Rolls-Royce da vida a su segundo Droptail exclusivo, el Rolls-Royce Amethyst Droptail. Este vehículo, que forma parte de una serie de cuatro ejemplares, redefine los límites del lujo automovilístico.
Con un enigmático cliente como catalizador, el Amethyst encapsula la esencia de Rolls-Royce: una sinfonía de materiales exquisitos y detalles meticulosos. Este tributo a la artesanía discreta honra no solo el diseño moderno, sino también la alta relojería y la joyería, elementos que resuenan con la sensibilidad de este cliente selecto.
La génesis del Rolls-Royce Amethyst está entrelazada con la historia y visión del futuro propietario. Enraizado en un negocio familiar centrado en las joyas, el dueño ha escalado hacia una corporación multinacional. Acompañado por su riqueza, sus viajes y un museo que alberga autos, joyas y obras de arte, las decisiones estéticas del cliente están respaldadas por una herencia artística y financiera.
El nombre “Amethyst” rinde homenaje a la piedra semipreciosa del mismo nombre, “amatista” en inglés. Esta gema, con su tono violeta característico, simboliza la pureza, claridad y resistencia. Esotéricamente, la amatista también es la piedra de nacimiento del hijo del cliente, añadiendo un vínculo personal a la creación del automóvil.
Rolls-Royce se sumerge en un dueto de tonos especiales para el Amethyst. El primero, denominado Globe Amaranth, toma inspiración de la flor del mismo nombre que florece en desiertos. La amaranta es conocida por su color intenso, lo que lleva al auto a capturar el matiz que toma durante una de sus fases de floración. El segundo tono, el amatista, refleja la gema homónima con un toque metálico. Las llantas pulidas de 22" añaden un toque de color malva que armoniza con los tonos del exterior.
El enfoque meticuloso se extiende al interior, donde los acentos de fibra de carbono conforman un patrón geométrico de chevrón. Esta fibra está impregnada con una laca amatista, una fusión que oculta la naturaleza de la fibra hasta que se observa de cerca. Más de dos años de trabajo fueron necesarios para llevar a cabo este intrincado diseño.
El interior del Amethyst es un paraíso sensorial. La madera calamander, una variedad derivada del ébano, es el material protagonista. Su textura compleja y bandas de colores contrastantes transforman el habitáculo en una obra de arte viviente. La madera se combina con cuero duna y cuero amatista en un juego visual y táctil que llevó más de seis meses de cuidadoso trabajo.
El Rolls-Royce Amethyst se atreve a desafiar las expectativas con su cubierta trasera de madera, un componente inusual que combina diseño y aerodinámica. La madera se convierte en una superficie que genera carga aerodinámica, una hazaña sin precedentes en el mundo automovilístico.
El lujo se extiende a los detalles: perillas de amatista, alfombrillas de cuero tejido, un techo rígido removible con vidrios electrocrómicos y un reloj suizo personalizado de Vacheron Constantin, denominado “Les Cabinotiers Armillary Tourbillon”. Cada aspecto del interior y el exterior es una expresión del lujo y la exclusividad.
Recientemente presentado en un evento privado en Suiza, el Rolls-Royce Amethyst es una obra maestra en movimiento. Desde sus tonos cautivadores hasta sus detalles meticulosos, el Amethyst personifica la visión de Rolls-Royce: crear arte que se manifiesta en la forma de un automóvil. Este modelo exclusivo se sitúa en la intersección entre la elegancia, la artesanía y la ingeniería, convirtiéndose en un ícono de la innovación automotriz.
