Más allá de lo que representa, Susana Giménez siempre intentó mantener a su familia a resguardo. Buscó que la fama que ella tiene no perjudique a sus seres queridos. En este contexto, su hija Mecha Sarrabayrouse y sus nietos, Lucía y Manuel Celasco, se transformaron en su guía. Son las personas a las que más cuida desde todo punto de vista.
En los últimos días, luego de vender en 4.6 millones de dólares La Tertulia, la mansión que tenía a 15 kilómetros de Laguna Garzón, en Uruguay, decidió invertir en obsequiar a sus seres queridos. Según informó Yanina Latorre, con parte de ese dinero le compró una casa en José Ignacio a Lucía Celasco por un millón de dólares.
Regalos de este tenor se vienen sucediendo desde hace mucho tiempo. Con el deseo de que su familia tenga comodidad y un buen pasar, su generosidad se multiplica. La primera en la lista fue Mecha, su hija. Hace casi una década le regaló un lujoso departamento ubicado en el proyecto inmobiliario One, en Punta del Este. En ese complejo Susana tiene otra propiedad de las mismas dimensiones: 212 metros cuadrados.
La diva llevó a su hija a la inauguración y allí le dio la sorpresa. “Por la fobia a la prensa no quería ir. La tuve que convencer porque era una sorpresa. No le podía decir el motivo por el que quería que vaya conmigo. Quedó fascinada con la sorpresa”, había dicho Susana en el 2010, luego de la compra.
A su nieto Manuel Celasco, que trabaja con ella en la producción de su programa, también lo premió de la misma manera. En agosto de 2013 le regaló un auto 0km para el Día del Niño. “Se lo merece, porque es el único de la familia que trabaja”, bromeó sobre el joven, entonces de 18 años.
