El Día Mundial de la Bicicleta se celebra cada 3 de junio, un invento simple y elegante de hace un par de siglos que se fue perfeccionando durante varios decenios hasta la bicicleta moderna de 1885.
Así fue establecido en abril del 2018 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La iniciativa busca promover el uso de este medio de transporte para cuidar el ambiente y luchar contra la contaminación.
La recuperación de este artilugio en las ciudades traspasa su dimensión como modo de transporte y se configura como un estilo de vida de las urbes que quieren volver a ser el sustrato social de sus ciudadanos.
Manejar bicicleta aporta una gran variedad de beneficios a las personas a nivel físico y mental. Además, es una alternativa de transporte que contribuye a la economía de la ciudadanía.
La ONU determinó que se celebre el 3 de junio, al Día Mundial de la Bicicleta con el objetivo de promover el uso de este medio de transporte, ya que es “sostenible, sencillo, asequible, fiable, limpio y ecológico que contribuye a la gestión ambiental y beneficia la salud”, según la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se publicó el 12 de abril de 2018.
La ONU invoca a los Estados miembros a fortalecer la seguridad vial y a promover una serie de políticas que motiven a la ciudadanía a movilizarse en bicicleta. Esto con la finalidad de mejorar la salud de las naciones y reducir el número de personas con enfermedades no transmisibles.
El fomento de la bicicleta es un instrumento fundamental para conseguir ciudades pacificadas, más humanas. La red urbana de carriles bici puede extenderse a ámbitos metropolitanos (garantizando la seguridad de los usuarios con infraestructura segregada, especialmente en intersecciones y rotondas): las distancias prohibitivas (por tiempo) para velocidades bajas se acortan con las bicicletas eléctricas, que pueden circular hasta 25 km/h.