El último año de colegio se rateó todo lo que pudo. Admite que le hicieron bullying por su orientación sexual y como no la pasaba bien ahí se iba todo el horario escolar a la estación de tren de San Fernando, localidad bonaerense en la que vivía. Por haber reprobado una materia, su mamá lo mandó a trabajar como asistente de gasista. "Estuve a pico y pala rompiendo el piso, sacando la tierra y piedras. Duré una semana", recuerda de esa experiencia. Un día volvió a su casa y vio una publicidad que le cambió la vida. Una locutora decía: "Si querés trabajar y aprender a cortar el pelo para dejar lindas a las mujeres, vení y anotate". Era la escuela de Leo Paparella, uno de los peinadores más reconocidos de Argentina y con más de 40 años de experiencia en el rubro.
A pesar de haber salido llorando en su primer día de trabajo en una peluquería, en poco tiempo se asentó profesionalmente. Actualmente es la mano derecha de Wanda Nara. Trabajó con personalidades como Karina Jelinek, Zaira Nara, Mirtha Legrand, Susana Giménez, Elettra Lamborghini y Paris Hilton.
—¿Por qué te llamó la atención ese aviso publicitario?
—Yo creo que siempre me gustó. Mi abuela fue peluquera hasta que mi abuelo le dijo que no trabajara más. En esos tiempos los maridos no te dejaban laburar. Mi abuela tenía su salón de belleza. Yo creo que de ahí fue y que siempre me gustó.
—Viste este anuncio y te mandaste...
—Fui y me inscribí. El curso duraba un año y yo creo que empecé al mes de empezar me compré la cabeza de práctica, planchita y secador. Al poco tiempo me vieron aplicado y que me gustaba lo que hacía y me ofrecieron trabajar en el salón principal que quedaba en la calle Talcahuano. Me preguntaron si tenía zapatos, camisa y pantalón de vestir y yo a todo les dije que sí, pero no tenía nada. Yo era chico y era mi primer trabajo, estaba emocionado, pero cuando me tuve que presentar, no me presenté. Me dio miedo. No me sentía preparado.
—¿Volviste a la escuela?
— A los dos días volví a la clase y por las dudas me llevé toda la ropa que me habían dicho. Les expliqué mis dudas y empecé a trabajar en la peluquería de Leo Paparella. A las horas que empecé a trabajar llegó una clienta y me mandaron a lavarle la cabeza. Al ser una señora grande se sentaba mal en y la empapé toda. Era mi primer clienta y me trató tan mal que lloré. Después comencé a laburar más días, mientras tomaba las clases en la escuela, y me iba gustando cada vez más. A los meses, el dueño me ofrece ser su asistente personal para que lo acompañe en todas las sucursales y le prepare a sus clientas.
—¡Desde que arrancaste a estudiar al mes ya tenías trabajo y al poco tiempo eras asistente!
—Exacto. Viajábamos a Mar del Plata, Cariló, Palermo... Poco a poco me fue dejando en el salón como peinador.
—¿Por qué creés que fue todo tan rápido?
—Creo que vieron algo en mí. La verdad es que me gustaba. Le ponía todo el empeño y el esfuerzo para aprender. Al principio cuesta, pero le agarré la mano. Como me gustaba lo que hacía, lo hice con muchísimas ganas. Después me comenzaron a mandar a desfiles y eventos. Antes cuando había desfiles se llamaban a peluquerías para mandar peinadores. Así se fue abriendo mi camino.
—¿Qué recuerdos tenés de ese momento?
—Me acuerdo que hubo un mega desfile en el Sheraton por el 2010. Abría Luciana Salazar, era una bomba, y cerraba Pampita. Me acuerdo que todas ellas con Nicole Neumann, Jesica Cirio, Liz Solari y las más importantes llegaban con todo su equipo y yo miraba desde el otro lado. Yo decía: "Algún día las peinaré y trabajaré con ellas".
—¿Cuál fue la primera famosa que peinaste?
—Fue Araceli González. Después conocí a Zaira Nara. Me acuerdo que yo seguía en la peluquería de Paparella y la conocí ahí. Ella hacía su primera o segunda tapa de GENTE, pidió un peinador, iba a ir yo y a último momento me cambiaron. Ella fue a hacer las fotos y no sé qué pasó con esa producción, pero se tuvo que volver a hacer. Ahí fui y comenzamos a laburar juntos.
—¿Cómo fue el comienzo con Zaira?
—Bien. Con nervios. Ella también estaba así porque era una de sus primeras tapas importantes para revista GENTE. Pegamos muy buena onda. Al poco tiempo ella comenzó a trabajar en el programa Justo a Tiempo y yo también. Ahí afianzamos la amistad y el laburo. Por medio de ella empecé a conocer más gente. A ella le pedían a alguien para peinar y pasaba mi número. Así fui entrando al ambiente. Al principio, Zaira me dio una recontra mano.
Kennys Palacios y su convivencia con Karina Jelinek
La modelo conoció a Leo Fariñas en el año 2011. A los pocos meses de iniciar su noviazgo se casaron. Luego de dos años de matrimonio, la pareja se divorció de forma escandalosa tras que acusaran al hombre de estar involucrado en una causa de lavado de dinero.
—¿Cuándo fue tu explosión laboral?
— Yo creo que fue cuando comencé a trabajar con Karina Jelinek. Fueron como dos o tres años bien y justo pasó lo de su separación. Ahí afianzamos mucho más la amistad. En ese momento la acompañé. Estuvimos viviendo juntos cuando vivía en Avenida Libertador.
—¿Cómo fue esa convivencia?
—Éramos Paula, Karina y yo. Los tres súper unidos acompañando a que pase ese momento difícil. Creo que como todo amigo había que acompañar tratando de que ella estuviera bien. Hablábamos de otras cosas para que pase el tiempo y sea un poco más amena la situación que se estaba viviendo fuera de la casa. Prendías la tele y era 24 horas Karina.
El día que peinó a Paris Hilton
Corría el año 2014. Kennys ya tenía casi 4 años de experiencia como peinador y ya asistía a eventos de renombre. Bajo un total hermetismo se postuló para un trabajo del cual no tenía información. Así como si nada, Paris Hilton interrumpió la calma uruguaya.
—¿Cómo llegaste a Paris Hilton?
—Por Karina Jelinek que me pidió que vaya a trabajar un verano con ella a Punta del Este y me ofrecieron para trabajar con Paris Hilton. Una amiga me dijo que estaban buscando a alguien para trabajar, pero antes tenía que mandar mis datos y fotos. Un día me llamaron a las 2 de la mañana y me dijeron que me citaban para el otro día.
—¿Sabías a quién ibas a peinar?
—Yo no sabía para quién era hasta que la vi llegar al hotel y la vi llegar con 50 guardaespaldas y 20 paraguas por el sol que había. Ella estaba en joggineta y carterita. No caí en ese momento. Muy nervioso me puse a buscar en internet cómo se peinaba o qué usaba.
—¿Cómo fue trabajar con ella?
—Subí a su habitación y ella estaba super tranquila y buena onda con su computadora. Me explicó qué era lo que se quería hacer. Después me preguntó si la podía acompañar a la playa para retocarla por si se despeinaba. Me dio un ventilador para llevarle por el calor que hacía en la típica carpita de la playa. Quedé conforme y ella quedó contenta con mi trabajo. Después de eso comenzaron a llamarme para hacerme notas.
El estilista de las divas argentinas
—¿Cómo es tu relación con Mirtha Legrand?
—Trabajé en sus programas de Mar del Plata 3 temporadas. La relación fue muy buena. Ella me dijo: "La verdad es que peinás muy bien. Todas las invitadas hablan siempre muy bien de vos". Después de eso trabajé dos temporadas más con ella.
—Básicamente ya le tocaste el pelo a todas las divas de Argentina
—Sí. No lo puedo creer. El año pasado tuve el placer de trabajar con Susana Giménez. Ni me lo imaginaba. Siempre escuchaba que su peinador era Miguel Romano y jamás pensé que esto iba a pasar. Tuve el placer de conocer a una mujer divina, sencilla, cálida y amable. Sobre todo, fue muy respetuosa con el trabajo mío y de los demás. Quedó encantada.
—Eso fue para la polémica entrevista...
—Exacto.
—Una de las cosas que dijo Wanda en ese momento dijo: "Pobre Kennys que estaba acá y me tuvo que bancar"
—(Risas) Son cosas que pasan. Nadie se espera nada. Como no me esperaba lo de Susana, nadie se esperaba eso. Yo acompañé desde mi lugar de amigo. Creo que cuando uno tiene esta relación con alguien y pasan cosas, tenés que tratar de levantarle el ánimo a la persona que está mal y tratar de que pasen los días. Es una familia que quiero muchísimo y estoy agradecido por la mano que me dan. Adoro a sus hijos y los adoro a ellos como personas y amigos.