Una de las glorias indiscutidas del tenis mundial, sin dudas fue el alemán, Boris Becker, ganador de seis torneos de Grand Slam y ex número 1 del mundo, pero esta semana el deportista, fue condenado por la justicia británica a dos años y medio de prisión, sin libertad condicional. La justicia lo declaró culpable del ocultar activos y bienes cuando se le declaró la quiebra en junio de 2017.
El Tribunal de la Corona de Southwark, al sur de Londres, dictaminó que Becker escondió sus trofeos de Wimbledon y del Abierto de Australia, junto a varias propiedades y unos 2,3 millones de dólares. La jueza Deborah Taylor determinó que el deportista de 54 años, es culpable. Para colmo, al momento de declararse la quiebra, las deudas del ex N° 1 del mundo se estimaban en 50 millones de libras.
Becker llegó en taxi al tribunal, junto a su pareja Lilian de Carvalho Monteiro. Con rostro serio, corbata violeta y verde, los colores de Wimbledon. Su hijo mayor, Noah, de 28 años, también le acompañaba. “Reconozco la humillación que has sentido, pero no has mostrado humildad”, argumentó la jueza.
Becker enfrentaba cargos punibles hasta con 7 años de prisión y fue hallado como responsable de cuatro imputaciones contempladas en la Ley de Insolvencia y también absuelto en otras 20 por parte de la jueza Deborah Taylor. Por el momento, se sabe que pasará el primer año y medio en la cárcel y a partir de ese plazo gozará de libertad condicional.
Las palabras de su abogado: “Hizo su propia elección de a qué acreedores pagar, en lugar de dejar que los fideicomisarios conjuntos decidieran cómo se debe usar el dinero. Sus asuntos financieros eran un desastre. No podrá encontrar trabajo y dependerá de la caridad de los demás si quiere sobrevivir. Les pido que respeten las penas de prisión que inevitablemente tienen que imponer por estos delitos".