El hijo de Marley, Mirko, ha conquistado el corazón de los usuarios de las redes sociales desde su nacimiento. Con tan solo cinco años, el pequeño ha demostrado su desparpajo y habilidades para desenvolverse frente a las cámaras. Pero además, el conductor de Por el Mundo está comprometido con la educación trilingüe de su hijo y ha compartido con sus seguidores el progreso en este ámbito.
Recientemente, Marley publicó en su cuenta oficial de Instagram un video de Mirko cantando en alemán mientras se dirigían a su institución educativa. En la publicación, el animador destacó que practican el idioma con canciones de Pascua, evidenciando así el compromiso que tienen con la educación bilingüe de su hijo.
La publicación no tardó en hacerse viral en las redes sociales y los seguidores del conductor de Telefe celebraron la capacidad de Mirko para aprender un idioma tan complejo como el alemán a tan corta edad.
Pero este no es el único idioma que domina Mirko, a su corta edad ya recibe clases de inglés y debido a sus raíces argentinas su lengua paterna es el español. Sin duda, este pequeño ya está haciendo historia en el mundo digital y su educación trilingüe es una muestra más de ello.
Marley contó cómo Mirko comenzó preescolar
En diálogo exclusivo con GENTE, Marley habló de cómo comenzo Mirko el preescolar, una etapa muy linda y nueva a sus cinco añitos.
-Mirko comenzó preescolar… ¿Cómo está viviendo este primer mes de clases?
-Estuvo todas las vacaciones muy ansioso y diciéndole a la gente: “Yo ya soy re grande porque pasé a sala de 5 años”. ¡No veía la hora de usar el uniforme y empezar las clases! El ya sabe las letras y los números pero quería que una maestra se los enseñe “oficialmente”. El tema es que, llegó el primer día, desayunábamos en casa antes de salir para el colegio, y se puso a llorar: “No quiero ir”, me dijo. Creo que ahí tomó conciencia de que esta experiencia que tanto esperaba se va a repetir durante muchos años y eso un poco lo angustió: de hecho entró a la salita agarrado a mi pierna y no quería soltarme. Finalmente, se acomodó, integró y yo me fui. Cuando volví a buscarlo ya estaba feliz y me contó que la maestra era divina y sus compañeros también. Ahora está terminando la etapa de adaptación -en la que van sólo algunas horas a clase-, comienza jornada completa y lo tiene muy emocionado pensar en que va a ir al comedor, que está al lado de la secundaria: se ve que eso lo hace sentir más grande.
-¿Pensás que creía que la experiencia preescolar era sólo de un día, algo así como ir a un partido de fútbol?
-Claro, no sé si tanto pero estoy convencido de que, aún hoy, no toma dimensión de los años que le quedan de escolaridad…. Vamos a evitarle el disgusto de spoiléarselo (Se ríe).