Ximena Capristo y Gustavo Conti se transformaron en un emblema de Gran Hermano y de las parejas argentinas. Se conocieron en 2001 adentro del reality show y, desde entonces, la morocha definitiva y el galán argento se eligen todos los días.
En diálogo con GENTE repasaron sus días adentro de la casa, analizaron el juego y también hablaron del presente laboral, de su hijo Félix y de su historia de amor, que siempre tuvo a las cámaras de testigo.
En esta nueva edición del programa forman parte del panel estable de La noche de los ex, con la conducción de Roberto Funes Ugarte los viernes por la pantalla de Telefe. “Está bueno haber tenido la experiencia de haber estado adentro de la casa porque vos podés ser especialista o periodista o sociólogo o lo que sea, pero la experiencia real la vive el que estuvo ahí adentro”, dice Ximena.
Y Gustavo suma: “Estar ahí adentro es mágico, es diferente. Viste que siempre cuestionaban por qué lloraban y, cuando pasó la pandemia, la gente decía: 'Ahora entiendo’. Ahí adentro se carga un plus que es inexplicable. Es diferente”.
Ninguno de los dos se mostró sorprendido por la salida de Mora, que se dio anoche en la Gala de Eliminación. “El juego era horrible, era un lleva y trae... más que un juego, era un conventillo. Una cosa es hacer estrategia para jugar, como hizo Coti con la espontánea, que está súper bien aunque no se lo tendría que haber contado a Conejo”, señala Ximena.
Al mismo tiempo, ninguno pudo entender el comentario que hizo la Tora apenas fue salvado Agustín: “No se dio cuenta que la gente lo acababa de salvar. No podemos creer que hizo ese comentario haciéndose la confrontativa. Si queda en placa sin dudas termina yéndose ella”, adelanta Capristo.
Gustavo Conti y Ximena Capristo recordaron sus días adentro de la casa Gran Hermano
Tanto Ximena Capristo como Gustavo Conti aseguraron que entraron a Gran Hermano con la mirada puesta en un futuro laboral en los medios. En el caso de ella, que estudiaba teatro ya en ese momento, cuenta que fue su mamá quién la anotó.
“Apenas entré sabía que no iba a ganar, porque yo no me guardo nada. No voy al choque pero digo lo que siento, no la puedo caretear”, asegura Capristo.
Gustavo: En esa época sí ibas al choque…
Ximena: ¿Vos decís? Pero porque vos no me conocías.
Gustavo: Bueno, yo te digo lo que me pasó a mí adentro cuando te vi. Yo no quería ni hablarte ni acercarme.
Ximena: Es más, me nominaste.
“Estaba peleándose constantemente todo el día con otro participante, entonces lo más sano para la convivencia fue nominar a los dos y que uno de los dos se vaya. Obviamente, no estaba en pareja con ella”, aclara Gustavo.
Conti tomó la decisión de entrar a la casa también con ganas de triunfar en los medios. Tuvo una buena previa y palpitó el minuto a minuto: miró toda la primera temporada desde la señal 24 horas, durante su turno laboral como conserje de un hotel alojamiento. “Miraba Playboy, Venus o Gran Hermano. No tenía otros canales la conserjería. Pasaba 12 horas ahí adentro, así que lo tenía de fondo”, recuerda.
Y dice: “Como televidente me parecía formidable, buenísimo. Me gustaba”. Sin embargo, confiesa que creyó que estaba todo arreglado hasta que la vida lo sorprendió con un llamado.
“De un monoambiente me fui a una casa con pileta, con chicas lindas, con todo servido, una vaca que ordeñábamos... ¡en mi vida había ordeñado una! Me levantaba todas las mañanas a hacerlo”, rememora con nostalgia.
Ximena Capristo y Gustavo Conti analizaron cómo es estar en Gran Hermano 2022
Gustavo Conti y Ximena Capristo saben que la experiencia ya de por sí es otra a la que vivieron adentro de la casa de Gran Hermano. En 2001 la accesibilidad a internet era casi nula, y cada vez que se veía un celular se pedía un deseo por lo inusual que era la situación.
Además, se sabía muy poco del formato del juego. “Se votaba más por la convivencia: al que te hinchaba las pelotas ahí adentro de la casa, a quien armaba lío, al que era conflictivo...”, señala Gustavo. “Era un juego, pero para nosotros no lo era. No estaba tan presente la estrategia”, admite Ximena con el diario del lunes.
Otro factor importante a la hora de analizar la dinámica de esta edición es que, generacionalmente, los participantes están acostumbrados a tener una cámara en el bolsillo, y siempre están listos para mostrarse en internet. Y, como si fuese poco, se le suma la experiencia del aislamiento por la pandemia.
“Si bien no fue lo mismo porque tenían celulares, televisor y todo, había que quedarse en la casa, y eso a la gente le causó traumas, enfermedades, problemas familiares, un montón de cosas que, mal o bien, fue como una previa”, sostiene Conti.
La Capristo sale al cruce ante las palabras de su marido: “Claro, pero teniendo en cuenta lo que decís, ahora ellos saben adónde van a entrar, porque ya vieron varias ediciones de Gran Hermano, entonces se imaginan un poco lo que viene. Es un aislamiento totalmente diferente, porque ahí estás sin problemas de lo que tenés que pagar a fin de mes. Estás en un all inclusive”.
Él le da la razón.
Ximena: Nuestro Gran Hermano fue mucho más vintage.
Gustavo: Fue hace 21 años, ¿qué querés? Somos vintage.
Gustavo Conti y Ximena Capristo contaron cómo fue entrar a la casa de Gran Hermano con Félix, su hijo
Tras una búsqueda que decidieron empezar cuando lograron tener su casa propia, y después de 16 años de relación, llegó Félix (5) y revolucionó las vidas de Gustavo Conti y Ximena Capristo.
Este año tuvieron la oportunidad de entrar a la casa de Gran Hermano con el pequeño de la familia, lo que significó una experiencia que jamás habían imaginado pero que nunca se van a olvidar. “Él va al canal y está pancho, como si fuese su casa. A Santiago del Moro lo saluda como si fuese un vecino”, cuenta Conti entre risas.
“Antes de que empiece el programa se lo explicamos, porque no lo había visto. Y que papá y mamá se conocieron en una casa igual, en un programa... y de a poco le fuimos contando”, detalla Gustavo, que resalta que su hijo le pregunta “todo, todo”, cómo por ejemplo qué es lo que hacen adentro de la casa, quién está nominado y hasta quién echa a los participantes.
“Yo le pregunté si iría a la casa, y él me contestó: 'Sí, más vale'... ¡pero él quiere ir ahora con 5!”. Y Ximena marca la cancha: “Que elija lo que le haga feliz. Nosotros no le decimos lo que tiene que hacer. Nosotros le preguntamos y él elige. La única obligación que tiene es ir al colegio: él sabe que llueve o truene, tiene que ir. Mamá y papá tuvieron asistencia perfecta siempre”.
Gustavo: Papá no tanta...
Ximena: Bueno, mamá sí.
Y continúa Ximena: “21 años después, uno nunca se imaginó... primero, que íbamos a estar juntos, porque es un montón. Es una vida. Y segundo, entrar a la casa con nuestro hijo, que él vea el lugar donde estuvimos, donde nos conocimos y demás...
Gustavo y Ximena, al unísono: Es un flash.
Fotos:
Diego García
Créditos:
Casa de muñecas
Laura Marquez Calzado
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