A siete meses de haberse separado tras doce años de amor junto a Luciano Castro, Sabrina Rojas elige vivir la vida intensamente. Más libre y renacida, no duda en contar que se siente "como una adolescente" y que, siempre terrenal, solo se entrega al fluir de sus emociones. Es que la actriz de la pieza teatral Desnudos (elenco que comparte con su ex, Brenda Gandini, Mercedes “Mey” Scápola, Gonzalo Heredia y Luciano Cáceres) no tiene más prisa que por ser ella misma, despojándose de mandatos, reescribiendo los lugares comunes que se viven con ex parejas y apostando al amor urgente, visceral y sin especulaciones.
En el Íntimo de la Semana de GENTE, la actriz y madre de Fausto y Esperanza que se redescubrió en el deseo, cuenta las claves de su armoniosa relación con Castro "que al resto le llama la atención", habla de sexting e infidelidad, el costo de la exposición de la vida privada, de cómo el diálogo "salva" –también a las ex parejas–, de su ahora familia ensamblada y cómo su vínculo con el Tucu López, marcado por el humor y la complicidad, la sorprendió por completo, básicamente porque "somos nosotros mismos y porque nos bancamos a morir".
Mientras hacemos esta llamada, Fausto y Esperanza corren por la casa. Tiene que atender la llamada entrante porque es casi de "vida o muerte". Aún no tiene con quien dejar a sus hijos esta semana porque la mujer que la ayuda tiene una complicación con el nieto. "Hacemos malabares con Lu. Si se nos baja Patri, que está con nosotros desde que Esperanza nació y es como una abuela, tía, hermana, es tremendo; además no tengo familia acá y la de Lu está trabajando", empatiza al hablar del armado de logística con los más pequeños. "Una cosa así, nos desarma la semana, más teniendo ambos teatro de noche", puntualiza y explica la puntillosa organización con su ex.
–¿Cómo se reparten el cuidado de sus hijos con Luciano?
–Todo fluye y va bien organizado. Los fines de semana, que estamos con teatro a full, nos da una mano la hermana de Lu, que se viene a dormir a casa. De día y con los chicos en doble escolaridad nos manejamos mejor. Pero de noche y trabajando en el teatro los dos jueves, viernes, sábados y domingos, se hace más cuesta arriba.
–¿Cómo viven el éxito de Desnudos, sobre todo más postpandemia?
–Nos pasó de todo. Nos fue muy bien en Mar del Plata, teníamos ganas de estar en la calle Corrientes e irnos de gira pero se vino la pandemia. En abril del año pasado, a una semana de debutar cerraron la noche y estuvimos al borde del estreno varias veces. La verdad que no sabíamos si la gente tenía ganas de meterse al teatro y si valía la pena. Pero fue un exitazo. La gente nos elige, hay mucho boca a boca y estamos felices por cómo nos llevamos todos. Cosas que no se dan siempre. Muchas veces tenés éxito pero no implica que te diviertas.
La madura separación con Luciano Castro y su vínculo de "hermandad"
–Además es ejemplificador cómo, como ex pareja, con Luciano siguen trabajando y compartiendo sus nuevas vidas hoy.
–No es tan habitual y nosotros no tomamos conciencia. Le parece más raro a la gente que a nosotros. Para nosotros es algo que fluye normalmente. Además, hicimos trabajo de terapia para que eso suceda, somos dos buenas personas y queremos el bien para nuestra familia. Entendimos que la idea era estar mejor. El amor como pareja se termina. Cuando uno queda enamorado es más difícil que fluya. Nosotros tenemos mucho a favor: se nos terminó el amor pero no nos lastimamos.
–Se los ve muy maduros. ¿La terapia la hicieron luego de separarse o antes?
–Sí, creo que lo que es maduro es la manera en la que nos separamos, porque lo único que pretendemos es el bien. A terapia recurrimos post relación. Cuando sentimos que queríamos que se destrabaran cosas que no podíamos resolver, entendimos que estaba bueno sumar y hay gente que te ayuda. A veces no lo puede solucionar solo uno. Nos sirvió eso como recurso.
–¿Cuáles eran esas cuestiones en las que que era mejor tener un "mediador"?
–Nosotros siempre tuvimos en claro que la idea era estar bien. Hablamos de cosas que no lográbamos entender. Por ahí te lo dice otro y se destraba. No soy muy de hacer terapia pero hay momentos en los que está bueno entregarse.
El diálogo como elemento que salva ex y actuales parejas
–¿Nunca necesitaste hacer catarsis terapia?
–Creo en el fluir. Soy una persona simple, no tengo rebusques en mi vida y no necesité terapia. Creo que tengo un enorme sentido común, soy terrenal y precavida para algunas cosas. Soy de las que va de a poco. Como no tengo cosas del pasado por resolver, cuando fui a terapia solo fue para arreglar cosas del aquí y ahora. Cuestión de frenar la pelota un poco.
–¿Cuáles fueron las claves con Luciano para poder mantener un vínculo sano, aún separados y ambos con nuevas parejas? (él con Flor Vigna; ella con Tucu López)
–Algo que nos salva es el diálogo. Hablamos mucho. Además, saber escuchar antes de enojarte o de juzgar. Quizás con los años se diluye, pero todavía estamos en la instancia de levantar el teléfono para hablarlo. Hoy lo necesitamos: somos dos personas expuestas y no es algo de lo que nadie se va a enterar. Siempre está la foto.
–¿Vos ya sabías de la relación de Luciano con Vigna o te enteraste por los medios? Porque cuando te preguntaron dijiste que no sabías.
–Me pasó que me llamaron y no podía confirmar si los protagonistas no lo cuentan. Además, siempre me escriben a mí para preguntarme cosas de él. Y no sé si la otra parte tiene ganas.
–Elemental la comunicación...
–Nuestra comunicación es natural, no ex un ex que cruzo de vez en cuando o al que le dejo a mis hijos en la puerta. Tenemos cotidianeidad, somos familia, comemos asados y viene a casa. Priorizamos el vínculo familiar, solo queremos sumar. Claro que habrá épocas más difíciles o más amenas.
Celos, exposición pública, sexting y el uso de redes
–Y esa unión que tenés con Luciano, ¿genera algún tipo de celos en tu actual pareja?
–Cero celos el Tucu. Para nada, porque tiene que ver con el diálogo para con todos. Somos cuatro personas –por ella, Luciano, Vigna y Tucu– que quieren sumar y no dividir. Es algo de a cuatro. Si no, sería difícil sobrevivir. Con Luciano tenemos un vínculo genuino, así que las otras partes están tranquilas. Es un amor familiar y de hermandad, así que los celos no existen. Yo estoy feliz de que Lu esté feliz.
–Y también se muestran naturalmente en las redes, compartiendo intimidad familiar.
–Sí, porque trabajamos juntos y realmente no pasa nada entre nosotros. No somos caretas. No hay necesidad de ocultarlo: nos podemos reír a carcajadas y de todas partes se sabe cómo es el vínculo. No hay nada de confusiones.
–Respecto al uso de las redes por parte de las personas públicas, que a veces revelan detalles de su vida privada allí, ¿qué pensás? ¿Es perjudicial?
–Yo no soy de exponer ni de hacer catarsis. No entiendo a quienes comparten frases subliminales porque tal se enojó con un novio o marido. A lo sumo, yo hago catarsis si me enojé con algún portal que subió algo que no es.
–En su momento protagonizaste un momento difícil con Luciano y la exposición de detalles privados.
–Sí. En mi caso, las veces que me peleé quedó en la intimidad y después se han enterado, pero la gente no tiene ni idea. Hay quienes hacen catarsis y después no quieren que se publique nada. Yo expliqué en su momento lo que había sucedido, si no lo quieren creer, no está en mí.
–Para vos, ¿el sexting es infidelidad?
–Sí, yo creo que sí. No sé si la infidelidad es exactamente el encuentro entre dos personas. Coquetear también lo es y tiene que ver con el respeto. Si la pareja tiene cosas fuertes para sobrevivir y tiene ganas de seguir, bienvenido.
–¿Perdonarías una infidelidad?
–Tendríamos que ver el caso. Cuando estás en desventaja es más difícil sanar; se sobrevive más fácil si estás en igualdad de condiciones. Malherido cuesta más remontar. Cada pareja tiene sus códigos y su mundo y sabe si vale la pena: jamás podría juzgar a alguien que vuelva después de algo así. En mi caso, el tema de remontar con mi ex pareja o la anterior, lo charlamos. Y la verdad es que es difícil sobrevivir a una pareja prolijamente. Somos todas personas muy independientes y con acceso a todo. Y muchas de nosotras queremos ser madres presentes pero también estar potras y prestarnos atención, años atrás no sucedía eso.
–¿Te han contactado hombres casados?
–Me ha pasado. Yo soy una mina muy tranquila, pero es verdad que separada tuve otras propuestas. Igual hay que aclarar que tanto al casado como a la casada se le presentan cosas. No son solo cosas que les suceden a los hombres. Es muy machista que siempre que una pareja heterosexual se separa, hablen de infidelidad y siempre es de él, nunca es de ella. Dan por sentado que la mina sufre en la casa. Y si la mujer hace pareja primero, siempre es por venganza.
Cómo tomaron sus hijos la separación con Luciano
–¿Cómo reaccionaron Fausto y Esperanza tras la separación?
–Al principio no lo tomaron bien. Tratamos de que todo sea de la forma más hermosa posible, de que se den cuenta de que no nos separamos como familia y de que nos vean juntos en la cotidianidad. Hay semanas que nos cuesta más. Fácil no fue porque son niños muy chiquitos, es un proceso de acompañarlos y hacerles entender que todo está bien. No te niego que de vez en cuando alguno dice que nos quieren ver juntos y está bien, no es normal que no demuestren sentimientos. Cuando sean grandes lo van a agradecer. Seguir por la familia no tiene sentido. En una pareja todo se puede reparar menos cuando no hay pasión.
Su relación con el dinero y la banalidad de las marcas
–¿Cómo sos en relación al dinero? ¿Sos de las que piensan en invertir, por ejemplo?
–Con el dinero soy muy despojada. Me puedo adaptar a todo en la vida. Tuve momentos de viajar, de pagar el bondi... Tengo una cosa de prioridad que es pasarla bien más que ganar plata. De hecho, he perdido dinero por no prestarle atención a eso... La verdad es que soy un desastre: no soy una mina ambiciosa ni con la plata ni con lo personal; la plata va y viene y he sido así también con mi trabajo. Muchas veces fui de elegir quedarme con mi familia.
–¿Y con lo material? ¿Hay algo por lo que pierdas la cabeza?
–¡Nada! No me vuelvo loca ni por los zapatos, ni por las carteras, ni por las marcas. Si me pongo algo es porque me gustó, no tengo un fetiche de coleccionar. Tengo seguridad y no necesito adornarme con nada ni mostrar un reloj. Aplaudo a quien le guste porque la vida hay que disfrutarla. Tengo una amiga que vive afuera que me quiere regalar una cartera de marca y me da pudor, no quiero.
El renacimiento de Sabrina Rojas y su amor por Tucu López
–¿Cómo fue volver a intentar estar en pareja?
–Siento una etapa de renacimiento, estoy enamorada. Nunca me imaginé en lo mas mínimo que iba a estar en pareja. Hay gente que no nos dueló y hasta le da cosa, y otra que ya aceptó que no estemos juntos. Me separé pensando en estar mucho tiempo sola, era lo único que quería. Pero la vida me sorprendió con el Tucu...no me esperaba encontrarme con este ser. Pensé que todo iba a quedar bien en divertirnos pero tengo muchas ganas de todo con él. Es un ser muy hermoso, nos reímos mucho y disfrutamos de las mismas cosas, hasta de estar en silencio o bailar hasta cualquier hora.
–Y él vive haciendo demostraciones en las redes, además...
–Es que estamos disfrutándonos. Hace unos meses no existíamos en la vida del otro y éramos dos cancheros con ganas de pasarlo bien. Enseguida nos dimos cuenta de que nos queríamos volver a ver. Si bien no quería estar en pareja, pienso que nos merecíamos esto. Nos estábamos esperando.
–¿Qué pensabas de él antes de empezar la relación?
–Me sorprendió porque no le daba ni un crédito, me generaba la idea de que era un banana. Pensé que era de esos facheros que sabe que está bueno y tirotea en Instagram, y me encontré con una persona hermosa, un hermano, tío e hijo amoroso. Y todas esas actitudes dan cuenta de cómo es como persona. Es un gran compañero, todos lo quieren, es inteligente y tiene un humor muy copado. Además, juntos podemos ser nosotros mismos y nos bancamos a morir.
–Es decir que lo hacías súper mujeriego...
–Soltero supongo que lo era. Yo también estaba agarrando tiros como loca. Después no sé si en pareja es igual. La verdad es que pensé que en su vida era un poco eso, que era más de la noche que del día, pero es un sol.
–Se dieron un beso en un boliche pero ¿cuánto tiempo antes estuvieron hablando?
–Veníamos chateando hace tiempo por Instagram. Tardamos como un mes en vernos. Me invitaba a tomar algo y después le cancelaba, porque tenía mis dudas. Después nos cruzamos de casualidad en un lugar, charlamos, pegamos onda, nos empezamos a mover con gente en común y nos empezamos a conocer. Estuvo bueno porque pudimos charlar cara a cara y fue un flechazo.
Fotos: Christian Beliera. Retoque digital: Gustavo Ramírez
Producción general y estilismo: Mariano Caprarola.
Producción audiovisual: Tatiana Lucero
Make Up: Barby Mencia para Vero Luna
Pelo: Guille Parra para Mala Peluquería
Agradecemos especialmente a: Matías Anchorena diseñador, Joti Harriague, Whisky'N Dust, Stilettosyl y Ricky Sarkany.