Una explosión de azaleas junto a una grulla giratoria sorprende a quienes se atreven a realizar un paseo de reflexión, contemplación, meditación y recreación por las tres hectáreas más románticas de la Ciudad de Buenos Aires.
Muchos de sus significados van más allá de los ojos
Los dos puentes más icónicos están cargados de significado: el puente curvo “Taiko Bashi” representa el paso de la vida terrenal a la celestial. Quienes lo atraviesan llegan purificados y armonizados a Dios y al Paraíso, porque a la izquierda se encuentra la Isla de los dioses.
Por su parte, el puente zigzag “Yatsuhashi” muestra que la vida no es lineal y que tiene vaivenes. En cada quiebre los visitantes deben ir cambiando la mirada y tomando decisiones. Sin dudas, es un puente de reflexión.
Además, la cascada simboliza los avatares de la vida con un fuerte nacimiento, un transcurrir y un final tenue en el lago. Es el lugar más elegido del Jardín Japonés para desestresarse y meditar.
Todo nació con un "Ishidoro"
Este espacio salido de un cuento se creó en 1967, cuando las altezas imperiales anunciaron que iban a venir a la Argentina por primera vez. En ese momento la colectividad japonesa le pidió permiso a la municipalidad para hacer un Jardín Japonés, y fueron autorizados a realizarlo “donde está el Ishidoro”, una farola típica que la colectividad japonesa le había donado a la Argentina por los 150 años de la Revolución de Mayo. ¡Y se hizo, nomás!
El paisajista Luis Ichiro Yamada le dio diseño en apenas un mes a una hectárea, que pronto visitaron los príncipes herederos y que, con el paso del tiempo, iría desapareciendo.
Recién en 1979, el ingeniero Yasuo Inomata lo reconstruyó, lo amplió a tres hectáreas y cercó el predio.
Desde 1989 es la Fundación Cultural Argentino Japonesa la que se ocupa de su cuidado, preservación y administración. Hoy son ciento veinte los empleados que trabajan en este fascinante y atípico rincón del barrio de Palermo.
Un visitante de lujo
Una tradición que cumple deseos
En julio se festeja el Tanabata, que es el encuentro de las estrellas y el amor. Hay una leyenda que asegura que, escribiendo nuestros deseos en papelitos de colores llamados tanzaku y anudándolos fuertemente a un tallo de bambú, estamos más cerca de cumplirlos, ya que el viento lleva tales deseos al cielo para que se puedan cristalizar. Por eso, en distintos sectores del Jardín Japonés hay arbolitos colmados de tansakus.
Hay 65 mil japoneses en Argentina
“El 85% somos de Okinawa, una isla paradisíaca del sur de Japón que tiene mar azul y arenas blancas”, cuenta Sergio Miyagi, el experto que posa delante del gran monumento de piedra que representa el esfuerzo que hicieron los japoneses en la década del Cincuenta –cuando sucedió la mayor migración–, al dejar su país de origen para trasladarse a nuestro país. Luego, muestra con orgullo la única Campana de la paz mundial que habita nuestro territorio y cuenta que “cada 21 de septiembre resuena al unísono con todas las del planeta y, en ese momento, los presentes cierran los ojos deseando justamente la paz mundial. ¡Es un momento muy lindo!”.
La curiosidad llevará a que le preguntemos por esas grandes bolas coloradas que nos observan desde diferentes sectores con los ojitos pintados de negro. Él, que lleva veintinueve años trabajando en el lugar, contará que “es un Daruma, el símbolo de la perseverancia para los japoneses: cuando fijan un objetivo importante en sus vidas, pintan el ojo izquierdo y lo colocan en un lugar bonito de la casa para que, al verlo, se esfuercen cada día en poder cumplirlo. Recién el día en que lo cumplen, pintan el ojo derecho para completarlo”.
Un símbolo que causa ternura
En el agua nadan 700 carpas y en el cielo flamean 4 koinoboris (cometas cilíndricos en forma de pez koi)
Arte culinario
En el patio de la Magnolia (llamado así por el árbol que plantó el expresidente Nicolás Avellaneda), que solía usarse para los casamientos emblemáticos –acá se casó el periodista Mauro Szeta–, ahora hay varios puestos de comidas que ofrecen opciones rápidas y deliciosas de la gastronomía japonesa, como harumakis, gyozas y yakimeshis. Además, en el edificio principal funciona el prestigioso restaurante conocido por la calidad del sushi y del ramen.
HOJA DE RUTA
Dirección: Avenida Berro y Avda. Casares, Parque Tres de Febrero, Palermo, CABA.
Horario: Está abierto todos los días de 10 a 18:45 horas (incluyendo sábados, domingos y feriados).
Entrada gratuita: Menores de 12 años, mayores de 65 y personas con discapacidad junto a un acompañante
Entrada general: $690.
Informes: 4804-9141, [email protected] y www.jardinjapones.org.ar
Por Kari Araujo
Fotos: Christian Beliera