En el marco del lanzamiento de “Raíces”, su nuevo libro, Juliana Awada se permitió abrir las puertas de su intimidad al dar sus mejores secretos de bienestar y contar detalles familiares que marcaron su camino. En el prólogo, hace referencia a los integrantes de la familia que la acompañaron en este proceso y contó de qué forma lo transitaron juntos.
“Cocinar es una demostración de amor. Mi hermana mayor, Zoraida, nos enseñó mucho y crecimos con ese ejemplo. De la mano de mi mamá, Pomi, aprendimos y disfrutamos de la cocina libanesa. Por herencia de su madre y de su suegra, ella prepara platos típicos de la cultura árabe que requieren tiempo y dedicación, como puré de berenjenas o de garbanzos, tabule, hummus de remolacha, falafel y labneh (un tipo de queso blando elaborado a partir de yogur). La mesa se llena de colores y sabores únicos y, cuando esto sucede, siempre es una excusa para juntarnos y compartir: hijos, nietos, sobrinos, no falta nadie”, contó.
“Con Antonia disfrutamos mucho de la huerta. Son momentos que despiertan la imaginación y la curiosidad de los más chicos, pero también los acercan a valores más profundos: el cuidado, la dedicación, la paciencia, el respeto por el medio ambiente”, amplió.
Y dijo: “Mis hijas suelen decirme que siempre estoy alegre, que para ellas es agradable convivir con alguien que transmita esa energía. Por eso estas páginas (se refiere a las de su libro) son el reflejo no solamente de lo que me hace bien y me da paz, sino de lo que aprendí a lo largo de mi vida y en este último tiempo tan particular. Buceando hacia adentro comprobé que cuanto más buscamos, más nos acercamos a esa raíz que nos trajo acá, y ahí están los recursos más valiosos: el amor de nuestra familia y lo más auténtico de la naturaleza”.
Las claves de Juliana Awada para el binestar
La ex primera dama explicó que “alcanzar un bienestar sostenible implica modificar algunos hábitos, pero también estar muy atentos para escuchar las señales de nuestro cuerpo sin subestimarlas”.
“Así empezó para mí este camino de aprendizaje, cuando dejé de dar por sentados algunos malestares crónicos, como distensión abdominal, dolor de cabeza, anemia, menstruaciones abundantes, y decidí prestar más atención a lo que sucedía al consumir cierto tipo de alimentos para entender qué efecto tenían en mi organismo. La idea no era restringir, sino tener información para poder elegir de una manera más consciente”, siguió.