A pocas horas de su debut como conductora de Masterchef Argentina, Wanda Nara nos recibe en el amplio y cómodo camarín que Telefe acondicionó especialmente para ella –“Es casi un departamento, ¿no?", pregunta entre risas- y pide disculpas por el poco tiempo disponible para la entrevista: “No quería dejar de hablar con GENTE antes del lanzamiento del programa pero estamos grabando a full: el próximo encuentro prometo que será una charla extensa y muy relajada”, asegura mientras ofrece agua, gaseosas y café.
-Lunes 20 de marzo, 21.30 horas: llega el gran día… ¿Estás ansiosa? ¿Estresada? ¿Feliz?
-Todo eso y un poco más también (Se ríe). La verdad es que siento que conducir Masterchef Argentina es una gran oportunidad y quiero disfrutarla a pleno pero, a la vez, entiendo perfectamente la responsabilidad que significa y es inevitable sufrir un poco en las horas previas.
-¿Veías el reality show antes de que te propongan conducirlo?
-¡Siempre fui fan! Es más, no sólo yo: mis hijos aman Masterchef. De hecho, algo que me genera un enorme orgullo es que justamente ellos puedan verme conducir un formato que veíamos -todos juntos y en familia- en Italia. Esta vez será con la conducción de su mamá… ¡Espero que aprueben mi performance! (Se ríe)
-¿Cuándo y cómo recibiste la propuesta de conducir Masterchef Argentina?
-Estaba viviendo en Europa todavía cuando me ofrecieron grabar un piloto del programa y, claro, acepté de inmediato. Viajé a la Argentina, lo filmamos y quedaron en volver a contactarme luego de evaluarlo. La verdad es que no recuerdo exacto cuánto tiempo pasó pero, sinceramente, pensé que no había “aprobado” hasta que recibí el llamado que más esperaba: me preguntaron si estaba dispuesta a conducir esta nueva temporada y dedicarle la cantidad de horas de grabación que el certamen requiere. Desde el primer momento sabía el proyecto exigía que me instale en la Argentina y no dudé en aceptar.
-¿El piloto lo grabaste con Damián Betular, Germán Martitegui y Donato De Santis?
-Sólo con Damián (Betular) y Germán (Martitegui) porque Donato (De Santis) estaba de viaje. Lo más lindo de la anécdota es que, cuando ellos se enteraron de que yo estaba haciendo el cásting para conducir el ciclo, se ofrecieron espontáneamente a acompañarme en el piloto y fue muy importante su participación porque me sentí cómoda y a gusto: nos divertimos mucho de verdad y creo que se notó la química que se generó entre nosotros tres.
-¿Te hubiera gustado conducir la versión “famosos” del reality show?
(Piensa unos segundos en silencio) No me detuve a pensarlo porque siempre supe que, en esta edición, los participantes serían amateurs y me gustó mucho el plan: creo que es divertido conocer nuevas historias de vida y cuáles son los sueños de cada una de las personas que viene a cocinar pero también a ganar un gran premio. A medida que grabamos los voy conociendo y me encariño con cada uno de ellos… Creo que al público le va pasar lo mismo.
Zaira Nara y Mauro Icardi: dos pilares en su vida
-Sé que, cuando vivías en Europa, extrañabas mucho -y especialmente- a tu hermana Zaira… ¿Están aprovechando este tiempo que pueden pasar juntas?
-¡Totalmente! Ya lo dije muchas veces, Zaira es todo en mi vida: mi hermana, mi mejor amiga, mi confidente, mi cómplice… Tenemos una conexión especial nosotras. Para que te des una idea: yo fui la primera en sospechar que estaba embarazada de Viggo cuando aún no lo había anunciado. Ella vino a verme a Europa y yo la vi rara, distinta, más bella de cara que nunca….le puse la mano en la panza y le dije: “Acá está pasando algo”. Se quedó helada. Me miró y me dijo: “No me jodas, Wan, vos sos bruja. Hoy te pensaba contar que estoy embarazada”
-¿Pero se le notaba algo la panza?
-¡No! ¡Estaba de semanas! No lo sabía nadie. Imaginate la cero panza que tenía Zaira, si es flaquísima. O sea: fue intución. Y ella es igual conmigo: cuando estaba en Europa haciamos varias videollamadas por día, ella me veía y ya se da cuenta si estaba bien, mal, triste o contenta.
-Hace poco dijiste que Mauro Icardi es el hombre de tu vida, doy por descontado que se reconciliaron…
-Si, claro: Mauro es el hombre de mi vida. ¿Te parece que lo ampliemos en el próximo encuentro? ¡Me llaman para retomar las grabaciones! (Se ríe)