Rolls-Royce está en pleno proceso de desarrollo del Rolls-Royce Spectre, su primer modelo eléctrico. En esta etapa la marca de vehículos de lujo pretende acumular 2,5 millones de kilómetros de pruebas, el equivalente a 400 años de uso.
Después de una serie de pruebas en el frío extremo de Arjeplog, en Suecia, a unos cuantos kilómetros del Círculo Polar Ártico; el Rolls-Royce Spectre siguió con su periplo por la Riviera francesa.
La marca estima realizar en la Costa Azul unos 625.000 kilómetros divididos en dos partes. El primer tramo tendrá como lugar el histórico autódromo de Miramas, ubicado en el departamento francés de Bouches-du-Rhône; mientras que el segundo en la campiña provenzal que rodea al circuito. La elección no es caprichosa:Rolls-Royce sabe que muchos de sus clientes disfrutan mucho de esta región.
El Rolls-Royce Spectre no se parece a ningún Rolls-Royce anterior. Esto no se debe solo a su sistema de propulsión completamente eléctrico, sino también a su poder de cómputo sin precedentes y la aplicación de tecnologías avanzadas de procesamiento de datos.
El Spectre, definido por la compañía como el Rolls-Royce más conectado de la historia, cuenta con 141.200 relaciones emisor-receptor y tiene más de 1.000 funciones y más de 25.000 subfunciones. Esto es alrededor de tres veces más señales de emisor-receptor que un Rolls-Royce típico.
El desarrollo de Spectre no es solo un ejercicio de informática. El automóvil requiere una respuesta a cientos de miles de escenarios posibles y, por lo tanto, necesita de los especialistas más capacitados y experimentados para definir y afinar una reacción mecánica adecuada.
En el transcurso del programa de ensayos en Riviera, los ingenieros más experimentados de la marca están creando minuciosamente un control dedicado para cada una de las más de 25.000 funciones, incorporando variaciones de respuesta según factores como el clima, el comportamiento del conductor, el estado del vehículo y las condiciones de la carretera.
En esta etapa del desarrollo también se pondrán a prueba la nueva tecnología de suspensión y la arquitectura de aluminio reforzada con secciones de acero que proporcionan una rigidez torsional excepcional que representa una mejora del 30 % con respecto a todos los automóviles Rolls-Royce existentes.