El escenario político y económico continúa acomodándose a los resultados de las PASO, que dejaron a Javier Milei como el candidato más votado y ahora aprovecha para marcar la agenda con sus propuestas, entre las que se destaca la dolarización de la Argentina, proyecto que además de recibir críticas desde Juntos por el Cambio y Unión por la Patria, comienza a ser blanco de analistas internacionales.
En una audiencia convocada por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), el profesor de la UCEMA e integrante del equipo técnico de Milei, Emilio Ocampo, habló en nombre de los libertarios para explicar esta idea. Como principal defensor de la dolarización en el país, justificó su propuesta en que la Argentina requiere de una “reforma monetaria dura que resista un cambio de gobierno” y para poder poner en marcha el esquema consideró necesario "eliminar la inflación y estabilizar rápidamente las variables económicas".
Al poner como ejemplo los casos de Ecuador y El Salvador, donde se fueron eliminando las monedas locales de modo paulatino, Ocampo explicó que el esquema no implica reemplazar de un día para otro los pesos por dólares, sino que centra su mirada en recomponer el balance del Banco Central; terminar con el swap chino por “su opacidad de condiciones” y eliminar las Leliqs “sin quita”, transfiriendo su deuda a una especie de ente liquidador al que denomina Fondo de Estabilización Monetaria.
El tradicional think tank del liberalismo argentino organizó un seminario del que también participaron Diana Mondino, economista y candidata a diputada por La Libertad Avanza, y Martín Tetaz y Ricardo López Murphy de Juntos por el Cambio.
Tetaz dio por cerrado el debate desde el punto de vista político, al indicar que en caso de que Milei fuera el próximo presidente “con 34 diputados y 5 senadores es imposible” que puedan llevar adelante la iniciativa por el Congreso. “No va a ocurrir una dolarización en la Argentina, Emilio, y no va a ocurrir, no porque nosotros no estemos convencidos de la necesidad de estabilidad, sino porque estamos convencidos que es una mala idea”, señaló, aunque indicó que “estamos todos de acuerdo” en llevar adelante “una reforma monetaria y un cambio de régimen".
Además, descartó el esquema dolarizador al advertir que “el día que Brasil devalúe tenemos otro 2001”.Del mismo modo, advirtió sobre la gran diferencia de productividad de la economía de Estados Unidos respecto de la de Argentina. “Atarse a una economía que invierte 4 a 5 puntos de PBI en tecnología y desarrollo contra 0,5%, es cuestión de 5, 8 o 10 años para que estemos caros respecto del mundo”, explicó.
López Murphy también se sumó al debate señalando que el próximo gobierno tiene que ser "capaz de establecer una regla fiscal que tenga mayorías". Básicamente, lo que plantea es que, si la Argentina no elimina la dominancia fiscal de su política monetaria no habrá esquema que resista. “Sin ese control todo lo demás no sirve. Poner un patrón monetario (como la dolarización) no puede aplicarse".
Críticas internacionales
Desde Estados Unidos, el economista jefe del Instituto de Finanzas Internacionales, Robin Brooks, expresó: “La dolarización es una idea terrible; la última vez que se intentó esto terminó en una gran devaluación que lo descarta para siempre como un objetivo de política. El peso está, incluso con la devaluación reciente, muy sustancialmente sobrevaluado, solo mire su nivel frente a Brasil y Turquía”, explicó en una publicación en la red social Twitter.
Poco antes, el analista del IIF para América latina, Martín Castellano, advirtió que “el traspaso del tipo de cambio de Argentina se encuentra entre los más altos de los mercados emergentes. Por lo tanto, la cifra de inflación de 6,3% mensual en julio es totalmente anticuada en medio de la fuerte depreciación del peso en agosto. Una comunicación clara y una hoja de ruta, aunque solo sea por un período de tres meses, podrían ayudar a aliviar la presión cambiaria”.
Brooks también expresó su apoyo a un artículo del ex representante de Estados Unidos en el directorio del FMI durante el gobierno de Barack Obama, Mark Sobel, que publicó en la página web del Foro oficial de Instituciones Monetarias y Financieras (OMFIF), donde destaca: “Independientemente de quién gane la presidencia, Milei tiene razón al pedir una consolidación fiscal masiva para frenar el exceso de endeudamiento y liberalizar la economía para impulsar la productividad. Pero la dolarización sería una apuesta demasiado arriesgada. No hay soluciones milagrosas para los problemas del país, sólo trabajo duro”, aclaró el director del Official Monetary and Financial Institutions Forum.
“La Argentina lleva mucho tiempo sufriendo ciclos de gasto excesivo en un contexto de bajo ahorro. Este ciclo se hace evidente de nuevo en las desastrosas condiciones económicas actuales. El exceso de endeudamiento interno es financiado por el banco central, provocando una inflación elevada o hiperinflación”, afirmó.
A lo que agregó: “El endeudamiento externo a gran escala se hace insostenible, provocando default en serie. Los controles de capital y las múltiples prácticas cambiarias socavan aún más la competitividad. Se trata de problemas fundamentales que las políticas fiscales, monetarias y estructurales deben solucionar.En principio, la dolarización requiere que el Gobierno se tome en serio la cuestión fiscal y se asegure de que ya no hay financiación monetaria. En teoría, la inflación debería disminuir brusca y sosteniblemente, con la credibilidad del país ligada a la política monetaria estadounidense”.
“Pero la dolarización es una estrategia ‘sin salida’ potencialmente peligrosa. Podría sembrar la semilla de una gran contracción y un colapso, al tiempo que desvía la atención del duro trabajo de arreglar la economía. Con la dolarización, el crecimiento de Argentina dependerá de un superávit por cuenta corriente y de la entrada de capitales. Esto puede ser factible con un fuerte crecimiento mundial, altos precios de las materias primas, inversiones atractivas, un sólido estado de derecho y una moneda infravalorada”, detalló.
Por el momento, Milei reconoce que no están dadas las condiciones para avanzar con una medida de este tipo y planteó un largo plazo para implementarla.