Una de las misiones a Marte que se están llevando a cabo es la que está realizando el Perseverance, el robot enviado por la NASA. Aterrizó el 18 de febrero en el cráter Jecero para estudiar su clima, el subsuelo y las rocas. Hay gran expectativa depositada, sobre todo por lo que se podría llegar a encontrar. Sin embargo, los expertos coinciden en que no sería una buena noticia que el rover hallara vida.
Desde que comenzó la expedición, la sociedad, en cada rincón del mundo, se pregunta si Marte es un planeta habitable y de serlo, en qué condiciones se daría su habitabilidad. Otras de las cuestiones a descubrir es si fue habitado y si lo está en el presente. Son varios los interrogantes y las respuestas que no llegan.
Los expertos aclaran que cuando se habla de habitabilidad no se refieren a que el humano vaya y se construya una casa allí, sino a las condiciones geoquímicas y ambientales. Todo esto tendría que ser favorable para el origen y evolución de la vida. Justamente, uno de los objetivos de la investigación que está llevando adelante el Perseverance es sobre eso y sobre evidencia de vida microbiana antigua.
La ubicación del rover fue elegida estratégicamente. Allí se encontraron surcos similares a los que puede dejar un río que ya se secó. Sin embargo, los expertos aclaran que con eso no alcanza, sino que hay que buscar pruebas, puntualmente moléculas orgánicas, que darían indicio de vida, siempre y cuando sean biomarcadores válidos.
Allí surgen las dudas de los entendidos. Los estudiosos del tema, entre los que se encuentra César Menor-Salvan, de la Universidad de Alcalá, sostienen que de encontrar eso patrones, implicaría asumir que el metabolismo terrestre es universal. Si en Marte nunca hubo fotosíntesis con clorofila, nunca se encontrará la porfirina de Treibs como biomarcador.
“Si en Marte hubo vida las preguntas sobre el origen de la vida seguirían abiertas. Habría que replantearse y volver a entender el comienzo de la vida y su evolución”, destacan.