A días de que se cumplan 20 años de una de las peores crisis que Argentina atravesó en su historia, en la que la economía estaba hundida y en recesión, con 18 % de desempleo y quitas salariales, una deuda pública de 200 mil millones de dólares y un pico en la fuga de capitales; se sumaba, además, una crisis de representatividad política enorme, en el que el malestar social no paraba de crecer.
En medio de esa situación crítica, el presidente Fernando De la Rúa y el ministro de Economía Domingo Cavallo implementaron por decreto el famoso “corralito bancario” que tendría vigencia desde el lunes 3 de diciembre. Algunos dicen que fue bautizado con ese nombre por el periodista Antonio Laje, para otros la acuñó el economista Marcelo Bonelli.
En qué consistió el corralito bancario
El corralito bancario fue la medida que le permitió a bancos privados como Banco Rio,hoy Santader, y CitiBank confiscar los depósitos. Sólo se podía retirar en efectivo hasta $ 250 por semana por persona, incluyendo los sueldos.
En ese sentido, Cavallo defendía el corralito diciendo que la iniciativa tenia como fin evitar fuga de capitales y tendría “una vigencia de 90 días para poder asegurar el buen funcionamiento de la economía y proteger los ahorros de los argentinos”. El objetivo era retener dólares para el pago de la deuda que tenía Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros acreedores internacionales.
Asimismo, ante las medidas tomadas, quiénes se vieron afectados fueron los “pequeños ahorros”, es decir, los depósitos de la clase media y trabajadora. Mientras, las operaciones con cheques seguían siendo sin límite. Además, según señalan los detractores de la iniciativa, los grandes inversores fueron alertados con varios días de anticipación de las restricciones de Cavallo, por lo que retiraron grandes montos antes de que se efectivice la incautación. Lo que se consideró como una muestra de quiénes son los que pagan las crisis capitalistas, respecto al concepto de que lo hace el "pueblo" y no las "grandes empresas o empresarios".
En este marco, el corralito despertó el malestar de la clase media que se unió en la calle en los días siguientes a las protestas y piquetes de trabajadores desocupados. Lo que llevó a organizar protestas en las puertas de los bancos y cacerolazos. Así surgió el famoso cántico “piquete y cacerola, la lucha es una sola”.
A su vez, la serie de políticas recesivas desembocó en la extensión de saqueos y manifestaciones a lo largo de todo el país y en las “jornadas del 19 y 20 de diciembre”, como muestra de resistencia obrera y popular. Sumado a la represión entre los manifestantes y las fuerzas policiales que dejaron decenas de muertos y heridos.
Lo que desencadenará luego la renuncia y huida de De la Rúa en helicóptero de la Casa Rosada, la historia de los cinco presidentes en una semana y la llegada de Eduardo Duhalde al poder. Éste fue quien a comienzos de enero del año 2002 implementara el “corralón” -siguiendo la nominación previa- para referirse a nuevas confiscaciones, el fin de la convertibilidad (1 dólar = 1 peso) y la pesificación de los depósitos.
Sin embargo, lejos de resolverse, la crisis se agudizó a lo largo de ese año y se adelantaron las elecciones presidenciales a abril de 2003 con el fin de desviar el ciclo de protestas abierto aquel diciembre histórico. Cabe remarcar, que el "corralito" también dejó un daño psicológico en los argentinos, el cual no permite al día de hoy que confíen en los bancos argentinos.
Este hecho origino una serie de episodios que marcó la memoria colectiva reciente, incluso fue retratado en muchas ocasiones por películas de alcance internacional como 'Nueve Reinas' o 'La odisea de los giles' y series como 'Vientos de Agua'.
