Pablo Ventura tenía 21 años cuando un sábado por la tarde su vida se volvió un infierno. Es que, luego de que los ocho rugbiers acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa le hicieran una broma a la policía y dieran su nombre, el joven permaneció cuatro días preso por el caso del joven asesinado en 2020 a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell. .
Ahora con 23 años, el joven que practica remo y estudiaba farmacia en la Universidad de Belgrano presentará su declaración en la tercera audiencia del juicio de Báez Sosa. "No los perdonaría, pero no siento odio. No me sorprendió lo que hicieron", expresó a tempranas horas de la mañana previo a su declaración.
Hace 3 años, el joven remero de Zárate dijo que no había estado en Villa Gesell al momento del asesinato. Fue a principios de febrero de 2020 cuando el juez David Mancinelli lo sobreseyó, por lo que quedó desvinculado de la causa.
La vida de Pablo Ventura
En la actualidad, el joven es relacionista público de un reconocido boliche de la Ciudad de Buenos Aires. Además de compartir sus actividades, utiliza su cuenta de Instagram (en la que tiene casi 20 mil seguidores) para promocionar su trabajo.
Ventura continúa practicando remo, deporte que lo apasiona desde antes del trágico hecho en el que se vio envuelto injustamente.
Durante la investigación, antes de ser sobreseído, reveló haberla pasado mal ya que estuvo un tiempo sin poder realizar sus actividades habituales. "Estos pibes hicieron que yo no sea el mismo. Mis viejos no son los mismos. Con lo que me hicieron, ¿qué se puede hacer? Nada", reflexionó un año después de haberse convertido en sospechoso por una falsa acusación y agregó en aquel entonces: "La justicia es para Fernando y por todo lo que arruinaron al sacarlo del mundo".
Detalles de la falsa acusación
Un sábado de 2020 a las seis de la tarde, la vida de Pablo Ventura, de 21 años, se volvió un infierno. Como si se tratara de una broma de mal gusto, un chiste, una cámara oculta de algún programa, efectivos de la DDI Villa Gesell en colaboración con la DDI local, irrumpieron en su casa de Zarate y se lo llevaron detenido.
La acusación era grave: “Su hijo está sospechado de asesinar a Fernando Báez Sosa, un chico de 18 años que esta madrugada perdió la vida en una pelea a la salida de Le Brique un boliche en Gesell”, fue lo que la policía le dijo a sus papás: Marisa Pittilini y a José María Ventura.
La sospecha duró poco: enseguida quedó demostrado que la noche del crimen el acusado estaba a kilómetros de Villa Gessell, donde ocurrió la fatal golpiza: había cenado con su familia en Zárate y su imagen había quedado registrada en cámaras de seguridad de la ciudad.