Wanda Nara continúa activa en las redes sociales tras el Wandagate e inaugurar su local de cosmética en Buenos Aires. La empresaria y representante de su marido, Mauro Icardi, salió de paseo nocturno por la bellísima ciudad de París.
Wanda eligió ir a la Galería la Fayatte -una de las grandes cadenas de lujo francesa que tiene varios locales en todo Europa- de la zona Champs-Élysées con un look totalmente descontracturado: jogging cintura alta color gris, zapatillas Nike Jordan, remera negra y tapado de piel negro.
Como toda una influencer decidió compartir fotografías de todo a su paso. Pero tras un descuido estético las redes sociales volvieron a estallar en críticas.
La modelo compartió en su feed de Instagram tres imagenes en la que puede vérsela radeante, con el contorno de su cara bien marcado, su cintura estrecha y el pelo brillante.
Sin embargo, en una segunda publicación realizada en sus historias Wanda Nara decidió mostrarse al natural, demostrando que las redes muchas veces reflejan una realiadad inexistente y que aunque no este mal querer estilizarse el cuerpo o la cara, crea idealizaciones de una persona imposibles de alcanzar.
El aumento de las cirugías a raíz de las redes sociales
La cantidad de cirugías estéticas se ha multiplicado en Argentina por el efecto de la digitalización y las intervenciones demoradas durante la pandemia, según el sector profesional de los cirujanos, a quienes preocupa el impacto de las redes sociales y el creciente uso de filtros de Instagram en la demanda de los pacientes.
“El número de cirugías plásticas y reparadoras se multiplicó por tres” entre noviembre de 2019 y noviembre de este año, según estimaciones del cirujano Edgardo Bisquert, miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (Sacper).
Los cirujanos coinciden en que el boom de la digitalización exacerbó la demanda por intervenciones estéticas por estar constantemente viéndose la cara en las conexiones virtuales durante la pandemia, donde las personas detectaron las arrugas, que les faltaba pelo, la caída de los pómulos.
"La gente al estar tanto tiempo conectada virtualmente hizo que se mirara más de lo que se miraba antes y tome conciencia de cosas que no le gustaban y que quería corregir”, explica a Efe Bisquert.