Son muy pocos los casos en Argentina que una persona decide dar un cambio radical en su vida profesional después de los 50 para lanzarse de lleno al mundo artístico y convertirse en un artista mega popular. “Eso es increíble. Pasa más en Estados Unidos que acá. Los ‘yankees’ saben contar esas historias en las películas de Hollywood de un tipo que toca el piano en un cumpleaños, un productor o alguien de la industria lo ve, y después el termina siendo una estrella. Algo de eso es como yo lo viví”, confiesa Roberto Moldavsky, el protagonista del Íntimo de la Semana de GENTE.
A los 59 años, el humorista -que vendió 31.000 tickets en 70 funciones en el Apolo en su breve temporada que inició el 28 de agosto y termina este domingo- lleva su exitoso 'El Método Moldavsky' al Enjoy de Punta del Este donde hará funciones desde el 25 de diciembre en hasta fin de enero. Además, es el co equiper de Lizy Tagliani en 'Trato Hecho' (Telefe), y este jueves debuta como actor en la película Ex casados, de Sabrina Farji, cinta que protagoniza junto con Jorgelina Aruzzi, “Martín Campi” Campilongo, Liz Solari, Celina Font, Michel Noher y la participación especial de Gabriel Corrado.
-A muchos artistas le cuesta verse en pantalla, ¿te pasó lo mismo con este debut en la pantalla grande?
-Yo pertenezco a ese grupo. Me cuesta hasta verme en una foto familiar. Imaginate lo que me va a costar acá. Soy el presidente del grupo de los que no nos gusta mirarnos. ¿Sabes qué tengo a favor? Que me parece que hay poca expectativa en mí como actor entonces después se sorprenden. Me pasó con unos de los chicos de la producción de la película que me dijo: “la verdad que yo no daba dos mangos pero me gusto tanto lo que hiciste que estoy haciendo una película independiente y quiero que te sumes”.
-¿Te criticas cuando te ves?
-Si, obvio. A veces es una critica dura. Lo que pasa es que soy muy de hacer lo que me surge, de improvisar, y a veces me mando una macana y ahí soy duro conmigo. Pero en el cine tenes un guion, es diferente a una obra. Soy duro conmigo, tal vez porque soy judío y me gusta castigarme, pero por ahí no lo suficientemente duro como para no disfrutar lo que estoy haciendo. La peli me gustó, en teatro estoy feliz, en la tele lo mismo. Soy duro pero no digo “soy un desastre”.
-Gustavo Yankelevich te pone a prueba otra vez con este salto al cine y sigue confiando en vos…
-La frase de Gustavo que tengo grabada es: “¿vos queres trabajo o una carrera?” Porque si queres guita vamos y la hacemos. Si queres hacer una carrera hay que saber decir que no a cosas económicamente muy tentadoras y dosificar la energía a las cosas que te van a sumar”. Ésta película es una de estas cosas. Y que Gustavo este también en esta película me da tranquilidad.
- ¿Coincidís en todo con Yankelevich?
-No siempre estamos de acuerdo en todo. Tengo que reconocer que el me dijo “no hagas tal cosa” y yo la hice después y terminó teniendo razón. Y otras veces me salió bien y él me lo reconoce. Eso es bueno lo de Gustavo. Y tiene de bueno que si hace algo y no funciona te dice “ya está, no lo haga mas”. Entonces, en ese tipo de relación de hablar, de estar juntos, de pensar, de armar una carrera y no pensar en la guita, siendo que la guita es importante, por supuesto, entonces todo más fácil y más tranquilo, propuesta hay todo el tiempo. Antes de la pandemia iba a agarrar para conducir un programa de radio y después vino la gira por Irlanda, Inglaterra, España e Israel que nos fue espectacular y si yo agarraba la radio y me iba un mes: ¿Qué era eso?
-Armaste una carrera después de los 50 porque antes vendías camperas en el Once…
-Es tremendo. Me pasa que me cruzo con mucha gente de mi edad que me dice “yo canto”, “yo bailaba”, desde un lado de que no se le dio, desde la frustración y le digo “hacelo, no te puedo asegurar que Yankelevich te va a llevar a calle Corrientes o Suar te va a llamar a una ficción o Telefe te va a convocar para tener un programa. Hacelo para tus amigos, para vos, para que lo disfrutes, después lo que viene no sabes”. El gran tema es hacerlo. Cuando Gustavo me viene a hablar después de verme en el teatro yo estaba haciéndolo, no masivamente, no era popular, y después él lo hizo mas profesional. Hay que hacerlo, sino después, ¿qué te queda?. Si haces un laburo que no te gusta, como tanta gente, entonces hace lo que te gusta en tu vida. Que te de placer hacerlo.
-¿Cómo fue aquella primera charla con Yankelevich después de que te vino a ver?
-La celestina de esta historia fue Gerardo Rozin. El viene en junio de 2017. Rozin estaba en ‘Morfi’ (Telefe), me vio y me llevó a la tele. El primero se llama Jorge Schussheim, después Fernando Bravo me lleva a la radio, y Rozin me lleva a la tele y me hace hacer un casamiento ficticio de Malena Guinzburg y Rafael Ferro y hago de rabino sin letra, me tiré a la pileta y a Rozin le encantó. Rozin le decía a Gustavo: “tenes que ir a ver a este tipo”. Y un día vino a verme con su hijo Tomas.
-¿Vos sabías que Yankelevich estaba en la platea?
-¡Si! Cuando me dicen “está tal” no me asusta, todo lo contrario, tiro todo al asador. Me motiva, me estimula. “Esta Pinti”, me vuelvo loco. “Está Susana”, estallo y quiero todo. En esa primera reunión Gustavo me dice: “esto mismo que vos haces tiene que ser masivo, no puede ser dos funciones por mes en Palermo. Yo te digo para que la gente lo conozca. Hay que ir a la calle Corrientes, agregar funciones, hacer publicidad”. En ese momento me asusté. Yo estaba dos veces por mes y llenaba. Me iba bien a mis 55. No es lo mismo que Yankelevich te agarre a los 15 para hacer una carrera a que te agarre con 50 y pico como a mi. Yo estaba bien, con eventos privados, empresariales, había dejado el comercio Once. Y lo más loco de todo fue ver con el tiempo como todo lo que me dijo en esa reunión se va a dando.
-Decime tres cosas que te dijo y se fue dando…
-Primero, me dijo que el humor que yo hacia era masivo porque yo creía que era mas de nicho. Lo segundo es que necesitaba más visibilidad, que la gente pueda reconocer mi nombre con mi cara, porque en radio Continental tenia seguidores pero no sabían quien era yo. Y lo tercero que me dijo fue yo tendría el voto de oro en todas las decisiones que tomemos: “yo no voy a pedir de actuar donde vos no quieras, no te vas a vestir como no te sientas cómodo, ni hacer chistes que no quieras”. Yo soy despojado, le hice un chiste que me quería sacar el jean, la remera, y disfrazarme. Pero Gustavo me dijo: “no, todo lo contrario, tu rebeldía es nuestra bandera. Quedate tranquilo que no va por ahí”.
-¿Y ahí mismo firmaste contrato?
-No. No firmé contrato. Hablamos como caballeros por cinco funciones en el Apolo que llenamos a reventar. Y de ahí nunca paramos hasta que nos detuvo la pandemia. Veníamos de llenar Mar del Plata, Buenos Aires y de una gira por Irlanda e Inglaterra que no había tanta gente, y ahí ví a Gustavo Yankelevich tirando cables, arreglando sonido, moviendo luces, no se si mucha gente tuvo ese privilegio verlo laburar. Se encontró con un amigo que le dijo “estas haciendo lo que hacías cuando tenias 17 años con las bandas musicales”. Gustavo te trae para comer al camarín un sandwich, un te alcanza agua. Eso me motiva de mi relación laboral con él. El fervor que tiene para hacer lo que estamos haciendo que va mas allá de lo económico.
-Pero llega el momento de renovar contrato, ¿cómo hacen
-No tenemos intermediarios, hablamos y arreglamos la guita entre los dos. Todo lo hablamos. Por eso está todo claro.
-¿Son difíciles esas negociaciones?
-Gustavo me dice que tendría que haber ido mas al Once para poder negociar mejor conmigo. Y yo le digo “bueno, tampoco te fue tan mal”. Nos ponemos de acuerdo muy rápido. Somos socios en casi todos los proyectos. En algunos me dice “esto es para vos porque la productora no participa”. La parte es mas sencilla porque ninguno de los dos hace lo que hace solo por la guita. Queremos ganar bien, que nos vaya bien, por supuesto. Hemos hecho cosas fuertes que no pagaban bien y la hicimos. Algunas de las primeras que hice publicidad cobraba lo del convenio y no importaba porque queríamos la visibilidad. Hice una con Martín Bossi que era para Cablevisión Flow y no me acuerdo la guita y los dos dijimos la queremos hacer. Eso tiene que ver con la carrera, y con cosas que te sirven solo por hacerlas, y te hacen bien hacerlas. Una vez di un show para el Garrahan, médicos y enfermeras, pero la satisfacción que me dio, de todo eso se arma una carrera. Por ejemplo, a mis músicos, para mi es fundamental pagarles bien y yo les pago bien.
Moldavsky: “El de la colectividad judía pelea el mango, es comerciante, pero la gasta”
Los espectáculos de Roberto Modavsky invitan al espectador a experimentar un viaje de risas a través de tópicos como la religión, la política, la pandemia, de la vida misma. “Me inspiro de lo más chiquito, de la nada misma, de lo cotidiano. Ahí reside mi humor”, afirma el hincha de Boca Juniors. Y sobre el escenario, Moldavsky no está solo: lo acompaña su hijo Eial Moldavsky y su propia banda que le da una sonoridad que forma parte del trayecto: Chelo K (Guitarra y Voz), Lucas Ramírez (Teclado), Matías Scheines (Violín), Martin Rur (Saxo y Clarinete), Paloma Schachmann (Saxo y Clarinete) y Martina Trost.
-Te reís mucho de cuestiones vinculada a la colectividad judía pero también la desmitificas en algunas cosas…
-El de la cole pelea el mango, es comerciante, pero la gastan, viajan, van al cine, teatro, compran pilcha, el síndrome del judío tacaño no existe. No hay que generalizar, pero conocí a la movida del comerciante del Once, son peleadores, sí pero mueven bastante la bicicleta de la guita en la calle. Una vez el director del Teatro San Martin me dijo: “cuando están las fiestas judías se me cae el teatro”. Después ves que en cualquier pueblo, cultura, y a todos le gusta contar “conseguí esto a mitad de precio”. No solo a los de la cole. A todos. Después hay una cuestión antisemita que le fue dando un matiz choto pero lo discuto al revés no podes decir que los judíos tienen guita o son avaros porque es una contradicción, los de la cole le gustan disfrutar.
-¿Y vos como sos con la guita?
-Yo soy muy gastador. Me encanta salir afuera, todas las veces que puedo. Me encanta hacer un asado todos los domingos con amigos de la adolescencia. Es el encuentro con mi gente, mi cable a tierra. Me encanta viajar.
-¿Cómo sos como turista en otro país? ¿Vas a los lugares típicos y caros?
-No. A mi llévame al bodegón. La pilcha me interesa hasta ahí, me compro pilcha, me gusta mucho la marca de las tres tiras, soy bastante enfermito con la ropa deportiva, la tecnología compro pero menos. Cuando viajo le digo “llevame a comer donde vas con tus amigos”. Una vez en Paris, un chabón del hotel me llevó a un bar donde el mozo anotaba la cuenta en un mantel de papel. Eso me encanta.
-¿Invertís en inmuebles?
-Tampoco. Vivo en un departamento de 70 metros cuadrados que alquilo. No porque no podía comprarme. Sino de fiaca. Ahora me compré un depto de pozo y me voy a mudar que es de 90 metros, apenas un poco más grande que el anterior. En la pandemia me di un gusto que fue alquilarme una quinta en enero, venían mis hijos con amigos, mis amigos, era carísima y no me importo. Tengo mis limites. No tengo gustos caros.
-¿Criptomonedas?
-Cero. Seguro es un gran negocio. Mi experiencia me dice que a estas cosas siempre llego tarde, cuando ya paso el boom. Cuando no estaba era una orgia y cuando yo llego es una fiesta de la doma (risas). Trato de invertir en las cosas que entiendo mejor.
-¿Y de qué entendés mejor?
- Invertí un poco en otros países, un pequeño monto, porque no tengo tanta guita. En un momento compré acciones de Apple porque me lo comentó mi hijo. Ahí me fue bien, cuando bajó me fui, después volvió a subir.
-¿Qué extrañas del Once?
-A la gente. No extraño los cheques rechazados, el proveedor, el laburo de comercio. Yo desayunaba todos los días con Gustavo, un pibe del negocio de enfrente. El Once tiene partes divertidas y la adrenalina de la venta en el aire.
-Vendías camperas, ¿esta época del año que empezaba el calor era la mas difícil?
-Durísima. Era esperar que pase el verano. De noviembre a febrero eran meses fatales.
-¿Cuánto fue el máximo de camperas que vendiste al por menor?
-A una persona le vendí siete camperas. Un día vino una mujer que me hacía sacar camperas y no separaba ninguna. En un momento me dije: “esta esta al pedo, no me va a comprar nada”. Las colgué a todas frente a ella, la rodee y le dije: “ya te probaste todas estas camperas, ¿Qué vas a hacer?”. Y elige siete. Y cuando termina le digo: “¿por que te compras siete camperas?”. Y me dijo: “Hoy firmé el divorcio, es un día muy feliz de mi vida así que me vine a hacerme este regalo”. Sin dudas que lo mas lindo que tiene la venta es la historia de la gente.
-¿Y al por mayor cuanto?
-Ahí en por mayor hay que tener cuidado. El que te compra mucho muy fácil hay que desconfiar, no te pelea el precio, no te pelea los plazos. Me ha pasado que me han querido estafar pero uno se da cuenta. Vienen a comprar empresas que después entran en convocatoria al día siguiente. Un tipo del Once me dijo una vez: “Si entra un tipo con secretaria tené cuidado”. Y una vez entra un tipo con secretaria a hacerme un pedido, me acorde del anciano, y me salve. Le pedí la plata adelantada, el tipo se hizo el ofendido, mi socio se enojo conmigo, y al final termino cagando a varios en el barrio.
-¿Usabas el humor para vender?
-Si. Yo tenia humor y le aportaba esa cuota lo que pasa es que son situaciones tan diferentes. Ex clientes que hoy me vienen a ver al teatro me dicen “no eras tan gracioso en el negocio”. Y yo le decía: “es que vos me pagabas muy a largo plazo” (se rie). Siempre fui un tipo que tuve buen humor, el humor es un arma de seducción a todos los niveles.
-¿En el Once sos “el que llego”?
-Si, claro. Soy el ciudadano ilustre. Sigo yendo al Once, voy a comer ahí, a comprar comida, a visitar amigos. El otro día me pasó algo increíble: pasé a saludar un amigo en calle de Azcuénaga que vende sillones, almohadones, y veo una persona entrar y me pregunta cuánto vale un sillón, y me puse a vender. Y empiezo a hacer la venta y mi amigo me empieza a filmar. Hago toda la venta. Me saco el barbijo y el tipo no lo podía creer. Nos sacamos una foto. Yo estaba feliz porque perdí la magia del vendedor. Fue muy divertido porque no sabia bien que estaba vendiendo en detalle.
Moldavsky: el vínculo con sus hijos Eial y Galia y su duro divorcio
Después de 24 años de matrimonio, Roberto y Eliana decidieron separarse. Fruto de su amor nacieron Eial (29) y Galia (26). “Mi hijo mayor es filósofo, labura conmigo, escribe mucho el guion, y es columnista de Perros de la calle, y mi hija trabaja con Sebastián Wairaich en la radio, tiene su propio programa en FutuRock”, cuenta orgulloso Moldavsky.
En la comedia Ex Casados su personaje Roberto transita una durísima separación y posterior divorcio con Sonia (Jorgelina Aruzzi). Paradójicamente, Moldavsky confiesa que su situación fue bastante dura. “Soy divorciado. Es difícil cortar una relación con una persona después de tantos años. Es la madre de mis hijos. Pero hoy los números dan casi que el 50% de las parejas están separadas, ya es ridículo pensarse toda la vida con la misma persona”, reflexiona.
-¿Pasaste por lo que pasa tu personaje en la película de lo difícil que es ponerse de acuerdo al hablar tema de división de bienes?
-Si. Se mezclo todo mucho y es difícil. No es guita lo que se esta discutiendo en si, la guita es la excusa para discutir y pelear ante la frustración y el dolor.
-¿Lo sufriste al divorcio?
-Si, a mi divorcio lo sufrí un montón. Me fue muy difícil. No es un mundo que le recomiendo a nadie. Y aparte se mezcla todo y la pasas mal. Mi consigna cuando me divorcié fue terminarlo lo antes posible y salir lo mejor posible de la situación.
-¿Qué tiempo duró y cuándo fue?
-Hace diez años y no había divorcio express como ahora. Tenias que pasar tres años hasta que te divorciabas. Es como que te podías separar pero para que firmen divorcio te daban 3 años en que quizás te podes arrepentirte.
-A veces en la colectividad esta mal visto divorciarse, ¿no?
-Ya no pasa tanto, es mas común. Yo estaba rodeado de amigos y amigas que se habían separado.
Moldavsky y Micaela su actual pareja: “La conocí porque le vendí el auto”
-¿Hace cuánto que estas en pareja con Micaela?
-Nada. Un año.
-¿Cómo fue esa historia de amor?
-La historia arranca por la venta de un auto.
-¡Me jodes!
-Mi vida esta signada por la venta como verás (se ríe). Le vendí mi auto a esta chica y como siempre digo si alguien me compra algo me enamora.
-¿Y cómo llegaste a venderle el auto a la que hoy es tu pareja?
-Por Gerardo Rozin. Ella es el asistente de Rozin. La conocía, la había visto un par de veces.
-¿Ya te había gustado?
-Si, me había encantado, pero yo estaba casado, ella también. Era algo de decir “que linda chica que es” y nada mas. Peor bueno, queda ahí, y él me cuenta que como se separó que estaba necesitando un auto, y como yo estaba por entregar el mío para sacar otro, y le dije “mato dos pájaros de un tiro”.
-¿Y como la invitaste a salir?
-Es que a los que la naturaleza no fue bueno con nosotros físicamente tenemos que desarrollar otras armas. Al toque empecé a chamuyar por WhatsApp, hay que ver el auto, algún chiste, llévame a pasear, vamos juntos así te va conociendo antes de dártelo, manejas vos y voy de copiloto así te lo presento. Entré por ahí. Lo único malo es que cuando le vendes un auto a alguien no lo queres ver mas en tu vida. Ahora que estoy con ella tengo que rogar que ande bien.
-¿Cómo fue el primer encuentro, la primera noche juntos?
-Tuvimos algunos encuentros previos que no paso nada. Yo fui mas al frente y al principio costaba. Estoy acostumbrado al no, tengo un álbum de no. "Sí" tengo varios, pero "no" tengo un montón. Hasta que fuimos a cenar y después yo alquile la quinta y ahí pasamos la primera noche juntos.
-¿Están en modo inseparables?
-No somos inseparables. Ella tiene hijos, no vivimos juntos. Conocemos nuestros hijos del otro.
-¿Crees que la convivencia es una practica que ya no sirve?
-Es complicada. A veces te queda corto el tiempo pero es complicada. La verdad que están en duda todas las instituciones de la monogamia, el matrimonio, la convivencia también y es difícil mas cuando después que te separas y después volver a armar una historia. Tenes ganas de estar solo, no siempre, pero algunos días.
-Como en la película estas saliendo con alguien unos años menor que ya no es motivo de señalamiento…
-Yo tengo 59 y ella 40. Está casada, tiene sus hijos, hay una diferencia de edad que es un tema que pudimos subsanar.
Moldavsky y Lizy Tagliani, la dupla exitosa de 'Trato' Hecho que podría tener su propia obra de teatro
-Con Lizy Tagliani tienen en común no solo 'Trato Hecho' sino que los representa Gustavo Yanbkelevich…
-Te sumo que los dos vinimos de grandes a este medio. Ella salio de la peluquería y yo de negocio de camperas.
-Ahora que estas mostrando tu faceta de actor, ¿harías una obra con Lizy?
-Si, no tengo la menor duda que la vamos a hacer. Ojala que se de. Una serie, una película, una obra o lo que sea. Me encanta laburar con Lizy, ella es increíble. Los dos venimos de mundos perseguidos, de sufrimiento, y la locura y el humor que nos une.
-¿Escuchas trap?
-Escucho porque mi hijo me hacer escuchar.
-¿Qué te parece?
-Y…. Yo soy Charly García, entiendo que hay una movida nueva que estoy tratando de entender, pero no es que si estoy en mi casa pongo trap. Trato de entender la movida cultural fuerte, qué esta pasando ahí, pero no es una cosa que…
-¿Conociste a Charly?
-Solo una vez en la Tapa Personajes del Año de Revista Gente.
-¿Y cómo fue?
-Nos sacamos una foto juntos que la tengo guardada y le dije: “Te admiro y quiero mucho”. Estar frente a Charly le dije “me hiciste la vida, me explicaste todo”. Se rio. Y ahora que fue el homenaje, los 70 años, soy amigo del Zorrito (Von Quintiero), yo actuaba y no pude ir. Me encantaría conocerlo a Charly, poder charlar con el. Si me estas leyendo Charly, invítame a tu casa.
-¿Contas chistes que no te causan gracia?
-No, si no me hacen reír no lo cuento. No hago utilitario de “se que esto rinde y lo hago”. No, me tiene que gustar a mi.
-¿Te molesta que en un asado, cumpleaños o reunión te digan: “contate un chiste o un monologo y hacenos reír”?
-La gente me dice “contate un chiste” pero no hago eso. La gente cree porque hago humor cuento chistes. Un día en Morfi le pedí a Chiqui Abecasis que me cuente diez chistes cortos para que cuando la gente me pare en la calle se los cuento y poder salir del paso porque sino uno queda antipático. Tengo chistes preparados para salir del paso. La gente me pone feliz, pero si tengo una frase: “suerte que no soy proctólogo porque sino me vas a pedir que te meta el dedo y te revise”. Cada uno si fuera odontólogo me dirían que te haga un conducto.
-Sos fanático de Seinfeld, ¿Qué le dirías si lo tuvieras enfrente?
-Le diría: “entendiste todo”. Yo sentiría que estuviera frente a alguien que tiene, digamos, a veces uno ve algo gracioso y dice “que talento, boludo, que inspirador”. Le diría algo así. Tenemos algo parecido que es hacer humor desde la cosa cotidiana, de lo mas chiquitito, de la nada misma. Y eso me inspira mucho., Es mas, hace unos años hice un monólogo sobre los aviones y a los años después Seinfeld hizo uno similar. Deci que el mío fue antes sino me hubieran dicho que lo copie. Bastante parecido y me dio mucho placer. Es como que hablamos el mismo idioma.
Moldavsky y sus cachetazos a todos los políticos
-Van muchos políticos a tus shows, ¿te dijo alguno “che me diste duro, suaviza el monologo un poco”?
-Cuando teníamos un spot en la radio alguno lo llamó a Gustavo para ver si podían bajarlo, uno que se fue cambiando de partido, y yo tenia algunas cosas fuertes. Una época que se juntaban Schiaretti, Pichetto y Urtubey para pensar un país mejor. El spot decía: “Frankestein y avisó que no podía llegar”. Uno de ellos le pidió a Gustavo. En persona no. La mayoría de los políticos vienen a verme y se cagan de risa y después me mandan un mensaje que “me cague de risa”. La mayoría tienen muy buen humor. He actuado con alguna vez que estaba Macri, Larreta y Santilli, y otra vez me paso en un momento muy duro, cuando falleció Zlotogwiazda, estaba Axel Kicillof, Alberto Fernández y Felipe Solá, y Kicillof me dice “lo que me haces reír de los dos lados”. Vidal viene siempre, Patricia Bullrich, también.
-Es difícil mantenerte en el centro, ¿no?
-No, porque hago humor político no milito en ese show, y lo que hago y trato de hacer todo el tiempo es decir frases que dijeron ellos y todos se cagan de risa. Alberto y Mauricio te hacen un show entre los dos.
-Los políticos actúan mucho pero mal, ¿los mas divertidos fueron Menem y Néstor?
-Y ellos te daban mucho. Carlos Saúl a los humoristas le dio material a trompadas. Néstor entendía todo, remaba y era vivo, entendía la ironía de CQC y se la duplicaba. Muy vivo y canchero…
-¿No hay mas?
-Y no se. Néstor y Menem lo eran. Con Santilli y Larreta tengo buena onda, hay ida y vuelta, me vienen a ver de los dos lados. Sé que les gusta por mas que se coman un cachetazo mío, y está bien que nos olvidemos de la grieta con risas en vez de pelearnos.
Ph: Christian Beliera
Retoque Digital: Gustavo Ramírez
Producción y estilismo: Mariano Caprarola
Asistente: Tatiana Lucero
Make Up: Indira Matos para Mala Peluquería
Agradecimientos: Kevingston, Big and Tall, Teatro La Nonna,
Artex100pre, Oxalis -diseño de utiliería- y Anita Tomaselli