Quedan las últimas semanas de La Academia 2021 y los participantes se lucen con cada ritmo para llegar a la final del certamen, pero también los invitados no dejan de sorprender. Esta vez, la hija mayor de Marcelo Tinelli, Micaela Tinelli, se hizo presente en el certamen por primera vez en lo que va del año.
Esta visita no pasó desapercibida para el conductor. Inmediatamente luego de saludarla al aire, Mica hizo un gesto de corte con la mano para salir de la incómoda situación que generó Marcelo.
"En un día muy especial para mi porque ha venido mi hija Mica al programa", comenzó diciendo Marcelo. "Primera vez en el año que viene a ver a papá ¿verdad?, le pregunto el conductor a su hija. Mica, tímida, respondió con un gesto con la mano dando a entender que es la segunda vez que visita el programa. "Segunda vez, bueno, y con la suegra, con la mamá de Licha" agregó.
Picante, Marcelo Tinelli se metió con la profesión de la pareja de su hija mayor y lanzó picante: "La gran pregunta es, por qué no juega Licha de titular". Este comentario molestó a la empresaria que realizó un gesto de corte con la mano. Con humor para salir de la incomoda situación, Tinelli comentó: "Porque todos dicen corte cada vez que hablo yo".
La hija mayor de Marcelo Tinelli se arrepintió de algunos tatuajes
Micaela Tinelli, la hija de 33 años del conductor de Showmatch, se arrepintió de los tatuajes que decidió hacerse durante su adolescencia y juventud. Es por eso que decidió acudir a una clínica especializada en remoción de tatuajes y mostrar la técnica a la que debió someterse para volver a ver su adorada piel sin tinta.
“Tercera sesión y miren como se me fue”, dijo en uno de los videos en el que puede verse al especialista con un láser aplicar directo a la piel y remover los restos de lo que parecía ser un hada. Con la canción Chau Chau Adiós, de Raúl Abramzon, musicalizó el momento en el que le retiraron los tattoos de sus manos.
En el hombro izquierdo decidió eliminar una estrella rellena que había querido inmortalizar pero con el tiempo no terminó de convencerle. “Vamos. No, no me duele nada”, afirmó con unas gafas puestas para que el láser no dañara sus ojos durante el procedimiento. “Que tolerancia que tengo al dolor, por favor”, dijo al hombre que retiraba las últimas partes del dibujo. Entre risas las horas se le pasaron volando y se quitó cinco tatuajes.