Marcelo Polino es uno de los conductores de espectáculos más reconocidos de la televisión argentina, pero son muy pocos los detalles que se conocen de su vida privada.
El pasado fin de semana, al participar de "La Noche de Mirtha Legrand", el programa que lleva adelante "La Chiqui" por la pantalla de El Trece se animó a revelar algunos detalles desconocidos de su infancia, su lucha por conocer a su padre biológico y la muerte de su madre.
"Tu papá te abandonó cuando eras muy chico, tengo entendido. Vos lo buscaste después ¿np?", le consultó Mirtha Legrand sin vueltas a Polino. A lo que este respondió: "Sí. Lo busqué y no lo encontré. Después a mi mamá que vivía en Tres Arroyos la traje acá a Buenos Aires y vivimos sus últimos diez años de vida juntos".
"¿Lo encontraste a tu papá?", indagó Mirtha. "No, no lo encontré. Lo busqué por los padrones. Viste cuando te dicen 'vota en tal lado', bueno fui a averiguar y no estaba. Años después me llegó la información que había fallecido", explicó el ex jurado de ShowMatch.
"Pero no solo te abandonó a vos, sino a tu mamá y a su propia madre...", le recordó Legrand. A lo que muy apenado el periodista recordó: "Abandonó a toda la familia y nunca se supo nada. En un momento hubo un cometario de que había viajado a la India pero todo eran como versiones. Mi mamá nunca supo la verdad".
"Ahora con el paso del tiempo arme mi propia familia. Tengo amigos, primos y familiares a los que quiero muchísimo. La verdad solo no me siento. Pero soy bastante solitario porque trabajo todo el día, de hecho este primer semestre del año tenía un programa de radio en Mitre y un programa en Chile. Así que me la pasaba viajando todo el tiempo", contó Marcelo Polino sobre su vida diaria en la actualidad.
Marcelo Polino y su deseo de adoptar
Marcelo Polino intentó durante muchos años adoptar a un niño o niña pero debido a distintas trabas y el paso de los años jamás pudo concretarlo. En una entrevista a Gente del año 2017, a días de que su mejor amigas Luciana Salazar se convirtiera en madre de Matilda, el mismo contó de donde nació su deseo ferviente de adoptar.
“Sólo tengo una asignatura pendiente en esta vida: ser papá. Me gustaría darle a un hijo lo que yo no tuve. Aunque trabajo muchas horas en televisión y radio, cuando llegue ese momento voy a ser un padre presente, para compartir el mayor tiempo posible con él. Tengo mucho amor para dar”, comenzó narrando.
–¿Por qué tu trámite no termina de concretarse?
–Tengo mi carpeta aprobada hace cinco años. Quedé en lista de espera, pero aún no tuve suerte. Me llamaron un par de veces, pero para adoptar cinco y después tres hermanitos. No tengo estructura para tantos. Estoy buscando uno, o a lo sumo dos hijos.
–¿Cuándo decidiste que querías ser padre?
–Seis años atrás empecé a trabajar el tema en mi terapia, y hace cinco que comencé con el trámite legal. Primero vinieron a casa los psicólogos, a ver el hogar donde viviría el niño. Luego llevé la declaración jurada de bienes para que sepan lo que gano, la escritura de mi casa. Me hice los estudios y análisis para saber si estoy físicamente apto para adoptar. Tengo todo aprobado, pero desde mi lugar no puedo hacer nada más, porque en este país primero se los dan a los matrimonios, después a las parejas, más tarde a las mujeres, y por último a los hombres solos. Yo estoy haciendo una adopción monoparental. Sé que es complicado pero no imposible.
–¿Seguís teniendo la misma energía y ganas que cuando iniciaste el trámite?
–Sí, aunque en cinco años te cambia la vida, la cabeza, las prioridades. Pero me mantengo trabajando constantemente para cuando llegue ese momento. Si no se da como quiero, tampoco voy a hacer algo para lo que no me sienta capaz de sostener, como el caso del grupo de hermanos. El Universo sabrá cuándo y cómo. Tengo la esperanza de que va a llegar... De mi parte puse todo. Forzar en mi cabeza algo que no depende de mí no creo que sea lo más indicado.
–¿No te hubiese resultado más fácil alquilar un vientre, como lo están haciendo Marley y Luciana?
–Tengo dinero para hacerlo, pero quiero adoptar un hijo para agradecerle a la vida todo lo que me dio. Lo que tengo es para ayudar. No puedo ser egoísta. Deseo hacer feliz a un niño, darle educación, una cama donde dormir y mucho cariño. Además, no estoy queriendo adoptar un bebé: pido un nene –o dos– en edad de preescolar. En el país hay muchos chicos para adoptar en ese rango de edad. Conozco del tema, porque trabajo con minoridad en riesgo hace más de quince años.
–¿Cómo fueron las veces que te comunicaron que podía haber una posibilidad?
–Un poco frías y por email. Uno no tiene contacto con ningún juzgado: te pueden llamar de La Quiaca o de Tierra del Fuego. Después que entregás la carpeta, tus datos entran a una computadora y van a todos los juzgados del país. Cada dos años tenés que volver a presentar o renovar tus datos. En este tiempo me llamaron una vez por cinco hermanitos, y otra por tres hermanitas... Era mucho para mí.