Los sistemas avanzados de ayuda a la conducción o ADAS, por sus siglas en inglés, son uno de los grande avances en seguridad dentro de la industria automotriz. Dependiendo el tipo de vehículo estas ayudas van desde el frenado autónomo de emergencia con detección de peatones hasta el reconocimiento de señales de tráfico.
Si bien todos son relevantes, uno de lo que más ayuda al conductor es el asistente de mantenimiento de carril que permite que el auto no abandone la senda que ocupa ante un despiste o error del conductor.
En la actualidad el 63% de los siniestros viales responden a factores como la somnolencia y distracciones. En consecuencia esta ayuda a la conducción es de vital importancia en recorridos mayores a 65 km/h.
Gracias a una cámara montada en la parte superior del parabrisas, los modelos que equipan este sistema son capaces de reconocer la demarcación de la calzada. De esta manera, detecta si el conductor está haciendo un cambio involuntario de carril debido a no colocar previamente el guiño anunciando el movimiento.
El conductor es advertido doblemente mediante una alerta visual y sonora e incluso percibe un leve movimiento de giro sobre el volante queriendo el sistema corregir su maniobra. Si la intención del conductor es, efectivamente, cambiar de carril podrá poner el guiño para continuar su maniobra o sostener fuertemente el volante hasta terminar de realizar el paso de un carril a otro.
Si el sistema detecta que el conductor no sujeta con suficiente firmeza el volante, una alerta se activa para incitarlo a retomar el control del vehículo con mayor atención.
Gracias a la cámara situada en la parte superior del parabrisas, el sistema es capaz de evaluar el estado de alerta del conductor identificando los desvíos de trayectoria respecto a las marcas en el suelo.
Es importante destacar que estos sistemas son ayudas y no deciden por el conductor, quien en definitiva siempre tiene la última decisión detrás del volante al momento de realizar una maniobra.