De la misma manera que en la vida pasamos etapas, momentos, modas, en la televisión también sucede.
No nos podemos olvidar de la etapa de las historias relacionadas a los estupefacientes: "Narcos", "Escobar", "El patrón del mal", "La reina del Sur", etcétera. Todo el mundo mirando cosas de narcotraficantes y hablando de ellos como si los conociera o como si fuesen estrellas del fútbol. Increíble, ¿no? Tampoco de los tiempos de ladrones con ideología, como "La Casa de Papel". Y ahí escuchabas en los bares las conversaciones de lo bueno que estaría robar un banco y desaparecer para siempre, considerando un piola bárbaro a Vitette Sellanes, famoso por su participación en el robo al Banco Río en 2006. Sin comentarios…
De ninguna manera debemos dejar de lado la etapa de la bioserie, con "Luis Miguel: la serie" a la cabeza, adolescentes que empezaban a escucharlo por primera vez y mayores de 45 que volvían a tararear sus temas. Aunque, eso sí, con dos constantes: todos hablando mal del padre y otro, Luis Ventura, cada domingo a punto de encontrar a la madre del músico, desaparecida hace años. No debemos soslayar que acá en Argentina tuvimos la etapa tumbera, con un éxito arrollador como "El marginal", que impulsó al canal estadounidense Telemundo a comprar la productora Underground, de Sebastián Ortega.
Ahora, parece, llegó un nuevo momento, de la mano del misterio y con la impronta de "¿Quién mató a Sara?", el último golazo de Netflix, con una historia, al mejor estilo Agatha Christie, basada en la búsqueda del asesino/a que cometió un crimen en los primeros minutos de la novela. Valor agregado: todos pueden ser culpables, y capítulo a capítulo vamos cambiando a quien señalamos con el dedo. Como si esto no bastara, le sumamos un poco de erotismo, súper de moda: pareciera ser que a la gente le encanta ver cómo lo hacen los otros.
Esta nove-serie (como llamo yo a las novelas cortas contadas en formato y parámetros de series) conquistó a la audiencia mundial, siendo el programa más visto de todas las plataformas. Un éxito de los que pocas veces se dan: lograr que un producto sea el más visto en el Reino Unido, Francia y Argentina no es fácil. Es casi como lograr que, por más rico que sean el café con leche y las medialunas, todo el mundo los desayune cada mañana.
Críticas hay de todos los colores: buenas, malas y regulares. Pero, bueno, se sabe, los éxitos no se discuten. Aunque, claro, lo más sorprendente de este suceso –y lo que más me alegra– es que sea un producto latinoamericano. Y no hablamos de una súper producción de 225 millones de dólares como "WandaVision" (Disney+), ni tiene superestrellas como "Homecoming" (Prime Video) con Julia Roberts, o está escrita por J.K Rowling, como Strike (HBO ) o dirigida por Steven Spielberg, como "Cuentos asombrosos" (NBC). ¿Quién mató a Sara? nace cuando Roberto Stopello le encarga –y supervisa– un thriller de suspenso con algo de contenido erótico al guionista chileno Ignacio Valenzuela. A partir de ahí, Perro Azul hace su debut como casa productora, contratando a los directores David Ruiz y Bernardo de la Rosa, y se interesa en un elenco que incluye al argentino Leo Deluglio.
¿Cuál es la conclusión, para mí? Que todos podemos lograrlo. No necesitamos cientos de millones de dólares, ni nombres de artistas del Paseo de la Fama de Hollywood. En Argentina contamos con excelentes guionistas, grandes directores, muy buenas productoras independientes y un nivel actoral de excelencia. Sólo necesitamos juntar esas piezas del rompecabezas y armar el nuestro para lograr un éxito de envergadura. Claro que antes debemos detenernos en un problema que nos caracteriza: en vez de comenzar una ficción por la historia, que es la madre de lo que vamos a ver, comenzamos enfocando en la productora, en un gran actor o en un director famoso… Y ése es el error: un edificio se comienza por las bases, no por el techo.
Más allá de tal aspecto, también contamos con otra diferencia a favor. Me refiero a la diferencia de cambio. Y no hablo aquí de las ventajas fiscales que toma el resto del mundo, ni tampoco de sumar carga horaria ni días a la semana de grabación, como lo tiene el resto de Latinoamérica: con que los dólares que se envíen para la producción sean cambiados al real de mercado (el blue, el MEP, el turista… cualquiera menos el oficial), seríamos el país más rentable de Latinoamérica para producir.
Tenemos todo para ganar. Sólo debemos hacer las cosas de manera coherente y criteriosa. Con esa simpleza podríamos generar mucho trabajo para los argentinos que dependemos de este medio para vivir. En algún momento fuimos uno de los países de mayor producción, y ahora somos uno de los que menos. "¿Quién mató a Sara?" nos demuestra que podemos ser de nuevo mucho más que esto en lo que nos convertimos.