A mediados de 2021, McLaren presentó el McLaren Artura, un deportivo híbrido enchufable de altas prestaciones. Se esperaba que las primeras entregas del modelo se hicieran efectivas durante 2022, pero eso no ha sucedido.
El motivo son los problemas de producción que ha tenido que enfrentar el constructor inglés derivados de la escasez de chips de fines del año pasado y de la necesidad de realizar “ciertas actualizaciones técnicas”, como reveló en su informe de ganancias del tercer trimestre del presente ejercicio.
Ese “update” está relacionado con algunas fallas en la unidad motriz, un motor V6 de 3.0 litros de 585 CV de potencia máxima a 7.500 rpm acoplado a otro eléctrico de 95 CV; y el software del vehículo.
Para hacerle frente a los gastos generados de las actualizaciones, McLaren vendió parte de su colección de autos, que incluye varios de los monopostos fabricados por la compañía para competir en la Fórmula 1.
Los vehículos fueron comprados por el fondo soberano bareiní Muntalabak, principal accionista de McLaren Group, a cambio de 120 millones de euros. Este dinero servirá para financiar la producción del Artura.
En los primeros nueve meses del año McLaren perdió 203 millones de libras, casi tres veces más que al año anterior. Mientras que la liquidez descendió a 89 millones de libras frente a los 171 millones del 2021.
No es la primera vez que McLaren se desprende de parte de su patrimonio para salir de los números rojos. El año pasado vendió el McLaren Tecnology Center por 197 millones de euros, aunque sigue utilizando las instalaciones pagando un alquiler...