En el living de la hermosa casa antigua de Mora Godoy hay muchos muebles de madera, un espejo redondo, sifones de vidrio, sillones blancos -decorados con almohadones tejidos y mantas en tonos tierra-, una original araña de caireles en el interior de una estructura globo de hierro y también dos porciones de pizza sobre delicado plato antiguo. Muy relajada y cómoda, la bailarina -que ya terminó la sesión de fotos para el Intimo de la semana de GENTE- se prepara para comer y charlar.
-Imaginé que tu almuerzo iba a ser una ensalada verde y algunas frutas
- Nooo…. ¡Yo como de todo! Los hidratos de carbono forman parte de mi dieta. A ver, soy sincera: como 2 porciones de pizza, no 4. Soy medida e intento seguir un plan de alimentación equilibrado porque es clave para mi trabajo de bailarina. Pensá que ensayo 5 horas por día desde hace varios meses para el estreno de mi espectáculo en el teatro Coliseo: comer bien es una prioridad en mi vida, no puedo perder un gramo de energía porque necesito que mis músculos estén en óptimas condiciones.
-¿Y tolerás bien estas 5 horas diarias de ensayo luego de tanto tiempo inactiva?
-No, para nada. ¿La verdad? ¡Me cuesta un montón! (suelta una carcajada). Querría mentirte y decir: “Estoy genial y disfrutando como nunca de esta actividad tan intensa” pero es durísimo y esa es la única realidad. Entiendo que es cuestión de tiempo y que me voy a ir acomodando porque yo soy una persona extremadamente disciplinada: un legado que me dejó el teatro Colón.
-Tampoco debe ser simple volver al teatro -con Mora Godoy, 20 años: Grandes éxitos- después de 3 años sin pisar un escenario
-Confieso estar más nerviosa de lo habitual y te sumo algo: es la primera vez que le tengo miedo al estreno. Siento que poder volver al teatro, después de la pandemia, es como renacer. No voy a decir nada súper original pero estos años fueron durísimos para mí y para todos. Después de estar tanto tiempo sin actividad los ensayos de hoy me generan la adrenalina de mis comienzos… Y ojo: eso también tiene su mística.
-¿Estuviste 3 años, literal, sin pisar un escenario?
-Bailé en algunas ocasiones -hicimos shows corporativos y, el año pasado, ofrecí una función en Madrid- pero, la verdad, fue muy poco. Pensá que nosotros veníamos de un ritmo infernal a la nada misma.
-Tengo la sensación de que la pandemia fue muy dura para vos
-¡Fue una trompada! Así, directo. Pero no sólo para mí: fue una piña para el mundo entero. Pero hablar de lo que me pasó a mí sería ridículo: yo fui una privilegiada porque no pasé hambre ni frío, lo grave fue lo que sufrieron otros. Pienso en la desesperación de esos padres que no tenían nada para darle de comer a sus hijos… Lo mío fue una frivolidad al lado de lo que padecieron otros.
-¿Estabas en la Argentina cuando el presidente declaró la cuarentena?
-Sí, estaba haciendo shows en Mar del Plata así que fue una bendición que me encontrara aquí porque yo tengo una hija -Bianca, 15 años- y hubiera sido muy estresante quedar varada en otro país buscando la mejor manera de llegar a la Argentina.
-¿Volviste a Buenos Aires y directo al supermercado a comprar provisiones para transitar el encierro?
-Nooo… Todo lo contrario: quedé “encuarentenada” sin una lata de atún. Te juro. Yo veía a la gente llenando las alacenas con todo tipo de alimentos y pensaba: “No me voy a desesperar, esta locura no es para mí”. Mi hija sí se preocupó, lloraba cuando veía a las familias de sus amigas acopiar y me preguntaba: "¿Nosotras qué vamos a hacer?!". Ahí la tranquilicé, le expliqué que de hambre no íbamos a morir pero, claro, ella me conoce bien: yo no sé cocinar.
-Fue dura la cuarentena para los que no son amantes de la cocina…
-¡Muy! (Se ríe) Yo te hago lo básico: hiervo fideos, pongo un pollo al horno pero no salgo de ahí. Y te aclaro: no aprendí nada en todos esos meses. Hubo gente que busco tutoriales de masa madre, recetas de todo tipo, horneó tortas y budines… bueno, no fue mi caso. Pero sobrevivimos y, si tengo que destacar algo positivo de esa experiencia, fue el tiempo que compartimos juntas.
La dificil misión de tener una hija adolescente
-¿Cómo es tu relación con Bianca?
-La adolescencia tiene sus complicaciones pero nada grave, al menos, en el caso de Bianca. De hecho, aprovechamos ese tiempo de encierro para organizar su fiesta de 15 años juntas y sin ayuda alguna: sólo nosotras dos. Tal vez, en otro momento, hubiera sido imposible para mi encargarme de cada detalle pero la pandemia me dio esta oportunidad y la disfruté mucho: todo se hizo cómo ella soñaba y según su gusto. A veces pienso que las cosas se dan por algo… Trato de pensar eso y quedarme con lo positivo: pudimos charlar mucho, acercarnos, compartir situaciones cotidianas que, a lo largo de mi carrera y debido a lo mucho que viajé, antes me resultaba más complicado porque siempre había interrupciones.
-¿Bianca se parece a vos?
-Sí, mucho. No creo que se dedique al baile, eso no. Pero veo mucho de mí reflejado en ella.
-¿Sufriste alguna vez una situación de acoso laboral?
-Sí, fue en mis comienzos, tenía 19 años, y con un persona muy conocida que ya murió y no vale la pena dar el nombre. Esa persona me dijo: “Si no te acostás conmigo, te echo” Y bueno, me echó. Un abuso de poder total. Pero bueno, en esa época estaba más naturalizado que pasen esas cosas -algo espantoso, claro- y nunca lo denuncié.
-¿Es un tema del que hablás con Bianca?
-Muchísimo. Yo soy una convencida de que ella tiene derecho a vestirse como quiera, sin pedir permiso para mostrar su cuerpo, y nadie debería atreverse a tocarle la cola por llevar una pollera corta pero la realidad es otra: está lleno de degenerados y tiene que saber que puede cruzarse con ellos. Por eso le pido siempre que se cuide mucho, que salga con sus amigas en grupo y, obvio, a veces genera una discusión con ella pero lo entiende y lo acepta.
Un amor de barrio
-¿Es verdad que te enamoraste en pandemia de un vecino de tu barrio?
-Totalmente cierto. ¡Una historia de amor muy actual! Yo había ido a la ferretería -uno de los pocos comercios abiertos en la cuarentena estricta- y Santiago -Gilligan, 45 años- estaba en la verdulería. Yo pensé que era la primera vez que nos cruzábamos pero después, con el tiempo, me confesó que ya me había visto en un café del barrio. ¿Viste que, en ese momento, cuando conseguías una mesa afuera te amotinabas ahí porque, si te ibas, la perdías para siempre? Se ve que me vio alguna mañana tomando algo y me echó el ojo.
-¿Cómo empezaron a hablar?
-Él se me acercó en la calle, me habló, me pidió el teléfono y comenzamos a chatear. Y así nos fuimos conociendo: por WhatsApp. Llevó un tiempo llegar a la primera cita que, claro, fue en uno de esos bares con mesas en la calle que valían oro (Se ríe)
-¿Qué fue lo primero que te sedujo de Santiago?
- ¡Es muy buen mozo! ¡Me gustó de inmediato! La atracción física fue instantánea. Pero después, a medida que lo conocí, me gustó su tranquilidad y la empatía que mostró cuando se encontró con mi panorama familiar: una madre sola con su hija y su papá, que se había instalado en casa. También me gustó que no vio a la bailarina, no conoció a Mora Godoy, porque Santiago me encontró sin trabajo y hasta en una situación vulnerable porque a mí me generó mucha tristeza poner en pausa, por tiempo indeterminado, mi profesión. Todo eso me fue enamorando de él.
-Bueno, el 28 de octubre es tu gran debut y va a conocer a una nueva mujer
-Sí, y es interesante ver qué pasa en ese momento. Yo soy una mujer independiente, con mucha personalidad y gran exposición y entiendo que asimilarlo no es fácil. Santiago, hasta ahora, lo llevó muy bien y siento que va a seguir así, porque esta charla le hemos tenido infinidad de veces, pero quiero ver cuán cómodo le resulta verme entrar en mi vorágine laboral. Yo hice hice 420 shows en 2019. Y, si bien no quiero volver a vivir ese nivel de exigencia, tampoco puedo negar lo mucho que disfruto de mi profesión. Él se dedica al Comercio exterior, no tiene ninguna relación con el mundo del espectáculo, así que puede ser que la adaptación le lleve un tiempo y es completamente lógico
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- ¿Qué planes les gusta compartir cuando están juntos?
- Nos gusta mucho salir a cenar y charlar. Podemos quedarnos horas hablando y lo disfrutamos a pleno.
-¿Les gustaría hacer un viaje, por ejemplo?
-(Piensa unos segundos en silencio) No es algo que me desvele. Yo viajé mucho a lo largo de mi carrera: en otro momento de mi vida hoy, 24 de octubre, tendría toda mi agenda de 2023 cerrada. Bailé 7 veces en Grecia -dos de ellas en la Acrópolis-, estuve 8 veces en Rusia y fui la primera compañía latina que pisó la Ópera de Beijing…. ¿Qué más puedo pedir? Hoy vivo el día a día y me adapté a este cambio.
-Santiago tiene dos hijos y vos a Bianca. ¿Cómo es la vida de familia ensamblada?
-Nos llevamos todos muy bien, pero me gustaría aprovechar la oportunidad para dejar de romantizar la vida de familia ensamblada. Siento que ahora está como establecido que dos personas -con hijos- comienzan a convivir y se genera un proyecto de vida genial, perfecto, en el que siempre reina la armonía. ¿Por qué debería ser así? Nosotros, realmente, nos llevamos los 5 muy bien pero porque se dio naturalmente así: no se forzó. Si Bianca no tuviera onda con los hijos de Santiago, ¿cuál sería el problema?
-Entiendo que no sos una militante de este nuevo modelo familiar
-Me gusta decir que Bianca y yo somos una familia; Santiago y sus hijos, otra; y todos interactuamos con mucha fluidez. No quiero que exista el mandato de: “Somos una familia ensamblada, debemos llevarnos todos muy bien”. No tiene que ser obligatorio que esto pase: yo soy partidaria de la libertad. Me gusta que ambos, Santiago y yo, podamos elegir compartir tiempo juntos con nuestras respectivas familias.
El peligro de expresar una opinión política
- ¿Cuál es tu balance del gobierno de Alberto Fernández a 3 años de su asunción?
-No sé si soy la persona indicada para hacer un balance o si me corresponde hacerlo. Lo que sí puedo decir es lo siguiente: una pandemia ocurre cada 100 años, era inimaginable que la íbamos a vivir en estos últimos 3 años y, desde ese lugar, pienso: “Había que estar en el saco del presidente”. Gobernó en una situación límite, desesperante, y sin un manual de instrucciones: nadie sabía cómo actuar frente al covid en 2019/2020. Pero bueno, hablar de política, a veces, te hace comer una trompada innecesaria.
- ¿Te sentiste atacada alguna vez por expresar tu parecer?
-No me pasó a mí pero sí a muchos actores y eso me entristece. Me da pena que no se pueda dar una opinión. Sí quiero decir que me entristeció mucho que hayamos vuelto a pedirle plata al Fondo Monetario Internacional y endeudarnos. Yo ese día me sentí decepcionada porque dije: “Nosotros habíamos salido de ahí… ¿Por qué tenemos que volver?”. "¿Era necesario que la Argentina se endeude?". No es algo que, además, se haya visto reflejado en obras. Pero, así como comparto este sentimiento, admito que ayer estaba viendo el informe sobre Vaca Muerta donde -a través de YPF y el Estado argentino- se está haciendo ese gasoducto imponente que nos permitirá pasar a exportar gas a toda Latinoamérica. Si es como lo plantean, te aseguro que el próximo gobierno se queda a vivir porque vamos a tener un recurso que se sumaría a todos los que ya tenemos: agua, petróleo, litio -que encontraron en Catamarca- y ahora gas. A mí me gusta pensar en un futuro más próspero para mi país: es mi único gran deseo.
-¿Y cómo imaginás tu futuro personal? ¿Te afecta el paso del tiempo o lo vivís con total naturalidad?
-No quiero ser recurrente con el tema de la pandemia pero confieso que me llevó a reflexionar mucho sobre el futuro. Antes, tal vez, no era un tema en el que me detenía a pensar demasiado y en estos años algo cambió: comencé a imaginar mi vida en 10 años, por ejemplo. Me gustaría bailando, siempre, pero ya dedicada a la docencia, que no era algo que estaba en mi radar. Me resulta atractivo soñar con ese horizonte.
Fotos: Fabián Uset
Producción y estilimos: Caro Gagliardini
Video: Manu Adaro
Make up y pelo: Elizabeth Flecha para Sebastián Correa
Agradecimiento: Mishka @mishkabuenosaires, Rental Dress @rentaldress.ar
Renner @renner_ar y Ferraro @ferrarocalzados