A diferencia de los meses anteriores, para el dato de julio no hubo Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), la encuesta que mes a mes realiza el Banco Central con el fin de pronosticar qué pasará con las principales variables de la economía. La postergación se dio como una medida para beneficiar antes de las PASO al ministro de Economía y candidato presidencial del oficialismo, Sergio Massa, por un dato que seguramente iba a traerle dolores de cabeza.
De todas maneras, las consultoras privadas sí hicieron sus cálculos y estimaron que la inflación de julio rondaría el 7%, cortando así con la tendencia a la baja: tras un registro del 8,4% en abril –el nivel más alto para un mes en lo que va de la gestión de Alberto Fernández–, la inflación cedió a 7,8% en mayo, 6% en junio y 6,3% en julio.
Otro dato que sí se dio a conocer antes de las PASO fue el de la inflación de la Ciudad: fue de 7,3% en julio y acumula 62,3% en siete meses. Esta suba del índice se dio por el aumento de los servicios, como prepagas, alquileres y comidas fuera del hogar.
Además, alimentos y bebidas aumentaron en julio un 5,8%, y subieron casi dos puntos porcentuales respecto de junio, cortando la desaceleración de los últimos dos meses.
El panorama para agosto
Este lunes tras el batacazo de Javier Milei en las PASO, el dólar blue subió 80 pesos y cerró a 685. En tanto, el martes volvió a subir 45 pesos alcanzando los 730 y en paralelo el Gobierno elevó el tipo de cambio oficial a 365, lo que implica una devaluación de 21,8%.
Los especialistas creen que esto repercutirá en los precios de forma inevitable provocando una nueva corrida. El director asociado de Eco Go, Sebastián Menescaldi, consideró que: “Luego del impacto de la devaluación es factible que la suba de agosto, que venía para 9%, se ubique en un 12 o 13%”.
Por su parte, el economista jefe de Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina, opinó que “antes del cisne negro, teníamos proyectado una inflación en torno al 8%, ahora la estamos viendo entre 10 y 12%. Van a ser dos meses duros por los indicadores, pero también por la velocidad con que se ajustan los precios”.
Con un poco más de optimismo, Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, dijo que “con la devaluación de 22% al tipo de cambio oficial mayorista, comenzó una nueva dinámica en la evolución de los precios marcando un nuevo impulso. Como si fuera poco, el aumento de regulados también presionará a la inflación de agosto. Con esto, esperamos que el próximo dato se ubique en torno al 9,3%”.
La última vez que la inflación perforó el umbral de los dos dígitos fue en abril de 2002, en plena crisis de la post convertibilidad, que escaló a 10,4%.