La cita se da un miércoles a las 14 en la Estación Fluvial de Tigre, donde una fila de personas espera pacientemente para subir a una lancha colectiva con destino a las islas del Delta del Río Paraná. Allí, sin custodia policial ni protocolo, se aproxima Julio Zamora (59), el intendente del partido de Tigre que, a su paso, atrae inequívocas miradas, tímidos saludos y algún que otro comentario vivaz sobre la poda de los árboles, la mejora de las rutas y el aumento del turismo de cercanía. Sí, sus pasos hoy no pasan inadvertidos entre los vecinos, como sí ocurría hace cuatro décadas, cuando el dirigente era un tan solo un trabajador ferroviario que escuchaba bandas nacionales –entre ellas, Los Pericos, Los Redondos y Soda Stereo–, y manejaba trenes eléctricos. “Yo iba desde acá”, memora señalando el icónico frente de la Estación de Tigre, distante doscientos metros, “hasta Rosario/San Pedro como pre-conductor en la década del ochenta. Y después, como conductor, hice el trayecto de Suárez a Retiro, y de Tigre a Retiro, antes de ser instructor de otros”.
–¿En esa época nació su interés por la política?
–Así es. Como conductor de tren incursioné en la actividad también desde el sindicato de los maquinistas de trenes, La Fraternidad, y eso, de a poco, me fue metiendo en la política, porque entendí que era una herramienta fundamental para solucionar los problemas de mis compañeros.
–Hoy, en retrospectiva, ¿qué le aportó el ámbito sindical?
–¡Muchas cosas! Pero fundamentalmente, me ayudó a formarme como dirigente y como persona, y me hizo entender que las soluciones tienen que ser colectivas.
Casi llegando a la estación de tren (que está a una cuadra de donde hoy tiene su oficina, y a dos de la estación fluvial), Julio se detiene para mostrar el tótem de seguridad tricolor que está en la esquina. “De estos debemos tener unos setenta u ochenta. Los distribuimos por centros comerciales y plazas, y están muy buenos porque, tocando esté botón –lo señala–, podés entablar una conversación con la central y que la policía te vea por esta cámara y por aquella –muestra la cercana y otra, en la esquina de enfrente–, en situaciones de emergencia. Además, arriba tienen una bocina de disuasión”.
Entretanto, el hincha de Rosario Central que fuera intendente interino en 2009 y desde 2013 lo es de manera ininterrumpida, continúa contando que ésta no es la única herramienta que ayudó a que en febrero el partido rompa el récord de la menor cantidad de robos de autos de la historia de Tigre (6): “Nuestra política de seguridad también es muy efectiva por el patrullaje, por las cámaras y por el botón de pánico que tienen más de 100 mil usuarios en su celular a través de la app Alerta Tigre”.
–Está claro que en materia de protección ciudadana hubo varios avances. ¿Cuál sería “la materia pendiente”?
–El Hospital Público Municipal. ¡Es lo que falta! Porque Tigre tiene un hospital provincial que cuenta sólo con ciento cincuenta camas, y nosotros vamos a tener quinientos mil habitantes en los próximos años, lo que amerita una infraestructura hospitalaria de quinientas camas. Así que, para que eso suceda, este año vamos a comenzar a construirlo en la bajada del acceso norte del ramal Tigre, a la izquierda. Ahora venimos buscando mecanismos de financiación, porque va a tener un total de 16 mil metros cuadrados. La primera etapa, que sucederá este 2022, es la obra dura de hormigón, y la segunda es la terminación de la primera parte del hospital, con todo lo que significa la cuestión edilicia. Si logramos el apoyo del gobierno nacional, será un trabajo conjunto que incluirá el equipamiento necesario para poder tenerlo listo en un período de tres/cuatro años.
–Tamaña obra responde a un aumento de la población. ¿Qué lo provoca?
–Que Tigre viene teniendo una gran transformación en materia de cloacas y agua corriente, y existe un plan del gobierno nacional de extenderlas a casi la totalidad de Tigre. Gracias a eso, en los próximos años va a cambiar la densidad, porque a partir de las cloacas uno puede construir edificios y lograr un mayor desarrollo urbano. Se trata de una ciudad que va a crecer exponencialmente. Por eso debemos pensar en el diseño de la ciudad que viene.
–Uno de sus colaboradores me comentó que, en diez años, esperan sumar un millón y medio de personas. ¿Es así?
–(Ríe) Sí, esa es la cantidad que hay en mente, porque además consideramos el crecimiento natural por nacimientos y que cada vez más gente elige migrar a Tigre.
–Recién mencionó que habrá más edificios. ¿Eso modificará la cara del centro histórico que todo el mundo conoce? ¿Habrá torres?
–No. Nosotros tenemos un gran respeto por el diseño de la ciudad, por sus características y por todo lo que hicieron nuestros antecesores, y Tigre centro cuenta con un límite de altura de veinte metros desde 2007. El desarrollo urbano apunta más a cambiar otras ciudades como Pacheco, Don Torcuato y Benavidez.
–¿Van a necesitar profesionales de otras zonas?
–Por supuesto. Estamos pensando en los médicos y en las industrias que se tienen que radicar para que haya un equilibrio entre lo industrial y lo urbano. También, en cuántos establecimientos educativos precisamos… Todo un diseño de planificación que queremos compartir con los otros partidos, en caso de que tengamos que entregar la posta.
–Hoy, perteneciendo al Frente de Todos, ¿hay diálogo con Juntos por el Cambio?
–Sí, por supuesto.
–¿Alguna vez lo tentaron a cambiar de partido?
–(Se tienta) Eso siempre pasa.
“En este momento dentro de nuestro espacio se está dando toda una discusión que tiene que ver con qué es el Frente de Todos, porque unos piensan una cosa y otros otra, y eso genera fricciones que en algunas cuestiones son discusiones muy profundas…”, analiza Zamora ahora desde el interior de la oficina de techos altos en la que luce un portarretratos con su mujer desde hace veinte años, Gisela Zamora, otro con sus cinco hijos y sus seis nietos (“fui papá muy joven, a los 18 años”), y uno más en el que se muestra sonriente junto a Estela de Carlotto.
–¿Cómo ve hoy la política argentina?
–Veo que hay muchas discusiones vinculadas a cuestiones personales que al ciudadano común no le interesan. Los argentinos están esperando que les solucionemos lo que necesitan. Hay que trazar un camino que indique cómo resolver la inflación y el tema del empleo, y generar políticas alrededor de eso con el consenso de todos los partidos. Algo que hasta ahora no se logró. Ése es el gran desafío del país.
–Aún no se logró, ¿por las políticas o por los políticos?
–Las políticas existen. Lo que tiene que haber es actitud por parte de la clase dirigente política (en la cual me incluyo con mi cuota/parte de responsabilidad), con el objetivo de lograr los consensos necesarios para que a los argentinos les vaya bien.
–¿Es posible?
–Sí. Y la política es la herramienta para eso. Si nosotros no pensáramos que la política es la respuesta ya estaríamos en nuestras casas. Yo apuesto a la política y a que haya un marco más amplio de consenso.
–En septiembre de 2021 se filtró que midieron cómo estaba su mujer en las encuestas. ¿Va a ser candidata en 2023?
–Dependerá de cómo evolucione el contexto político y social. En marzo vamos a definir de qué manera continúa cumpliendo los sueños de los vecinos de Tigre el espacio que represento. Hasta entonces vamos a estar trabajando como siempre con el oído atento en ello, mientras mi mujer seguirá acompañándome en la tarea diaria de ir a los trescientos comedores y dieciocho polideportivos que asistimos en el distrito. También seguirá estando a cargo de programas que se relacionan con las seis orquestas infanto-juveniles que tenemos, con las mujeres emprendedoras que fueron víctimas de violencia de género y hoy poseen sus puestos en la feria, y con el tema de la alimentación saludable y la nutrición.
–Cuarenta años después de haberse iniciado conduciendo trenes, ¿fantaseó con lo que hará cuando se retire?
–Bueno, este año, a punto de cumplir 60, empecé una carrera. Estudiar Filosofía a distancia en la Universidad Católica de La Plata para mí es un disfrute personal, porque siempre quise hacerlo. Este semestre estoy cursando Latín, Griego, Introducción a la filosofía, Lógica y Filosofía antigua… Igual, de momento no se me pasa por la cabeza dejar la política. ¡Es que me gusta mucho lo que hago! Mi motor y mi combustible es salir a la calle y charlar con la gente. Creo que el día que vea que a los vecinos no les entusiasma hablar conmigo, será tiempo de que me vaya a casa.
Por Kari Araujo
Fotos: Alejandro Carra
Retoque digital: Gustavo Ramírez