Japón es un país lleno de cultura y tradiciones. Eso es algo que también se refleja en su industria automotriz a través de los Kei Cars, como se llama a los diminutos vehículos concebidos de esa forma para pagar bajos impuestos y tener un precio accesible. Marcas reconocidas como Honda, Suzuki, Toyota y Mazda son pioneras en este singular segmento que nutren de manera constante con todo tipo de modelos.
Esta propuesta que se mantiene hasta nuestros días comenzó en 1949 cuando el gobierno japonés, con el objetivo de revitalizar la economía aún afectada por los estragos de la Segunda Guerra, decidió incentivar a las automotrices para que cada una fabrique su propio auto popular.
En aquellos años la bicicleta y las motos eran el principal medio de transporte por sus costos, pero con la aparición de los Kei Cars (auto liviano, en japonés), esa tendencia se reviritó
Los microcoches originales tenían una cilindrada limitada a 149cc y no podían medir más de 2,8 metros de largo por uno de ancho. Con el paso de los años y la propia evolución de la industria, las cotas cambiaron.
En la actualidad se permiten motores de 660cc con hasta 64 CV (esa potencia se consigue con turbos o tecnología híbrida), una longitud de 3,4 metros, un ancho de 1,48 metros y una altura que no puede superar los dos metros.
El éxito de los Kei Cars, principalmente en las grandes urbes niponas, se debe a que cuentan con ventajas impositivas, como la de estar exentos del costoso certificado de plaza de estacionamiento sin el cual los japoneses no pueden comprar un auto. Además de las ventajas tributarias, se destacan por su bajo consumo, su agilidad y su precio accesible, como antaño.
Con el auge de la electrificación, los Kei Cars se preparan para una nueva que, según algunos analistas, podría provocar que estos vehículos trasciendan las fronteras de Japón y comiencen a desandar las calles de las principales ciudades del mundo.