Juntar a Moria Casán (74), Nora Cárpena (76), María Leal (73), Thelma Biral (79) y Sandra Mihanovich (63) fue una "cacería de brujas".
Es que cuando no están en el escenario representando el espectáculo que se ganó el título de "la comedia más exitosa de la historia del teatro argentino", ellas tienen unas agendas tan ajetreadas como alocadas. Pero cuando dejaron atrás los trámites, las trasnoches de póker y las batallas con los mosquitos, las cinco se dispusieron a charlar con tanta confianza como complicidad.
"Estoy convencida de que estamos en una nueva era y que ahora todos somos conscientes de nuestra extrema finitud", asegura de entrada Moria, antes de brindar una explicación hilarante: "Yo hace rato que me lo vengo planteando. Me sentía muy humillada de que me pueda matar un mosquito, el del dengue. O sea... ¿Quéres algo más humillante a que te mate un mosquito cuando el hombre fabrica bombas? Bueno, ¡ahora dos gotas de saliva pararon el mundo! Para mí estamos en la quinta dimensión".
–Pasó la parte más dura de la pandemia y ustedes dieron un paso al frente, estrenando una obra de teatro siendo las cinco de riesgo. ¿Les dio miedo?
Moria: ¡Para nada! Estoy feliz de estar provocando un fenómeno social sobre un escenario.
Sandra: Como dice Carlos Rottemberg, éste es el teatro de la resistencia.
Nora: ¡Yo me iba a volver loca si no volvía a trabajar!
Thelma: Por mi parte ahora estoy feliz, pero para mí significó una apertura de cabeza y de corazón importante estar acá, porque llevaba siete meses encerrada en mi casa.
María: ¡Ni lo digas! Algunos de mis amigos piensan que estoy medio pirucha, porque pasé de cuidarme al mango durante diez meses a aparecer en el teatro (risas).
La buena onda que circula en este grupo es indudable. ¿Cuándo nació?
María: Creo que la complicidad entre las cinco arrancó en los ensayos en los que Luis Agustoni, el director, nos tuvo una paciencia de oro, y la verdad que se armó un grupo muy lindo: somos muy felices juntas y creo que eso se nota en el escenario, ¡porque nos divertimos mucho!
–¿Hay alguna que sea más graciosa que el resto?
Nora: A mí me divierte mucho Moria.
Thelma: ¡Es la que más se ríe! Pero vos, María, también tenés una chispa bárbara.
–¿Es verdad que todas las noches hacen una ceremonia?
María: (ríe). Sí, ¡fue idea mía! Reavivé una ceremonia que ya conocen los que trabajaron conmigo, porque la hago desde hace añares en todas las obras en las que participo: antes de cada función –cada una en la puerta de su camarín para guardar las distancias–, con las chicas, brindamos con coñac con unas copitas chiquitas que me regaló Mimí Ardú, vivamos, y decimos qué número de función estamos haciendo. Es toda una cosa de festejo que nos hermana mucho antes de salir.
–Brujas se estrenó el 3 de enero de 1991, y ustedes la están haciendo en el 2021. Las que están desde el Día 1 –Thelma, Nora y Moria–, ¿sienten algún tipo de shock?
Moria: ¡Absolutamente! Vivo con la emoción a flor de piel, porque nuestra vida pasó a través de esta obra. Cuando arrancamos, Sofía tenía tres años y Nora tenía dos hijas sin casarse, y ahora yo tengo dos nietos y Nora tiene siete. Y la sensibilidad que esto nos provoca se extiende a nuestras familias: el otro día vino a verme Sofía con su novio y no paró de llorar, porque a ella también le pasó la vida. Imaginate que el día que su papá murió ella me esperó toda la función en el palco, agachadita, porque ese día no quería estar en el camarín, y de ahí nos fuimos al velatorio...
Nora: Es verdad, ¡yo vi desde el escenario lo emocionada que estaba! Además, ella después nos mandó un audio contándonos que se lloró todo, y a mis hijas les pasó exactamente lo mismo cuando vinieron.
–Hablan de sus hijas y me da curiosidad... ¿Hay algún otro pariente que las esté acompañando?
Sandra: La que siempre está en los camarines conmigo es Marita, mi mujer, que viene todos los días y vio todas las funciones. ¡Es una santa!
–¿Cómo es la intimidad en los camarines?
Moria: Cada una está medio en su mambo, escuchando música y hablando por teléfono.
Nora: Y no podemos como nos gustaría, por el tema del COVID, así que medio que hablamos a los gritos de lo que cuadre en el momento.
Sandra: ¡Y lo que charlamos...!
María: Imaginate que seguimos hablando a través de nuestro grupo de WhatsApp –que se llama "Brujas"– incluso cuando ya es ultra de noche y estamos en nuestras casas.
–¿Tienen algún apodo que la gente no conozca?
Nora: A mí mis nietos me dicen Yaya, como yo le decía a mi abuela materna valenciana, que vivió conmigo hasta que falleció.
María: ¿En serio? Yo para los míos soy Abi.
–Moria, son muchísimas las personas que te dicen La One. ¿Qué te hace sentir?
Moria: ¡Ay! Yo me siento mucho más que "La One". No sé... El "1" en matemáticas es bajo... ¡Te ponen un "1" y cagaste! Es un apodo que me puso la prensa, pero mucho no me convence.
–Con tantos años en el medio, deben haber pasado por muchas cosas que no las convenzan del todo. ¿Cómo se llevan con el paso de los años?
Thelma: Y... es indudable que estamos más grandes... y afrontando las consecuencias (ríe).
Nora: Yo le encuentro un plus: creo que con el paso de los años nos fue cambiando la mirada de la vida, y eso está bueno.
Moria: ¡Yo me considero atemporal! Bah, ahora digo mi edad, porque ya no me importa, pero no quería decirla ni cuando cumplía quince años, porque yo no elegí el día que nací.
–¿Algún TOC para declarar?
Sandra: Uy, yo tengo un tema con los horarios: llego muy temprano a todas partes, porque me molesta mucho estar apurada, ¡así que lo evito! Y no sé si es un TOC o no, pero cada minuto que tengo libre me pongo a jugar a un jueguito de cartas en el teléfono que se llama Spider.
Moria: ¡Yo re tengo! Desde chiquita que no puedo agarrar nada sin guantes quirúrgicos. Ni siquiera soy capaz de ordenar mi mesa de luz sin ellos. No puedo de otra manera. Después, nunca compartí mate ni nada de eso, porque pasar la bombilla me parece como compartir el cepillo de dientes. En ese sentido, y en el de que no doy besos, estoy re cubierta ante el coronavirus.
–Ya que lo mencionas, ¿tienen cuidados especiales en el teatro para no contagiarse?
Thelma: ¡Miles! Por un lado está la distancia de los espectadores, que tienen que firmar una declaración jurada antes de entrar a la sala del Multitabaris con tapaboca, después de ponerse alcohol y de que les tomen la temperatura. Y por otro está nuestro cuidado: nosotras en el escenario tenemos una puesta pandémica, con distancia. Todo lo que tocamos, como las copas, lo vemos marcado con distintos colores –el mío es el verde–, para que cada una use solamente eso. Además, no contamos con ningún tipo de asistente que nos ayude. Yo sé que llego y tengo que ocuparme de mi camarín, de colgar y descolgar mi ropa, de maquillarme y de dejar todo en orden para el otro día, porque nadie va a entrar a mi camarín entre una función y otra. Qué sé yo... Estamos rezando para salir ilesas (ríe).
–¿Por qué creen que la obra logra mantenerse vigente después de 30 años?
Nora: Porque es una comedia que habla de la amistad, de la más profunda y sincera amistad a pesar de todo: de los desencuentros, de las traiciones, de las peleas, de lo que sea. Y la amistad entre mujeres es maravillosa. Algunos dicen que no, pero yo creo que sí. De hecho tengo amigas de toda la vida, incluso de mi grupo del colegio en Quilmes.
–Mucha amistad, pero... ¿hay alguna que sea más bruja que el resto?
Sandra: (rompe el silencio) Me parece que cada bruja es bien bruja y cada una tiene la brujería según su personalidad. Moria es una especie de tanque que no para. ¡Tiene una energía...! No me la imagino a los veinte, pero ahora tiene una energía que te levanta, te mueve, te saca, ¡te todo! Nora es la simpatía total, el juego constante. Thelma es la paz y la belleza. María son las emociones. Y yo, bueno, yo paso la pelota... ¡y me divierto como loca!
"El otro día Graciela (Dufau), que esta vez no se sumó a la obra, me recordó una frase que dijo cuando empezamos: 'Las brujas son seres celestiales, porque si vuelan y andan por el cielo, ¡son celestiales!'. Y es verdad, somos celestiales. Fijate que la hicieron otras actrices, pero no tuvieron el mismo éxito. Se ve que es un traje que nos queda bien”, exclama Nora, con una seguridad que no deja lugar a dudas. Sólo le falta guiñar el ojo, pero una de sus compañeras, con una complicidad que quedará detrás de bastidores, lo hace por ella.
Por Kari Araujo
Fotos: Christian Beliera
Producción general: Mariano Caprarola
Asistente de producción: Sofía Esther Ortiz.
Edición de video: Cristian Calvani. Vestuario: Daniel Capri.
Make up y Peinado: Galo Sotto.
Productos Make up: Andrea Pellegrino.
Agradecemos a Las Juanas Night, Lovitta, Carmen Steffens, Nivel, Ropa Bella, Miguel Romano, Mabel Tamarit, Paul Varez, Terapia Peluquería y Maxi Cardaci.