Ferrari no pudo resistirse a tener su propio SUV, como sucede con otras marcas Premium como Aston Martin, Lamborghini, Bentley, Rolls-Royce y Porsche. Sin embargo, el Ferrari Purosangue se diferencia de sus rivales por ser un modelo que mantiene el ADN deportivo que hizo famoso a la casa del Cavallino Rampante. De ahí su nombre... que significa pura sangre.
Para poder alcanzar los ambiciosos objetivos fijados para este proyecto y crear un auto digno de incluirse en la gama de Ferrari, se adoptó una disposición completamente diferente y unas proporciones innovadoras.
Mientras que los otros fabricantes optan por un motor montado en la parte delantera del auto con la caja de cambios acoplada directamente a él, algo que implica una distribución de peso menos óptima; el Purosangue se destaca por tener el impulsor en la parte frontal, pero con la caja de cambios en la parte trasera para obtener un mejor reparto del volumen.
A eso se suma que la unidad de transferencia de potencia está acoplada delante del motor para proporcionar una transmisión 4x4 única y una distribución de peso 49:51% que los ingenieros de Maranello consideran óptima para un deportivo con motor delantero central.
El Purosangue también se sitúa por encima del resto de los productos del mercado gracias a sus prestaciones y su confort. Es el único auto de estas proporciones que cuenta con un motor V12 de aspiración natural ya que los otros fabricantes han optado por motorizaciones que incluyen un turbo.
El V12 que monta el Purosangue eroga 725 caballos a 7.750 rpm y 716 Nm de torque. Toda esa potencia se transmite a través de ocho velocidades.
Con poco más de 2.000 kilos de peso, el Ferrari Purosangue acelera de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos, de 0 a 200 en 10,6 segundos y su velocidad máxima supera los 310 km/h. En síntesis... Es todo un Ferrari.