Las secuelas que deja el alcohol a lo largo de la vida pueden ser enormes, especialmente para aquellas personas que lo consumen desde muy chicos o en gran cantidad y de manera sistemática.
Según indica una investigación a cargo de especialistas de la Universidad de Maryland, el consumo de alcohol podría aumentar las probabilidades de envejecimiento.
El alcohol afecta directamente al sistema neurológico, digestivo y gástrico. En ese contexto, la especialista endocrinóloga del Hospital Mont Sinay de Nueva York, Leslie Ludwing, confirmó que “a medida que se envejece se tiene menos agua en el cuerpo y, por razones que no están del todo claras, también se siente menos sed. Eso hace que las personas mayores sean más propensas a estar deshidratadas. Beber alcohol puede sacar más agua del cuerpo y aumentar aún más sus posibilidades de deshidratación”.
Además, el alcohol puede afectar la forma en que funcionan algunos órganos vitales y hacer que envejezcan más rápido. También puede dificultar el funcionamiento de los riñones.
De acuerdo a la confirmación de los médicos, el consumo excesivo de alcohol puede encoger las células cerebrales y provocar daño cerebral relacionado con el alcohol y ciertos tipos de demencia. Los síntomas pueden ser “la falta de juicio, organización o control emocional, dificultad para mantenerse concentrado y problemas de ira”.