Las noticias sobre las ventas de casas al precio de un euro en diferentes localidades italianas suelen ser muy habituales. Sin embargo, poco se sabe acerca de qué tan seguido se concretan este tipo de operaciones y quiénes son los destinatarios de estas viviendas a precios irrisorios.
Danny McCubbin, un australiano de 56 años, es uno de estos afortundados que hace realidad el sueño que muchos sólo leen por internet. El hombre adquirió una casa en la localidad de Mussomeli, luego de cruzarse con una oferta que parecía “demasiado buena para ser verdad”. Se refería a la campaña Casa por 1 euro, cuya finalidad es alentar a los extranjeros para repoblar la zona.
En Mussomeli, una ciudad de 11000 habitantes, las casas están siendo vendidas por un euro con la única condición de que los compradores las renueven en el plazo de los tres años posteriores a la compra.
Este tipo de ofertas surgieron en varias localidades italianas como un medio para impulsar la economía local y para atraer pobladores hacia las ciudades que se encuentran en dificultades por tener pocos vecinos.
Aunque la mayoría de las personas rara vez sueñan con vivir en un nuevo país y con otras costumbres, McCubbin decidió “dar un salto de fe” y analizó lo que parecía una oportunidad que no podía ignorar.
“Leí un artículo sobre el proyecto de la casa por un euro en el sitio de la CNN. Y como fui voluntario para una comunidad en Italia durante más de 10 años, siempre tuve la intención de mudarme algún día”, explicó McCubbin, que trabaja como consultor digital independiente, orador y activista.
“Amigos de todo el mundo comenzaron a enviarme más artículos sobre el proyecto. Recuerdo que en ese momento todos parecían estar fascinados con esta idea y yo quería descubrir por mí mismo si realmente era demasiado bueno para ser verdad”, dijo.
McCubbin, que comenzó la búsqueda en mayo de 2019, visitó Mussomeli tres veces y vio 25 propiedades antes de encontrar la residencia perfecta que estaba buscando. Y antes de que se diera cuenta, ya era el “dueño de una hermosa casa en Sicilia”.
El consultor digital indicó que el proceso que lo llevó a ser el dueño de una casa por un euro fue “muy fácil” y además tuvo la suerte de tratar con un agente que hablaba inglés. “La agencia a la que le compré la casa tiene un servicio en el que podés pagarles para que conecten en tu casa luz y agua, y también para que completen el registro para pagar el impuesto municipal”, aseguró.
McCubbin, quien es originario de Australia pero pasó 17 años trabajando en Londres antes de mudarse al sur italiano, inicialmente había planeado usar la propiedad como una segunda casa, pero a medida que se avecinaba el Brexit, comenzó a ver que quería mudarse de forma permanente y aprovechar la oportunidad para ayudar a la población local con una cocina comunitaria.
“Hice un acto de fe el año pasado y me fui de Londres en diciembre, justo a tiempo para solicitar mi residencia en Italia antes del final del período de transición del Brexit. Sé que Italia también tiene sus desafíos, pero hay un gran sentido de comunidad aquí, especialmente en Sicilia, donde la gente ha luchado durante tanto tiempo. No conozco a nadie en la ciudad y mi italiano no es muy bueno, así que suponía un gran riesgo dejar a mis amigos en Londres. Pero sabía en el fondo de mi corazón que esta era la decisión correcta”, manifestó.
En la actualidad, McCubbin está alquilando otra propiedad mientras continúa renovando la nueva casa. “Todo el mundo es muy acogedor con los extranjeros que compraron las casas por un euro porque saben que estamos ayudando a devolverle la vida a esta ciudad”, dijo.
El activista comparte todo el progreso de refacciones en su cuenta de Instagram. Ya reparó el techo que tenía goteras y ahora está trabajando para arreglar la bomba de agua. Una vez que termine con todas las refacciones, espera que la propiedad se convierta en la base de su proyecto de cocina comunitaria.
Por eso, lanzó una campaña digital a través de la plataforma Crowdfunder para juntar dinero y solventar el proyecto de la cocina comunitaria. Hasta el momento, ya logró recaudar más de 25.000 euros para “ayudar a las personas vulnerables” mientras brinda “oportunidades para los jóvenes cocineros de todo el mundo”.
“Estoy comenzando un programa de rescate de alimentos en la ciudad y usaré esos productos para cocinar para las familias afectadas por la pandemia de coronavirus. Hay mucha pobreza aquí y muchas personas están sin trabajo”, contó.
“El año pasado, cuando instalé un proyecto similar de cocinas comunitarias en Londres, me enteré de que muchos de los chefs más talentosos que se ofrecieron como voluntarios, carecían de las habilidades necesarias para cocinar con alimentos recuperados. Por esa razón, decidí desarrollar un curso de cocina comunitaria en Sicilia para cocineros jóvenes”, indicó.
Después de instalar la cocina comunitaria sin fines de lucro, McCubbin tiene planeado donar la casa a la ciudad para que le pertenezca al municipio. Antes de que eso ocurra, alienta a cualquiera que esté considerando comprar una propiedad de este tipo a que simplemente “lo haga”.
“Realmente es demasiado bueno para ser verdad. Aunque hay que estar preparado para ver un montón de casa porque no se puede comprar una propiedad de forma remota. También hay que asegurarse de tener un amigo italiano que pueda ayudar con la traducción porque cada ciudad tiene un criterio diferente y hay que saber qué es lo que uno va a firmar en el contrato”, concluyó.