En un contexto donde el costo del combustible supera los registros de años anteriores, las soluciones que permiten minimizar su consumo resultan un alivio bienvenido. Una estrategia que ha venido ganando terreno en los vehículos, independientemente de su gama, es el llamado modo Eco. Esta opción, implementada desde hace varios años, tiene el potencial de reducir hasta un 20% el consumo de carburante y, además, contribuir a la disminución de emisiones nocivas a la atmósfera generadas por la combustión.
El modo Eco no distingue entre motores de combustión, híbridos y eléctricos, ofreciendo ventajas en todos ellos. Cada tipo de vehículo experimenta una acción específica de esta función. A continuación, detallaremos su funcionamiento en cada caso.
En vehículos con motores diésel o nafteros, el modo Eco se activa mediante un botón que conecta directamente con la central electrónica. Al activarlo, la respuesta del acelerador electrónico se modula para entregar una potencia reducida en comparación con el modo de conducción normal. Esto se traduce en un comportamiento del acelerador más gradual y una sensación de menor rendimiento del motor.
El modo Eco también impacta en el sistema de climatización. Una vez activado en el interior del vehículo, el compresor, que depende del motor, entra en funcionamiento. Esto implica un aumento leve en el consumo de combustible. Sin embargo, este modo gestiona la operación del compresor de manera eficiente para no restar potencia al motor en exceso.
Para vehículos con transmisión manual, el modo Eco sugiere al conductor el mejor momento para realizar los cambios de marcha mediante una indicación visual. En automóviles con transmisión automática, esta función obliga a la caja de cambios a seleccionar la marcha adecuada a bajas revoluciones, optimizando así el consumo al evitar subir innecesariamente las revoluciones del motor.
En algunos modelos, el modo Eco también influye en la dirección asistida, volviéndola aún más ligera y económica en términos de consumo de energía.
La funcionalidad del modo Eco en automóviles eléctricos se concentra en la frenada regenerativa. En algunos vehículos, se puede seleccionar el grado de retención deseado para recuperar más o menos energía y recargar el motor eléctrico.
En coches eléctricos, el modo Eco puede apagar el sistema de climatización y limitar la velocidad máxima (ya que los vehículos eléctricos consumen más electricidad a alta velocidad que en conducción urbana) en situaciones de poca autonomía.
Por su parte, en los híbridos, el modo Eco prioriza el uso del motor eléctrico y limita el empleo del motor de combustión, siempre que la energía disponible lo permita.
Dado que el modo Eco reduce la potencia de aceleración y modifica la entrega de potencia del motor, es más recomendable activarlo en entornos urbanos, donde las velocidades no suelen ser elevadas.
Aunque es posible usarlo en rutas tranquilas, es aconsejable tener acceso a toda la potencia del vehículo por motivos de seguridad. No obstante, en algunos automóviles, incluso si el modo Eco está activado, puede desactivarse automáticamente al pisar el acelerador en situaciones de emergencia.
A pesar de las ventajas del modo Eco en la reducción del consumo de combustible, es importante tener en cuenta algunos aspectos. Principalmente, en vehículos diésel, el uso prolongado del modo Eco a baja velocidad puede acumular hollín en el filtro de partículas, lo cual puede derivar en problemas y averías. Por ello, es recomendable desactivar esta función en ciertos momentos para permitir que el motor alcance la temperatura adecuada para eliminar dicho hollín.
Aunque el modo eco es una herramienta valiosa, conviene utilizarlo con criterio y de manera consciente para lograr el equilibrio entre la eficiencia del consumo y el mantenimiento óptimo del vehículo.