Novak Djokovic atraviesa un momento inigualable. Día a día demuestra porque es el número uno en el tenis, deporte que lo tiene como uno de los referentes de la historia. Todo que toca lo convierte en oro. Se supera así mismo en cada torneo que disputa. Sin ir más lejos, con el título conseguido este domingo 13, le hace lugar a otro record a su recorrido.
Durante este mediodía, Nole se consagró campeón en Roland Garros por segunda vez en su carrera luego de vencer en cinco sets al griego Stefanos Tsitsipas. Con la victoria, se convirtió en el primer jugador de la Era Abierta en ganar dos veces cada Grand Slam que tiene el circuito.
En el detrás de escena de esta historia nos encontramos con otra mucho más fructífera y tiene que ver con la amorosa. En la tribuna, alentándolo en las buenas y en las malas, siempre está Jelena Ristic, la mujer que conoció en su adolescencia y que desde entonces se convirtió en su talismán.
Djokovic nació el 22 de mayo de 1987, en Belgrado, capital de Serbia. Creció en medio de una dictadura comunista y conflictos bélicos, antes de convertirse en un Estado independiente, allá por el 2006. Lejos de cuestiones políticas, siempre se enfocó en jugar al tenis y en colegio, justamente ahí, fue que conoció a quien hoy sigue siendo su esposa.
Amor adolescente
Novak Djokovic y Jelena Ristic iban a la misma escuela, una institución especializada en disciplinas deportivas. La relación fue creciendo hasta que vivieron los primeros cimbronazos, todo por las profesiones que eligieron. Él empezó a destacarse en el tenis y con esto, a viajar por todo el mundo. A la par, ella consiguió una beca y se fue a estudiar a la Universidad Bocconi, en Milán, Italia.
Cuando dieron ese paso empezaron a verse muy poco, apenas dos o tres veces al año. A las obligaciones se les sumaba que el dinero no le sobraba a ninguno de los dos. Sin embargo, siempre apostaron por ellos dos y por los sentimientos.
“Para nosotros reunirnos era casi algo de ciencia ficción. Yo era una estudiante y él un jugador de tenis muy joven sin dinero de sobra para hacer viajes costosos, en ese momento coger aviones era algo fuera de nuestro alcance”, contó Jelena al medio servio PTC.
A los tres años, ella se recibió y allí decidieron irse a vivir juntos. Ella empezó a trabajar en una empresa petrolera, pero estuvo tan solo un año. Para ese entonces, el tenista ya tenía un nombre dentro del circuito, empezaba a escalar en el ranking, y viajaba mucho más que antes. Pese a vivir bajo el mismo techo tampoco se veían.
“Entonces Novak me dijo: "Cariño, no podemos seguir así. Estaba en la oficina casi todo el tiempo. No habría sido posible para nuestra relación prosperar si me hubiera quedado allí. Por lo tanto, buscamos otras alternativas”, agregó al medio mencionado.
Inmediatamente ella se puso al frente de la Fundación Novak Djokovic, para la educación de los niños en situación desfavorable de Serbia. Con ese rol, empezó a viajar con él y a acompañarlo en todos los torneos. Nunca falta.
“Una novia de un atleta debe estar lista para comprometerse. Sus carreras son cortas. Cuando sus carreras lleguen a su fin, entonces es nuestro momento. Hasta ese punto, el hombre es el que está a cargo. Su vocación exige mucho apoyo”, cerró.
