿Y de los Gran Hermano, a quién le tenés más fe?
-Coti, Cone, Holder… ese es un personaje que me parece muy atractivo para tenerlo. Vi que fue a la cama solar. También Juli y Romina que me pareció muy inteligente. Es picante, no se come una.
-Y eso de sumar streamears también, porque hoy son los que mueven la audiencia.
-Lo hicimos la otra vez en el lanzamiento de la foto que metimos a un influencer. Al periodismo tradicional medio que no le gustó mucho. Yo la sensación que tengo es que así como la tele en su momento abastecía un montón de cosas y era casi el único medio, hoy tenés una ventana más. La tele sigue siendo muy potente, yo no creo que la tele esté muriendo como algunos dicen. Siempre predicen la muerte de la tele. Siento, al contrario, que está más viva que nunca. De hecho, hay números que lo marcan en algunos programas. Pero el público que tiene la tele es de 45 y más. Para traccionar a los más chicos, tenés que traccionar de otras plataformas. Entonces lo que antes cuidabas para ponerlo solamente en la tele, hay que expandirlo, hay que abrirlo, que lo muestren todos. Eso para mí tracciona, en los videos, en los cortes, en las ediciones que vamos a hacer de los programas, en los virales. Creo que tracciona mucho el programa principal que es en la tele. Lo podés ver en la tele o por Flow en el celular. Por eso me parece que los influencers son importantes. De hecho, te encontrás con gente que te dice: “Tengo mi hija que tiene 10 millones de seguidores”. “¿Qué hace?”, “No sé, sube videos así riéndose”. Y pasa. Entonces no hay que subestimar eso. Es otro público que no conoce mucho lo que es la tele, le entrás por el streaming, Twitch, YouTube, TikTok, Instagram… todas esas cosas para mí tienen que sumar al programa. Eso es lo que vamos a intentar hacer este año, vamos a hacer un streaming ahí en vivo que va a arrancar a las 7 de la tarde y lo va a conducir Cris Vanadía. Y ahí lo que se dé.
-Eso es un poco lo que hizo Gran Hermano.
-Sí, la gente lo veía más en redes. En TikTok.
-Hay que tener suerte con el algoritmo. A veces es difícil cambiar la tendencia.
-Es cómo lo entiende. A mí, por ejemplo, TikTok me muestra todo el tiempo temas de psicoanálisis, porque, no sé, yo debo haber buscado mucho. Todo el tiempo, es un plomo. O frases motivadoras, motivacionales. Quiero cambiar eso, busco otras cosas, pongo: fútbol, mina, no sé, cualquier otra cosa, pero me sigue mostrando los psicólogos, o sea que evidentemente algo debe entender que yo no sé.
-Te categorizó como una persona analizada.
-Que busca en la psicología, en la ayuda espiritual.
-¿Tuviste una etapa más mística o qué fue?
-No, por ahí a través de mi psicólogo, que yo he buscado. No me gusta nombrarlo, pero es conocido. Entonces, lo escucho, hace charlas. Creo que debo haber buscado mucho de eso y de otros y de repente arranque para ese lado.
-Hablando de streaming, hay algunos conductores, como Nico Occhiato, que usan lo absurdo y lo cotidiano como parte del lenguaje, algo que hacías mucho vos en tus inicios.
-Nico salió del programa, era el novio de Flor Vigna, estaba ahí con la mamá, con los abuelos, con el papá. Él lo dice, que se crió mirándome a mí y que sacaba cosas de VideoMatch. Yo lo quiero, es amigo y cuando he ido a comer asado con él vi que sus amigos son pibes que podrían ser tranquilamente mis amigos. Yo veo que hay un estilo en la forma de comunicarse, de hablar, fuera de lo que es Luzu, que es muy similar a como yo era a esa edad. Veo que él ha tomado todas esas cosas. A mí hay una cosa que me seduce mucho que es hablar sin sentido, algo que hacemos con el Tirri. El reality te va llevando a una mecánica que… no es lo mismo hacer un streaming de tres horas que tenés que hablar y hablar.
-Claro, ahí sos más vos, en el reality estás dirigiendo a otros. ¿Alguna vez pensaste en volver a hacer algo que tenga que ver más con eso?
-Tenemos pensados formatos para América. Era el Bailando o un streaming, en tele, conmigo en la conducción y humoristas como Yayo, Freddy, José María, Pichu, Pachu, Pablo. Pero después nos decidimos por este, porque sentimos que le podíamos dar a la programación de América un montón de contenido para todos los programas en vivo que tiene y que la programación de América nos podía dar a nosotros esa retroalimentación que nosotros necesitamos para el programa también. Entonces me parecía a mí que por ahí era mejor hacer eso, un Bailando. Por lo menos la primera temporada, los primeros 100 programas. Después vemos, a mí me gusta un programa de ese estilo de humor, también uno de entrevistas. Como estilo, me gusta El hormiguero, en España, lo veo siempre y me parece un programa que a mí me calzaría muy bien. Por eso digo no es que está cerrado solamente al Bailando. Te lo digo como programador: si anda bien el Bailando, seguiremos con el Bailando. Sino iremos por otro lado, veremos si la gente lo elige.
-¿Hubo algún momento en que te cansaste del Bailando?
-No, nunca. De entrada, no lo sentí como un formato para mí, pero me permitieron abrirlo. Algo que no me pasó con Canta conmigo ahora. Lo vi encorsetado, yo me sentía encorsetado. Es un formatazo. Yo acá puedo grabar el programa, pero va de corrido, tiramos el agua y se va a juntar el agua. No es: “Corte”. El Canta Conmigo tenía eso, que yo le decía al Chueco, a Pablo: “Mirá, lo puedo conducir yo como… otro conductor”. Es un formato que compré pero no es que lo vi exclusivamente para mí. Después lo hice yo, pero sentía que estaba como trabado, salvo cuando me trepaba a la tribuna, a los jurados, pero me costaba salir de ahí. Tenía una marcación. Hoy la televisión es mucho de formato. Entonces el Bailando es medio disruptivo en cuanto a qué podés hacer. Podés agregarle cosas, sacarle. Nosotros le permitimos a los participantes responderle al jurado, antes decían: “Ocho” y se acababa. Ahí generamos un poco de ese cruce, el ruido, para que pudiera haber algo más, porque si no era medio aburrido lo que yo veía.
-Y eso de encontrar los personajes debe ser motivador también, ¿no?
-Me acuerdo lo icónico que fue para el Bailando tener a Ricardo Fort. Lo que era la previa. Venía con un Rolls-Royce en la puerta, 4 seguridad. Y yo en un momento dudaba hasta que un día me agarró Francisco, por eso digo que aprendo mucho de mis hijos, y me dijo: “¿Lo viste a Fort, de los chocolates, que hace un reality en internet?” y lo miré y casi me muero. Él muy confiado y creído. Era magnético.
-Y en esta edición.
-Estuve muy metido, pero me motiva mucho descubrir los personajes que hay detrás de esas 30 o 60 personas. Me interesan los que van a estar acompañando, sacar de los costados. Eso es lo que te da el formato: todos son importantes. Me gusta hurgar ahí. Yo siempre digo que trabajamos nosotros con cuatro paredes. Lamentablemente en el medio de la pandemia, tuvimos que dejar la pared del público, no había gente en la Tribuna y a los costados, tampoco. La Academia fue como, que no anduvo mal, pero más allá del rating no tuvimos la fuerza del programa para traspasar la pantalla. Y con el Canta Conmigo fue bueno el primero pero después arrancó Gran Hermano y nos pasó por arriba.
-Lo de Gran Hermano fue todo un fenómeno, pasaron muchos años desde la última edición.
-Fueron diez años. La última vez le ganamos nosotros por 14 puntos. Volvieron y nos ganaron ellos por 14 a nosotros.
-El primer Bailando fue en el 2006, desde ahí a hasta parte hubo muchos cambios en la sociedad. ¿Cómo fue adaptarse a esas nuevas miradas?
-Hubo que adaptarse a la forma de abordar a los participantes, el contenido, todo. Todos decían: “Bueno, ustedes cortaban polleritas” y sí, sacado de contexto, nosotros hicimos todo. No es que me arrepiento de algo. Se reía Paula, le cortaba la pollerita a mi mujer en ese momento y todos nos reíamos. Lo decís hoy y es ¡qué locura! Todo fuera de contexto no está bueno, si lo ponés en contexto, en ese momento, era algo cotidiano en la época, a nadie le molestaba. Bueno, sí, hubo que cambiar un montón de cosas a lo largo del tiempo. Hay muchos diálogos que tengo con los participantes que digo: “Hola, ¿cómo estás? ¿Estás en pareja?”. “Sí” y bueno, es esperar a que me diga de qué sexo es la pareja. Las cosas no son como antes.
-Sí, sí, uno sabía cómo hablar y qué hacer y ahora es como que en todo hay que tener como cierta…
-Prudencia, por lo menos esperar a que el otro hable un poco antes de largarse uno a hablar porque te podés mandar pifies grosos.
-Además tenés el reflejo mucho más inmediato.
-Soy muy del Instagram, no sigo mucho el Twitter, lo uso para informarme nada más porque se volvió muy agresivo y no me gusta la agresividad con la que se manejan. No conmigo, con todos… la manera es como demasiado fuerte, es una red muy chocante. Pero en Instagram enseguida te marcan las cosas, te lo dicen.
-¿Y les das bola a esos comentarios?
-Sí, miro comentarios, respondo muchas veces. No estoy tan preocupado por los comentarios, porque el elogio y la crítica forman parte de lo mismo. Hace como 30 años me enojaba por las críticas, me he enojado con periodistas, con fotógrafos. Hoy ya que digan lo que quieran, bueno o malo, no me va a cambiar. “Genio” o “desastre” es lo mismo para mí.
-Con esto de la fama pasás de un lado al otro con mucha facilidad, del amor al odio.
-O por desconocimiento porque no le vas a estar explicando muchas veces todas las cosas que hacés a la gente. De acuerdo a cómo te lo presenten en el caso… Por ejemplo lo de la mesa del hambre, una de las cosas que yo hice. Me convocó el presidente de la Nación un día, como convocó a un montón de gente de la sociedad. Yo creo que debo haber sido el único que hizo algo en la mesa del hambre. Obvio que no soy funcionario, no cobro como funcionario, no soy político, no tengo ninguna participación política en ningún partido político. Voto, todo bien, pero… Fui a esa mesa del hambre, terminó y me acuerdo que agarré a alguien, con la directora de mi fundación, y le dijimos: “Nosotros queremos hacer algo concreto después de acá”. Fue a la única reunión que fui e hicimos siete pozos de agua en las comunidades wichis en Salta y tuvieron agua en esas comunidades. Pero no salió en ningún lado, siempre quedó como: “Vos estuviste con el gobierno peronista, con la mesa del hambre”. “Pará, fui el único que ayude”.
-A veces también te puede jugar en contra, porque sos una persona súper conocida, querida y de repente te relacionan con política en un país atravesado por la grieta. Pasó algo parecido con San Lorenzo.
-En San Lorenzo el dinero que puse fue tremendo, la cantidad de plata que doné al club. Y, sin embargo, siempre hay alguno que me critica porque me tomé licencia siendo presidente, porque realmente no podía hacer las dos cosas. Se olvidaron de los 10 años de vicepresidente que fue una gestión bárbara. El fútbol y la política son difíciles para una persona con exposición. Te tenés que dedicar a eso. Yo vicepresidente de un club puedo ser, pero estaba Matías Lammens que laburaba, que era el que estaba presente. Cuando yo fui presidente me encontré con que no podía estar en la tele y presente ahí. Se me empezaron a complicar algunas cosas.
-Como que te terminaste quemando.
-No, porque el que conoce sabe todo lo que yo hice por San Lorenzo. Todo lo que puse, le di. Algún día lo voy a explicar. Lo voy a decir bien claramente. Algunos pocos hablan de vaciamiento. Se vacía lo que está lleno. Jamás le tocaría un peso a San Lorenzo, al contrario: lo único que hice fue poner dinero porque es el club de mis amores, de mi papá, de mi abuelo, de mis hijos. Todo lo que he hecho es poner: tiempo, esfuerzo, trabajo, sacrificio, plata. Y no me arrepiento.
-Quizá a veces uno trata de abarcar mucho.
-Y no llegás. Eso me pasó. Con el club me vi desbordado. Era presidente de la Liga Profesional, tenía un montón de actividades. Es más, me empecé a perder en la tele, a no ponerle foco y tengo una empresa, tengo empleados. Te distraés en un montón de cosas y perdés el foco de lo que estás haciendo, de lo que uno trabaja y vive.
-Capaz pensaste que podías hacer un aporte.
-Yo sentí que en ese momento San Lorenzo se iba a la B, en el 2012. Lo sacamos con Matías, lo llevamos adelante, salimos campeones, salimos del descenso, ganamos la copa Libertadores.
La dupla con el Tirri: el regreso al humor clásico
Desde el Mundial de Qatar, Marcelo encontró en las historias un canal para lanzar la carrera de un nuevo humorista: el Tirri, su primo hermano. Con sketchs que parecían los clásicos que supo inmortalizar en los 90, salían a hacer papelones ante la mirada atónita de los qataríes y el acompañamiento de los argentinos que los alentaban desde sus casas. “Después de Qatar nos ofrecieron un programa a los dos juntos, de una plataforma. Pensé hasta hacer algo en América, un programa de viajes. Me encanta esta cosa de hablar sin saber”, destaca al hablar de su primo y cuenta una de sus últimas fechorías: se compró un auto electrónico que anda a 60 kilómetros por hora.
-La dupla con el Tirri generó muchos likes en redes sociales.
-Bueno, él fue el primero que vino a vivir a casa conmigo después de que me había separado, así que fíjate lo que lo quiero a él. Lo llamé a Los Ángeles. Estaba solo en casa: Francisco vive conmigo pero está mucho con la novia; Juanita, en París modelando; Cande estaba en España, Mica, está con Licha en Tijuana. Todos afuera, estaba Lolo. Entonces tenía ganas de que en este ciclo de mi vida estuviera mi primo hermano, al que amo con locura, porque más allá de las bromas, yo lo amo el Tirri, es mi hermano menor. Le pregunté qué estaba haciendo y le conté los planes y se vino. Lo de Qatar salió un poco de casualidad: esta cosa de grabarlo haciendo estupideces y ya después las visualizaciones de 200.000 pasaron a 1 millón 100, 200 por día, cada historia, fue una explosión lo del Tirri en Qatar. Él es así. Tiene eso que me hace reír mucho, de hablar y hablar, no sé si es verdad o no, pero tampoco me importa.
-¿Cosas como qué?
-El otro día apareció en la tele una imagen de Van Gogh y yo me quedé mirando y pregunté por la oreja y si sería verdad que se la cortó tomando absenta. Y ahí arranca. Es un pibe que tiene cultura y sigue un hilo, pero después suma cualquier cosa. Son increíbles las cosas que se le ocurren, en Qatar yo no quería ni aparecer, me tentaba atrás.
-¿Cómo fue esa experiencia en Qatar?
-Desequilibrante. Un antes y un después en la relación con Lolo y con el Tirri.
-Ya habías visto a Argentina campeón en el 86.
-Sí, era adulto, pero lo viví acá, en la casa de Badía. La final con Alemania. Y en el 78 laburaba en radio Rivadavia, era medio pinche, en el estudio central, no me mandaban a la cancha. Tengo 3 mundiales.
-Hay algo interesante en vos y es que te seguís riendo. Porque hay humoristas que no se ríen.
-Yo me río mucho. No voy a decir nombres, pero yo era fanático de algunos humoristas de la tele de años y alguna vez los fui a esperar a la puerta del canal, a tipos que hacían reír, amargos totalmente, no se reían nada. ¡Qué loco este flaco que me hace cagar de risa a mí, y nada!”, pensé. Le pedí un autógrafo y me sacó cagando.
-No es tu caso.
-Me tiento mucho y con el Tirri todas las cosas que hace me tientan y mis hijos se mueren también con él. Tiene esa cosa de loser, siempre le pasa algo. Ahora está comprándose el auto Tito, de tecnología Argentina. Lo fue a plotear. Y te cuenta que se hace en San Luis y que en el Sur la rompe, es eléctrico. Va a 60 kilómetros por hora. Mi monopatín va a 80. Tiene 100 kilómetros de autonomía. Le digo: “Te vas a Mar del Plata, tenés que parar cada vez que lo cargás, si vas a 60 kilómetros por hora, tenés 360 km, casi 400, lo hacés en dos días”. Y nos empezamos a reír.
-Y ahora va a estar en el Bailando…
-Si va a bailar, él dice que baila muy bien. La otra vez que lo vi, bailaba como el traste, pero ahora dice que muy bien, no sé si creerle o no pero me hace divertir mucho.
-Contabas que lo llamaste apenas te separaste, ¿síndrome de nido vacío? ¿No te gusta estar solo?
-Bueno, en mi departamento, de mi lado estoy solo, o sea, cuando no está Lolo, ahora está con la mamá, vivo un poco solo. El Tirri está, pero no está tanto, pero me gusta estar acompañado. Yo soy una persona que hoy está solo, me siento completamente bien solo, todo bien. Pero reconozco que mi estado ideal es estando en pareja.
El ascendente en cáncer y la emocionalidad
Marcelo tuvo 3 parejas largas. La primera con Soledad Aquino, con quien tuvo a Mica y a Cande; después siguió Paula Robles, madre de Francisco y Juanita y hasta hace menos de 2 años estuvo con Guillermina Valdes, la madre de Lolo. Según cuenta, con todas tiene una excelente relación y más allá de que el amor se haya terminado lograron mantener un vínculo de familia. Cuando nombra a sus hijos, los ojos chinos se ponen más chinos mientras admite que después de los 40 el ariano fue tomado por el cangrejo y concentró su energía en estar en casa, en la mesa llena y en fomentar la unidad en el equipo. Aunque admite que si bien está muy bien solo, su naturaleza es estar acompañado.
-¿Sos noviero?
-Recontra, soy muy romántico. Me gusta. No me ha tocado en este tiempo de estar separado, más allá de haber salido con alguna mujer. Nunca me enganché así desde el amor. Y yo soy muy de entrega, pero el estado ideal para mí es estar en pareja.
-Es algo que viene de tu historia, de tus viejos, de Bolívar, la familia.
-Me encanta. Soy así porque fui criado así. Mesas grandes, siempre voy encontrando excusas para estar con mis hijos todo el tiempo, en este caso con el Tirri, y hacer un viaje o juntarnos todos para comer en algún lugar. Después mis hijos no me dan ni pelota. “Andá solo papá”, me dicen. O voy a la casa de Nordelta y voy solo, les cuesta.
-Algo que se ve es que, más allá de las diferentes gestiones, tus hijos son muy unidos.
-Son muy unidos, todos. Los cinco van para todos lados juntos y se llevan muy bien. Conmigo también, tengo muy buena relación con los cinco y, gracias a Dios, con las madres de los cinco también, que eso no es menor. Con alguna más cercana, con otra, menos, como pasa en la vida, pero excelente relación con las tres.
-Sos larguero en los vínculos.
-Es que me gusta estar en pareja. Soy una persona como que bajo los flaps, descanso mucho en la pareja. No pierdo ninguna motivación de laburar, ir al gimnasio, salir con mis amigos, pero me gusta estar en pareja.
-¿Qué difrutás de estar en pareja?
-Las comidas, las charlas, ir a comer con mi mujer, novia, la persona que esté conmigo, tomarnos un vinito juntos, dormir juntos.
-¿Cocinás?
-Sí, me encanta. Ahí tengo la cosa de mi papá que también cocinaba. Me parece más lindo que cocine el hombre que la mujer. Si tiene ganas, que lo haga. Tengo como una cosa de mandato, que antes las mujeres -mi abuela, mi mamá- cocinaban medio por obligación y la obligación de la mujer era quedarse en su casa y cocinar y a mí no me gusta. Entonces quiero sacar a la mujer de ahí, vamos a tomar un vino nosotros o andá vos allá, yo te cocino. Me parece mucho más lindo en la pareja, yo estar haciendo una pasta y que me esperan con el vino. Antes la mujer tenía que estar cocinando, cuidando a los chicos en la casa todo el día. A mí me encanta que la mujer labure y el tipo también, que seamos pareja. Amo cocinar desde comida italiana, un pollo, asado.
-¿El Tirri cocina?
-No, es un chanta para comer, quiere siempre cuidarse. Yo no soy una persona que se cuida con la comida, cero.
-Pero te mantenés muy bien.
-Sí, porque entreno todos los días, soy muy metódico. Entreno hace muchos años, pensá que corrí 7 maratones. Tengo una mentalidad, no tengo prusiana, pero cuando me pongo a entrenar, me pongo y me pongo. Voy todos los días al gimnasio, tengo un profe que labura todos los días y esa horita es sagrada para mí, no me la cambiás por nada. Ahora, sábado y domingo no te hago nada. Sí una picada, un Gin tonic, un aperol, un vinito. Más estando solo, Guille no tomaba, así que estaba como más ordenado. Con lo único que me desordeno un poquito es con el alcohol. Ahora solo, me hice un bar en casa, me tomo un traguito, lo tengo ahí atrás. Ahora, el lunes llego y estoy ahí y le meto a morir porque es lo único que me despeja la cabeza.
-Y decís que te imaginás volviéndote a enamorar.
-No, lo que digo es que mi estado, en el que me siento cómodo, es en pareja, enamorado.
-¿Qué te atrae de una mujer?
-Tiene que ser un matcheo que no sabés por donde viene. No es la sonrisa, el cuerpo, no sé, es que algo pase ahí. No me ha pasado ahora, después de separarme de Paula pasó un tiempo. No salgo, no tengo amigos que me digan que me quieren presentar a alguien. Me torra y el buscar yo… No soy de abrir solicitudes en redes. Soy tranquilo. Sí, si se da, me pongo intenso cuando me gusta alguien.
-¿De qué signo sos?
-Soy aries pero con ascendente en cáncer. El ascendente me tomó después de los 40. Me gusta la casa. Yo soy recontra casero. Ahora voy, me quedo en casa, como en casa. Es mi planazo, me veo una peli, veo a Fer Dente, Polémica.
-¿Y la luna?
-En géminis, que ahí viene el tema de la comunicación. Aries es el que va y va. Choca y vuelve a chocar, no tiene problema en chocar 50 veces. Y el cáncer, después de un tiempo de tanto ir para adelante, te da en las emociones. Soy recontra llorón. A veces digo: “Qué plomo soy”. Con mis hijos soy tremendo, me preguntan si estoy llorando. Un papelón.
El día en que perdió la timidez y se volvió el carismático
Cuenta que cuando era chico en Bolívar hubo un hecho que abrió el juego. En un acto escolar tenía que representar a San Martín. Tenía la edad de Lolo, 9 o 10 años. Tenía todo: el gorro, el micrófono, la letra… pero se nubló y se olvidó del texto. No solo eso sino que no pudo evitar el exabrupto y dijo en el colegio de curas y al frente de 500 pibes una frase que lo convirtió en ídolo. “La puta madre”. “Salió amplificado en todo el patio del colegio y todos se entraron a cagar de risa y los profesores me querían matar y yo, lejos de la reacción esperada, me tenté”, recuerda. Fue en ese momento en que el chico tímido se convirtió en héroe. Desde ese entonces, se volvió voz de sus compañeros. “Creo que ese fue un quiebre en mi vida”, reflexiona. Y suma: “Ahí el ariano empezó a aflorar en la comunicación. Yo era el que iba adelante, decía las cosas, armaba los campeonatos de fútbol”.
-A veces es difícil controlar la verborragia.
-La gente tiene una cosa de que como te ven por la tele piensan que sos de tal manera. Yo he llegado a comidas y me pedían un chiste. “No sé contar el chiste. Te digo, no tengo idea. Soy un desastre”, y la respuesta era: “Dale, boludo, con todo lo que nos hacés reír”. También me pasaba de tener que tapar todos los silencios en la mesa. Ahora ya no me pasa.
-¿Te arrepentís de los tatuajes?
-No, me haría más. Una de la cosa que le cuestioné a Cande es que estaba tatuada y me dijo: “Vos me vas a cuestionar a mí que estás todo tatuado”. Ahora me tatué todo el pecho y elegí una flor que me gustaba japonesa. Son pinturas que tengo en mi cuerpo. Había hecho una promesa que era ponerme a Messi y Maradona pero mis hijas no me dejaron. Ahora arranqué con el cuello, siempre dije que no me lo iba a tocar pero…
-¿Qué cambió?
-En un momento se decía que las modelos no estaba bueno que se tatúen porque no las contrataban y que no se viera el tattoo saliendo del cuello tampoco. Hoy ya qué es bueno o qué no es bueno lo decide cada uno, no creo que te dejen de tomar en un trabajo por un tatuaje.
-Los estereotipos, con todo el tema de Silvina Luna y Mariano Caprarola… vuelven a ponerse sobre la mesa.
-Lo estético es otra cosa. Creo que el tatuaje, más allá de que dicen algo de la tinta dentro la sangre, no son dañinos. Sí, en cuanto al estereotipo, de qué es lo bueno físicamente y cómo tenés que ser y lo que te exige la sociedad, y cómo llegás… con eso sí me parece que hay que hay que tener mucho cuidado.
-Vos que sos una persona mediática y seguramente debés sentir la presión de cómo debes estar… ¿cómo viviste estas dos muertes?
-Estas cosas te hacen caer y reflexionar un poco de dónde están los límites y hasta dónde van los límites. A mí todo lo que sea natural, me parece mucho mejor. Yo me hago tratamientos con máquinas láser en la cara. Las prefiero antes de ponerme algo o inyectarme algo, lo he hecho, ponerme bótox alguna vez. Pero no soy una persona a la que le guste ponerse cosas en el cuerpo. Creo que hay muchas exigencias por las que terminan pasando estas cosas, que te agarra cualquiera y te pone cualquier cosa. A mí me pegó mucho no solamente lo de Silvina, a la que quería mucho, la conocía personalmente, era amiga de mis amigos y estuvo en dos Bailando, sino lo de Mariano, que me escribía siempre y estábamos en contacto por la moda, por Juanita, por los desfiles, porque quería venir al Bailando y de repente que haya muerto me pegó mucho.
-También desde el rol de comunicador es importante plantarse.
-Ojalá haya justicia. No quiero culpar a nadie, pero que haya justicia porque es una barbaridad. También nos tiene que hacer un llamado a la reflexión de hasta dónde y cuáles son los límites. Fijate bien, quién es, chequeá, informate. Creo que en ese tema hay que ser muy cuidadoso. A nivel comunicación, hay que ver a quién le damos espacio. Tipos que dicen que hay que hacer tal cosa o tal otra y terminan enganchando famosos o por las redes sociales o por canjes por Instagram. Hay que preguntarse quién es, si lo conocés, qué te va a poner, que te muestre. Porque de repente tenés veneno en tu cuerpo y no te das cuenta.
Fotos: Jorge Luengo
Pelo: @elviobichi by @eliteestudio con productos @joicoargentina
Makeup: @irenepare_mua con productos @shiseido
Vestuario: @cnavar
Agradecemos al Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires, @SilvinaEspinosa (La Flia) y Viviana Di Palma (América TV)