Todos sabemos qué es la inflación. Todos sabemos que un país con inflación tiene serias dificultades para crecer. Todos sabemos que cuando se gasta más de lo que se tiene, surge una deuda que en un momento se hace impagable y nos obliga a hipotecar parte de la vida para saldar lo que debemos. Todos sabemos que un sueldo con inflación no es real. Pero, ¿saben algo?… También todos sabemos que somos argentinos.
Los recursos para enfrentar la inflación
Y ser argentinos significa, no, como muchos dicen, sólo creer que podemos lograr aquello que nos proponemos, sino saber que, así como descubrimos entre otras el birome, el bypass cardíaco o el magiclick, estamos en condiciones de afirmar que hemos descubierto, también, un aspecto positivo de nuestra personalidad que emerge como consecuencia de la inflación.
¿Será esta hipótesis una nueva exageración argentina o estamos en presencia de virtudes que muchos no aceptamos como propias? Más allá de que ante toda hipótesis siempre existen quienes se ponen en un bando u otro, amerita que lo pensemos en profundidad…
En tiempos de monederos y billeteras despobladas sólo los más experimentados reconocen cómo transitar tal escenario. Y los argentinos nos encontramos en este grupo: la realidad es la que demostró que hemos tenido que hallar los recursos para trascender a nuestra “bendita” inflación.
Pero, además de las ya conocidas, ¿qué cualidades nos distinguen a los argentinos? “¿Cuál es el gran ‘insight’ argentino?”, diríamos los psicólogos.
Bueno, Sras. y Sres., con ustedes las dos cualidades argentinas hijas adoptivas de nuestra no deseada inflación: la resiliencia y la creatividad.
La resiliencia, hija dilecta de toda situación económica traumática vivida, que se viene retroalimentando ante cada nuevo desafío y nos va haciendo más fuertes y expertos en cuestiones de la vida.
Y la creatividad, esa hija libre y rebelde, que rompe con los cánones esperables y nos permite imaginar, transformar, y diseñar estrategias que nos ayuden a finalizar cada mes de la manera más digna posible.
Quedan así presentadas en sociedad las dos cualidades que sólo los argentinos somos capaces de descubrir a partir de la inflación que tanto repudiamos.
Resiliencia y creatividad
Pero, ¿qué hacemos, entonces, con nuestro gran descubrimiento?
Vivir de la mejor manera posible, transformándonos cual artistas que hacen de una gran roca una gran escultura. Porque los argentinos, incluso con el esfuerzo y la angustia que nos genera ver la roca virgen, hemos aprendido a motivarnos para convertirla en nuestro objeto de deseo.
Eso hacemos con nuestra resiliencia y creatividad: transformar la realidad para que sea menos traumática. Le damos el mejor significado posible y nos esperanzamos en que cuanto más esculpamos sobre ella, mejor resultado obtendremos.
No sabemos si es un delirio o una realidad, pero necesitamos creer que podemos estar mejor.
Por tal motivo, buscando un nuevo cauce, es que seguimos adelante. Aunque no deseamos vivir con inflación, podemos vivir con ella: nuestra historia nos lo demuestra.
Claro que mientras intentamos proyectar a futuro, ella, la inflación, nos lo empaña, como empaña nuestros sueños y ambiciones. Sin embargo, en el mientras tanto, sabemos que la resiliencia y la creatividad “juegan para nosotros”. Son los molinos de viento que giran dentro nuestro aun sin viento, indicándonos que debemos seguir adelante.
Así que, si la hipótesis planteada es verídica y la inflación tiene alguna cara positiva para los argentinos, ¡entonces que así sea!
(*) Alejandro Leiterfuter. Licenciado en Psicología/Matrícula Nacional 30962.
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