En las últimas horas, trascendió la noticia sobre la nueva afección que padece la reina Letizia. A su metatarsalgia crónica ya conocida, el pasado mes de junio le diagnosticaron una nueva enfermedad: el neuroma de Morton.
No obstante, pese a los dolores que padece la esposa del rey Felipe VI, la reina consorte de España quiere evitar una intervención quirúrgica. Asimismo, según señalaron medios españoles, los especialistas que han visto a la reina le desaconsejaron pasar por el quirófano.
Sobre esa línea, El Mundo señaló que los expertos desaconsejaron una intervención a la monarca debido a la zona afectada y que suele dar problemas a los cirujanos. El neuroma de Morton consiste en un engrosamiento del tejido de los nervios del pie que provoca dolores fuertes. En el caso de la reina, esto le estaría causando molestias en el pie izquierdo.
Una de las principales recomendaciones que los profesionales de la salud suelen hacer es dejar el uso de tacones, algo que la reina Letizia no ha hecho, ni se espera que haga, debido a su fanatismo por la moda y a que, en sus eventos oficiales, lleva vestidos que requieren ese tipo de calzado.
Cuáles son los síntomas del neuroma de Morton
Según indica el portal español TopDoctors, no existen síntomas externos del neuroma de Morton, pero sí manifestaciones internas. Estas, por ejemplo, van desde dolores en la punta del pie al picor u hormigueo en los dedos del pie, pasando por sensación de ardor en la punta del pie o de tener una piedra en el zapato.
Tratamiento del neuroma de Morton
Como en muchas otras enfermedades, la dolencia que padece la reina Doña Letizia tiene tratamiento, pero debe ser adecuado a cada caso. Esto variará en función de la gravedad y la situación que podría haberla derivado. Por ello, si no se desea pasar por el quirófano, algunos consejos son: cambiar de calzado, incluir un aparato ortopédico, pérdida de peso, esteroides o soluciones alcohólicas para el dolor y analgésicos.
En caso de que estos tratamientos no acaben con el problema, lo más habitual es ponerse en manos de un cirujano, que deberá eliminar tejido que está alrededor del nervio o, en su caso, eliminar parte de ese nervio. Todo ello con el objetivo de reducir la presión y el dolor.