Todas las películas de James Bond, desde Agente 007 contra el Dr. No de 1962 hasta Sin tiempo para morir de 2021, han tenido un punto en común, más allá del protagonista del agente secreto al servicio de su Majestad: los autos.
En cada una de los 25 films han aparecido vehículos de todo tipo que, gracias al éxito de la zaga, han incrementado de una manera considerable su valor. Así lo certificó la aseguradora británica Hagerty.
Un estudio realizado recientemente le permitió determinar que esos autos empleados en estas producciones cinematográficas llegaron a aumentar su valor en más de un 1.000% después de aparecer en la pantalla grande.
El Aston Martin DB5 1965 que se utilizó en Operación Trueno (1964) y Goldfinger (1965), por ejemplo, fue vendido en 2019 por 6,35 millones de dólares, un precio 759% más alto que su valor estimado.
Asimismo, uno de los modelos Land Rover Defender 110 Double Cab SVX de 2014 que apareció en Spectre (2015) fue subastado por 496.000 dólares, lo que supone un aumento en su valor del 937%; mientras que el AMC Hornet de 1974 utilizado en el rodaje de El hombre del revólver de oro (1974) registró un plusvalor del 1.614%.
Aunque hay un coche en particular que ha elevado su valor hasta un 5.000%. Se trata del legendario Lotus Esprit S1 de 1977 que fue utilizado La espía que me amó (1977), el cual fue subastado por 837.000 dólares, un enorme aumento del 4.908% sobre su valor estándar.
Si bien todos los vehículos utilizados por James Bond tenían algunos artilugios esenciales para su escapatorias, el Esprit quedó en la historia como el único vehículo de la zaga en tener la capacidad de convertirse en submarino. De ahí su elevado precio.