En una charla a corazón abierto desde su hogar en Resistencia, Chaco, Natalí Torterola, la madre de Emmita Gamarra (1), la pequeña que finalmente fue infundada con la vacuna Zolgensma para tratar la atrofia muscular espinal (ETA) que padece, habló con GENTE.
Luego de contar cómo fue el día en que Emmita "casi se muere" y cómo vivieron en su intimidad la alegría de "conseguir algo que creíamos imposible", la empleada bancaria que detuvo su vida para conseguir que su "pequeña guerrera" mejore su calidad de vida detalla cómo fue la génesis de la campaña viral que motorizó Santi Maratea y que hizo posible la compra del "medicamento más caro del mundo".
"Hola, buenas tardes, me llegó el caso de Emma. ¿Te puedo hacer unas preguntas?". Esas fueron las dos oraciones que Maratea le envió por WhatsApp a Natalí y que fueron el puntapié inicial de lo que sería la masiva campaña para recaudar los dos millones de dólares necesarios para adquirir la vacuna. "Me preguntó datos sobre la enfermedad, cuánta plata llevaba recaudada, qué medios de pago tenía y cómo se llamaba el medicamento", cuenta la madre de Emma en diálogo con GENTE.
"Lo primero que le dije es que aunque no se juntara todo, lo que se pudiera aportar, sumaba. Más que nada nos servía con la negociación con la obra social", relata Natalí, quien por ese entonces ya había recurrido a todas las opciones para conseguir la Zolgensma. Se había contactado con el Ministerio de Salud y agilizó su reclamo a la obra social, pero sin suerte. Tanto es así que aclaró: "No recibimos respuestas del Estado y la realidad es que tocamos todas las puertas. Entiendo que dos millones de dólares es mucho, pero no le pedimos plata. Estuvo la idea de que el gobierno invitara a empresas a participar y que dedujeran ganancias con eso, pero nunca tuve una respuesta. Es muy duro".
Pero la respuesta del influencer fue determinante: "Yo voy a intentar juntar todo". Además, Natalí contó otra idea que barajó Maratea, pero que la desestimaron porque llevaría mucho tiempo. "Me contó que había hablado con una hamburguesería para que las ganancias de la venta del cuarto de libra todos los martes se destinara a Emmita. Pero iba a llevar mucho tiempo", revela la mujer.
"Después cuando Santi fue a Miami, me dijo 'acá las historias me las ven muchas más personas, así que me voy a quedar acá'", señala. "Y pensó que si cada seguidor que le miraba las historias ponía 290 pesos, que era nada, el valor de una gaseosa, lo íbamos a conseguir", continúa.
"Nunca pensábamos que en diez días llegaríamos al monto total. El número creía y no lo podíamos creer", sostiene Natalí, que fue la responsable "de ir sacándole los números para que no se volviera loco teniendo que sumar tantos medios de pago". Respecto a la titánica maratón de recaudar la cifra total, lanza: "Es algo lindo darse cuenta que con la ayuda de la gente todo es posible".
Su lucha y el día en que casi pierden a Emma
"Hubo veces que le decía a Enzo 'no vamos a llegar', que tenía ganas de tirar la toalla. Mientras la gente la peleaba afuera juntando el dinero, adentro como mamá fue todo muy doloroso. Ver que esperaste a tu bebé durante nueve meses y que aún tenés guardados los platitos y cubiertos para comer porque nunca los usó. Que pensás que va a caminar o va a ir al jardín y no puede, es muy duro", relata Natalí.
Pero, como asegura, "fue pelearla o llorarla". "La felicidad no pasa porque camine o corra, pasamos por muchas cosas", se quiebra la madre de Emma. "Hay mucha gente que no sabe, porque nunca lo conté, pero antes de Semana Santa y de iniciar la campaña, el cambio de la cánula por donde respira salió mal y casi se muere. No conectó el oxígeno y perdió aire. Vino la ambulancia y... se tendría que haber ido y no se fue", cuenta por primera vez.