Natalie Weber compartió el recorrido de su enfermedad siempre desde un lado humano, hablando desde su experiencia para ayudar a otros. Sabiendo que Wanda Nara, una de sus pares en el medio, está atravesando un camino similar, la modelo y panelista de Desayuno Americano (América TV) recapituló su historia.
“Yo siempre digo que el enfermo puede hablar desde su experiencia. Es una enfermedad muy amplia y no a todo el mundo le reacciona el cuerpo de la misma manera. Obviamente, uno se interioriza. Yo empecé a investigar y a hablar con diferentes médicos”, contó, con mucho respeto por la situación de Wanda.
Actualmente, Wanda está contenida por su familia y aseguró que fue un verdadero shock para ella enterarse del diagnóstico que tenía por la televisión.
“Nadie me lo decía, no me confirmaban un diagnóstico, el análisis final, o sea, el resultado. El diagnóstico me llegó el jueves pasado”, le confió a Ángel de Brito.
Natalie Weber y su lucha contra el cáncer: cómo se enteró y cómo se lo contó a sus hijos
Acto seguido, a Natalie Weber le preguntaron cómo lidió el tema de su enfermedad con sus hijos, pero ella explicó que decidió no contarles nada hasta hace poco. "Solamente le dije que mamá tenía una enfermedad y se la iban a sacar. Pero no entendía. Ella tenía 4 años, era chiquita, y el nene tenía menos de 1”, aclaró.
“Lo de Wanda Nara fue muy rápido porque lo contaron. Y porque además fue una punción. Lo mío fueron estudios, muchas mamografías. Fue como más lento. Desde la primera ecografía hasta el diagnóstico, habrá pasado un mes y medio”, relató desde su experiencia.
“En ese mes y medio, vas viendo la cara de los médicos, como Wanda veía la cara de las enfermeras. Yo veía caras que no estaban buenas: así es como que te vas acercando al diagnóstico sin escuchar esa palabra”, reflexionó.
Al mismo tiempo, explicó que si bien se lo habían dado a entender, tenía que esperar un resultado y hasta había viajado Mauro Zárate, su marido, para recibir la noticia en el consultorio del médico.
“El médico me dijo: ‘Tengo dos noticias: una buena y una mala. ¿Cuál querés?’. Le digo: ‘La mala’. ‘Tenés cáncer. La buena es que es in situ, vamos a operarte, tal vez no tengas que hacer quimioterapia’. Y me contó todas las cosas que son positivas dentro de todo lo malo”, recordó, con la sensación todavía a flor de piel.