Con el fin de mejorar la seguridad de sus modelos, la marca sueca Volvo a llevado al extremo a las pruebas de crash tests de sus vehículos al lanzarlos desde 30 metros de altura.
El propósito de este singular método es simular las fuerzas que se producen en los golpes más violentos como salidas de vía a velocidades altas, un choque entre un automóvil y un camión o fuertes impactos laterales.
El fabricante sueco solo provocaba colisiones dentro del laboratorio, por lo que es la primera vez en su historia que deja caer un vehículo desde una grúa. Lo que busca con esta prueba es simular lo máximo posible los siniestros graves para que los equipos de rescate puedan prepararse para cualquier tipo de colisión.
Estos grupos de expertos suelen utilizar vehículos estrellados de los desguaces que, en algunos casos, tienen hasta dos décadas de antigüedad por lo que no montan elementos de resistencia y durabilidad modernos.
Por ello, Volvo considera que los datos obtenidos a través de su nueva prueba de choque extrema es de de vital importancia para estar al día en el caso de que se encuentren en sus intervenciones con heridos críticos.
Los especialistas en extracciones suelen hablar de la hora de oro, en la que es preciso liberar a la víctima y llevarla al hospital en un plazo de 60 minutos desde que se produce el accidente. En sus tareas emplean herramientas hidráulicas de rescate.
Con toda la información obtenida, tanto de los golpes como de las labores de extracción de los heridos, Volvo realizará un informe exhaustivo que pondrá a disposición del personal de rescate de todo el mundo de forma gratuita.