El expediente que compromete al antiguo entorno de Diego Maradona está tironeado. De un lado, el presente de una Justicia que pone especial atención a los temas de género y, del otro, denunciados que relativizan o incluso niegan el pasado por temor a verse en un espejo que devuelve una imagen por lo menos inmoral.
El jueves 18 de noviembre, a las 11:00 horas, Mavys Alvarez, la cubana que conoció al ídolo siendo menor de edad y mantuvo un vínculo sentimental de al menos tres años con él, hizo estremecer a más de uno de los 16 testigos de su declaración en Cámara Gesell frente a tres psicólogos. Recuerdos escabrosos de su convivencia con el exfutbolista: violación, golpizas, inducción al consumo de drogas y secuestro. Un relato que a más de uno le hizo bajar la mirada y expresar con indignación: “Hijo de puta…”.
GENTE tuvo acceso en exclusiva a fragmentos de la declaración de Mavys en la causa que tramita en el Juzgado Federal N.10 por trata de personas. Una denuncia que había sido hecha ante la PROTEX -el ala de la Procuración que investiga delitos de trata- por Fernando Míguez, de la ONG Fundación por la Paz y El Cambio Climático, y hoy es impulsada por los abogados de la cubana, Gastón Marano y Marcela Scotti.
Por varios de sus dichos, Mavys ya recibió una carta documento de parte de uno de los denunciados, el exdueño de “Cocodrilo”, Omar Suárez. A él apuntó en uno de los tramos de su relato, cuando dijo haber sido testigo de una conversación entre el empresario y Mariano Israelit, otro de los amigos del “10”, acerca de “compra y venta de mujeres”.
A su vez, la mujer dijo haber sido testigo de una relación de Suárez con una conocida suya cubana de “15 ó 16 años” -la diferencia es sustancial porque marca el límite entre ser mayor o menor de edad- de apodo “Jani”, quien aún hoy vive en Cuba, es madre de dos hijos y, por el momento, prefiere reservar su identidad por temor a represalias de parte del régimen cubano.
Otro de los apuntados es Carlos Ferro Viera, acaso el protagonista excluyentes de los “infiernos” de Maradona. A él señaló como el encargado de “traer la droga”, tanto en la Argentina como en los Estados Unidos. Fue él quien junto a un cubano “captaron” a Mavys en la vía pública con el pretexto de que Maradona quería conocerla. Le insistieron durante una hora hasta que la convencieron. Lo que siguió, según palabras de Mavys, fue un calvario del que aún hoy no logra reponerse.
Pero el foco de la Justicia argentina está puesto en el ingreso ilegal de Mavys a la Argentina, en aquel turbulento 2001, siendo menor de edad. Su testimonio es benévolo hacia Guillermo Coppola, por entonces manager de Diego. Lo describe como una persona que se ocupaba de la negociación de los contratos del excapitán de la Selección argentina y de “asistirlo con su vestuario”.
En una primera instancia y según se desprende de sus palabras, Coppola sólo habría sido testigo de su presencia en la Argentina, pero no habría estado involucrado en su “secuestro”.
Distinto es el caso de Gabriel Buonno, asistente histórico de Diego hasta la llegada del exapoderado del “10”, Matías Morla, en 2014. “Era el encargado de hacer los trámites, sacar los pasajes y coordinar la custodia que no permitía a Mavys salir del hotel”, reconstruye un letrado de la defensa a GENTE. Buonno, quien aún hoy mantiene un reclamo judicial contra la sucesión del Diez por haberes adeudados, es uno de los más complicados.
A Buonno se suman Alfredo Cahe, quien acompañó a Mavys a una cirugía para implantarse prótesis mamarias, sin la autorización de sus padres. Según el relato de la cubana, él le habría recomendado no consumir cocaína dos días antes y dos después de la operación. Otro complicado es Juan Carlos Pintos Barbieri, reconocido cirujano plástico que admitió haber operado a quien por entonces era menor de edad para la Ley argentina.
Entre los delitos en danza y que la querella planteará se encuentran la trata de personas agravada, la reducción a la servidumbre, la privación ilegítima de la libertad, el suministro de drogas a un menor de edad, lesiones y la corrupción de menores. Muchos de ellos recaerían sobre Maradona, por ende, están extintos.
Y aunque las defensas argumenten la prescriptibilidad para exculpar a sus clientes, la querella esgrime la participación de funcionarios públicos como Fidel Castro y el excónsul argentina en Cuba y actual encargado de negocios en Venezuela, Eduardo Porretti, además de tres funcionarios de Migraciones, para exigir la imprescriptibilidad por tratarse del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público o cohecho, según los artículos 248 y 256, respectivamente, del Código Penal.