A 40 minutos de Milán, en dirección hacia el oeste, se encuentra la pequeña localidad de Franciacorta, en la provincia de Brescia, considerada la zona más importante de Italia para producir vinos espumantes premium. Un típico pueblito italiano de las afueras de las grandes ciudades, muy pintoresco de tradicionales fincas, con valles y cerros tupidos de vegetación, rodeado de viñedos, y lagos. Franciacorta es el lugar en el mundo de Eros Ramazzotti. Podría haber sido la Toscana o Positano pero la cercanía con Milán, donde viven sus tres hijos (Aurora Sohpie, Raffaela María y Gabrio Tullio) y posee su propio estudio de grabación, más la tranquilidad por la ausencia de los paparazzis, terminaron por convencer a la estrella de la música italiana para que lo escoja como su hogar.
Y hasta allí se digirió GENTE ante la sorprendente invitación del propio Eros Ramazzotti cuando este medio lo contactó para realizarle un reportaje como protagonista del Íntimo de la Semana. En pleno verano europeo -la temperatura marca 30 grados- y aún en pandemia, y después del viaje en Uber desde Milán a Franciacorta, nos topamos con la puerta de madera del ingreso a la casa de la estrella de la música italiana. Al escuchar la llegada del Uber, es el propio Ramazzotti quien nos recibe con un look super relajado: descalzo, en bermudas y remera sin mangas, un claro gesto de la sencillez de un número uno. “¡Hola! Bienvenidos”, suelta Ramazzotti a GENTE con un perfecto español y una sonrisa de como quien recibe a un amigo que hace muchos años no ve. Eso sí, antes de entrar en su casa, construida sobre piedras y madera, solicita descalzarse y tomar mates amargos. "Amo a los argentinos. Yo siento que soy mitad italiano y mitad argentino".
-Vemos que te rodean muchos animales: perros, gatos…
-Me encantan los animales. ¡Y tengo seis gallinas, que esas no tienen nombre (se ríe) Mis cuatro caballos se llaman Amar, Guairo, Apple y Muriel. Los gatos: Elvis, Panna, Tina y Furbi, y también tengo dos gatos más de Auri, (Aurora, su hija) y mis dos perros se llaman Zagor y Fanny.
-También vemos muchos instrumentos dentro de la casa, ¿escribiste canciones nuevas durante la cuarentena?
-Sí, escribí mucho. Acá tengo mi otro estudio y mis instrumentos, tengo paz, que era eso que necesitaba. Empecé la cuarentena en México, en Cancún, después cuando pude volver a Italia vine directamente a mi casa en el campo, donde tuve la suerte de poder hacer una caminata al aire libre cuando tenía ganas, montar a caballo, pero me doy cuenta de que la mayor parte de las personas no pudieron hacerlo durante la cuarentena y eso me angustiaba mucho.
-¿Cómo crees que recordarán tu música?
-Si pienso en todos los grandes músicos que dejaron tanto arte increíble que vamos a escuchar para siempre y espero poder ser recordado así. Espero que a mi música la sigan escuchando dentro de 20 o 50 años. Ya ahora en verdad me doy cuenta que algunas canciones que escribí en los años 80 y 90 siguen siendo escuchadas y parecen escritas ayer. Si bastasen un par de canciones, por ejemplo, tiene 31 años. La música hecha con el corazón no va a morir nunca.
-Hay tanta poesía en tu música...
-En mi música hay tantas cosas mezcladas con armonía y esto es una satisfacción. Poder hacerlas y ser un artista reconocido es el combustible que necesito para poder seguir adelante.
-¿Hay alguna canción que te haya cambiado la vida?
-No. Todas las canciones me cambiaron la vida, todas nacieron de una idea, de una noticia leída, de la vida vivida. Yo no canto canciones de otros, canto mis canciones, por eso son todas importantes para mi. Por ejemplo Musica é es una canción distinta de las otras, porque habla del amor por la música. Tiene mucho valor, si la escuchas entendés la importancia que tiene.
La entrevista -por elección del anfitrión- sucede en el amplio living de su casa, frente al hogar, con una vista privilegiada a su propia piscina y cancha de fútbol, viñedos, cerros y al Lago de Iseo. “Hoy me siento más libre de poder elegir, elegir las cosas que me gustan más, de mi crecimiento, de ser yo mismo. No soy más un chico. Soy un hombre maduro con más experiencia, que se ama más”, dice el compositor de los hits Cosas de la vida, Otra como tú y La cosa más bella.
Y agrega: “Eso es lo que cada uno de nosotros debería hacer, sobre todo en este momento: amarnos más, porque todo lo que pasó desde el inicio de la pandemia hasta ahora debería ser una recarga positiva. En este momento particular, bajo ciertos aspectos es normal estar enojados, pero enojarse no resuelve nada. Necesitamos trabajar sobre nosotros, sobre ciertos aspectos y cada uno sabe cómo hacerlo con las herramientas que tiene a su disposición”.
-¿A qué tuviste que renunciar cuando te convertiste en una estrella internacional?
-A nada. Quizás a la libertad de ser una persona normal, de perder esa libertad de hacer lo que quisiera sin que nadie me juzgue. Cuando tenía 17 años me fui de Roma a Milán, una ciudad muy importante para la música, y después de dos años me convertí en famoso. Yo pensaba que podía trabajar en Roma, pero cuando fui al Festival de Castrocaro en 1981 y lo gané, firmé un contrato con el sello discográfico DDD y me tuve que mudar a Milán. Para mi era un sueño y Milán fue una sorpresa para mí. En Milán me dí cuenta lo profesional que soy trabajando, siempre llegaba primero al trabajo. Empecé a trabajar de chico. Mi vida era esa, pensaba solo en la música. No me importaba nada más, mi carácter es así.
-Con tanto éxito mundial y giras de meses fuera de casa, ¿te fue difícil el rol de padre?
-Mis hijos saben la vida que hago, y son muy independientes de carácter. Obviamente ahora que estoy en pausa con la música estoy con ellos lo más que puedo porque sé que cuando vuelva a trabajar voy a tener que estar lejos. Pero estoy seguro que aunque a veces el tiempo sea poco, pasó mucho tiempo de calidad con ellos.
-¿Tenés ganas de tener más hijos?
-No, ahora no pienso en tener más hijos. Obvio que si llegan, llegan.
-¿Escribís más canciones soltero o en pareja?
-Escribo cuando me viene la inspiración.
-¿Sos un afortunado en el amor?
-Sí, uno es afortunado cuando se enamora. Es difícil estar con una persona para siempre, no vivimos más en la época que las parejas estaban 50 años con la misma persona. Es muy difícil, pero siempre sé es afortunado cuando uno se enamora.
A los 57 años, Ramazzotti afirma que nunca pensó en ser actor por más que creció en Cinecittá de Roma, el polo audiovisual más importante de Europa. Hincha fanático del club Juventus, dice que en Argentina simpatiza por Boca Juniors porque jugó Maradona y asistió a un superclásico en La Bombonera. “Cuando vaya a la Argentina otra vez, calculo que en 2022, iré al estadio de River a ver un partido. También me gusta River”, afirma.
-¿Qué sentiste cuando te enteraste de la muerte de Maradona?
-Me puse muy triste, me angustié. Lo conocí en 1985 y algo que siempre me acuerdo es una imagen de Diego que estaba con Claudia abrazados, en la cancha abajo de la tribuna. Estábamos haciendo una gira cerca de Napoli, ese año habíamos hecho 125 conciertos. Diego era muy carismático y simpático. Después volví a ver a Diego en 1993, junto con Marcelo Tinelli. Diego me llamó para jugar en su equipo en una transmisión para Tinelli. ¿Le mandas un beso de mi parte?
-Claro. Tinelli sigue siendo el número uno.
-¡Si! Él es como nuestro Pippo Baudo (conductor y locutor italiano, de 85 años), sólo que más joven.
-¿A quién llamaste primero cuando te enteraste que Maradona había muerto?
-A nadie, subí una foto juntos en Instagram. Lamentablemente frente a la muerte no se puede hacer mucho. Diego hizo su vida, conoció el mundo. Fue el jugador número uno en el mundo.
-¿Qué pensás del Papa Francisco?
-Si sigo a la iglesia es porque está él. Yo amo Argentina, estoy muy unido al país de ustedes. Francisco va a poder cambiar algunas cosas porque él tiene la posibilidad de hacerlo. Es un innovador.
Producción Periodística y co redactora: Milca Gili, desde Milán, Italia
Fotos: Gza. Gaetano Puglissi
Arte Digital: Gustavo Ramirez