La muerte de Bartolomé Mitre, el 25 de marzo de 2020, dejó al desnudo la disputa por las acciones del diario La Nación entre dos poderosas familias, los Saguier y los Mitre. En sus últimos años de vida, el tataranieto del expresidente y fundador de uno de los diarios más tradicionales de la Argentina fue esmerilado tanto en su poder como accionista como en su rol de director del periódico.
El deterioro de su salud y algunas maniobras de su entorno directo hicieron con que “Bartolo” pasara a ser casi un empleado del diario que supo dirigir como nadie y que le otorgó galardones de las entidades periodísticas y culturales más prestigiosas. El afán comercial se sobrepuso a la calidad profesional y el apellido Mitre fue diluyéndose dentro de la compleja estructura empresarial del Grupo.
Dispuesta a recuperar la mística familiar dentro del diario, Esmeralda Mitre emprendió una batalla personal con la familia Saguier -accionista mayoritario de La Nación- desde el día después de la muerte de su padre. Es que tan sólo poco más del 1% de las acciones del diario estaban a nombre de su padre, mientras cerca de otro 25% estaba oculto en un entramado societario bajo la órbita de KMB S.A. -correspondiente a las siglas de “Kinucha”, hermana del padre de Esmeralda, “Mitre” y “Bartolomé”-.
¿Qué fortuna esconde esta sociedad y quien la controla?
Según registros oficiales de 2018 a los que tuvo acceso GENTE, KMB S.A. posee un patrimonio de unos 60 millones de dólares, un valor que al menos triplicaría el patrimonio hasta ahora declarado por los herederos de Mitre en la sucesión. La mitad de esa fortuna correspondería a acciones de La Nación, mientras que los otros 30 millones de dólares serían 15 millones producto de la cuota parte correspondiente a Bartolomé de la herencia de su hermano Luis Emilio Mitre -asesinado en 2005 en un homicidio que aún hoy investiga la Justicia- y los otros 15 millones tienen su origen en la venta de campos en el Uruguay y dividendos generados por La Nación.
Aquí aparece un nombre que decidió darle la espalda al reclamo de Esmeralda y de su abogado, Santiago Yofre, de conocer la documentación. Marcelo Gagliardo fue abogado de Bartolomé y a su vez albacea de la sucesión -una suerte de persona que se ocupa de hacer cumplir las voluntades del difunto- y síndico de KMB S.A.
Durante casi dos años, Gagliardo se negó sistemáticamente a exhibir la documentación de la sociedad que, según aseguran tanto Esmeralda como su abogado, demostraría que el verdadero titular es Mitre. De ser así, tanto Esmeralda como sus hermanos recuperarían las acciones del diario y eso los habilitaría a conocer el entramado societario del grupo y les otorgaría un mayor control sobre la empresa periodística. En reiteradas oportunidades, la actriz amenazó con dar a conocer quiénes son los verdaderos dueños de La Nación e incluso reunir los consensos para decidir sobre el rumbo empresarial.
El martes 8, luego de infructuosas maniobras jurídicas de parte de las autoridades que controlan KMB S.A., la sala C de la Cámara Comercial le dio la razón a Esmeralda y obligó a exhibir la documentación que demostraría que el verdadero dueño de la sociedad es Mitre. El siguiente paso será que sus herederos designen nuevas autoridades y retomen la administración del patrimonio societario: el 25% de acciones de La Nación y depósitos en el exterior por una suma cercana a los 30 millones de dólares.
Los capítulos venideros serán dignos de una ficción al mejor estilo de la superproducción internacional “Succession” o, si se quiere, la local “La Dueña”. Ambas retratan la trama de poder entre familias poderosas y ricas que se disputan el control de un imperio mediático.